Muere en Barcelona Copito de Nieve, el único gorila albino del mundo

Copito de Nieve, el único gorila blanco conocido, ha muerto a las 6.40 horas de hoy en el Zoo de Barcelona como consecuencia del cáncer de piel que padecía, según ha informado hoy el Ayuntamiento de la ciudad. Los veterinarios y especialistas que atendían al gorila le practicaron una eutanasia para evitar una "agonía extremadamente dolorosa", según informó el alcalde de Barcelona, Joan Clos. La "difícil" decisión, según el presidente del Zoo de Barcelona, Jordi Portabella, se ha tomado tras evaluar el estado del gorila albino y ante la evidencia de que había entrado en un proceso de agonía irreversible.
El gorila, uno de los símbolos más importantes de la ciudad, se encontraba desde el pasado miércoles fuera de la exposición al público después de que en los últimos días hubiera empeorado su salud.
Al margen de la necropsia de rigor, el Zoo pondrá a disposición de diferentes entidades científicas el material de importancia genética y cerebral, principalmente, para profundizar en la "excepcionalidad" del único gorila albino del mundo y contribuir al conocimiento de la especie. Las entidades que trabajarán la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la Universitat de Barcelona (UB), el Institut Dexeus, el Institut Guttman y el parque científico del Zoo. Los restos que no sean necesarios para usos científicos se remitirán al Museo de Zoología de Barcelona, en el mismo parque de la Ciutadella, según explicó Clos.
El Ayuntamiento ya ha decidido editar todos los dibujos que los niños han dedicado a Copito de Nieve en los últimos tres meses y está previsto que se le dedique una plaza o una calle en la ordenación futura del parque de la Ciutadella, donde se instalaría probablemente una escultura del gorila, para la que se preparará un molde. Paralelamente, según explicó Portabella, se creará un "Espacio Copito" en Internet, y un "Archivo Copito de Nieve" para preservar todo el material generado alrededor del gorila. Asimismo, se convocará un "Premio Copito de Nieve" para las tesinas de bachillerato que se realizan en el ámbito del Zoo y una "Beca Copito de Nieve", con una dotación de 9.000 euros, para licenciados interesados en el estudio de los primates.
Copito llegó a alcanzar los 181 kilos de peso y 1,63 centímetros de altura, con una alimentación a base de frutas, verduras, leche y yogur desnatado. Sus cerca de 40 años de vida -muy superior a los 25 que suelen alcanzar en libertad- equivalían a más de 80 para un humano.
La peculiaridad de su albinismo le hizo siempre vulnerable a los rayos ultravioletas y, a pesar del esmero de sus cuidadores en procurarle zonas de sombra, el animal comenzó a mostrar problemas de piel en 1996. El cáncer de piel que provocó su muerte se le detectó en una exploración rutinaria en el año 2001, en forma de una llaga en su axila derecha. Aunque desde entonces fue sometido a tres operaciones quirúrgicas, los veterinarios no consiguieron que acabara de curar.
Copito de Nieve tomaba antes de su muerte un cóctel de antibióticos para evitar infecciones, antiinflamatorios para tratar el contorno de la llaga, antitumorales y antidepresivos. Estos últimos fármacos los tomaba antes del desarrollo del cáncer para mejorar su estado de ánimo y su conducta social con el resto de su familia aunque, según sus cuidadores, el gesto huraño del gorila se había suavizado tras ser operado de cataratas, que le impedía percibir su entorno con claridad.
En septiembre de 2003 el presidente del Zoo, Jordi Portabella, anunció la intención de no prolongar innecesariamente la vida del animal y no someterlo a una nueva operación para tratar la llaga, debido al dolor que supondría y que no ofrecía ninguna garantía de curación. El Ayuntamiento animó entonces a la ciudadanía a despedirse de Copito, en especial a los niños, a quienes se les garantizaba entrada gratis a cambio de un dibujo de homenaje.
También entonces, la dirección del recinto anunció que Copito se mantendría en las instalaciones a la vista del público hasta que sus condiciones lo permitieran y que sería incinerado tras su muerte, como todos los animales del zoo. Sin embargo, dada la excepcionalidad del gorila, Portabella avanzó que se le practicaría una necropsia para determinar la causa exacta de su muerte, al tiempo que se recogería material genético, tejido y material óseo para poder ser investigado en el banco de datos de ADN.
Copito era un gorila de costa, una especie integrada por unos 40.000 ejemplares, la mayoría de los cuales habita en Gabón, mientras que de Guinea Ecuatorial y Camerún casi han desaparecido. Otra de las especies de gorila, la de montaña -más conocida gracias a la labor de la primatóloga Diane Fossey- está aún más amenazada, con una población que no supera los 400 individuos.
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