La metodología que desmonta al Gobierno: una estadística sin trucos, basada en certificados de defunción

El Gobierno optó desde el primer momento por dar por válidos únicamente los datos de fallecimientos de aquellas personas que se hubieran hecho la prueba PCR antes de morir, y hubiera dado un resultado positivo. El resto no entró lugar en su estadística, aunque la información, como demuestra el INE, estaba ahí. Era cuestión de voluntad política usar un procedimiento u otro, a sabiendas de que el resultado sería claramente diferente. Reducir el número de fallecimientos a los que murieron tras la realización de una prueba médica resultaba, sin duda, menos alarmante que dar el dato global.

Desde la oposición se criticó la metodología que dio por buena el Gobierno desde el primer momento. De hecho, en las 18 comparecencias del ministro Salvador Illa celebradas en el Parlamento, el principal grupo de la oposición preguntó por la descoordinacion de los datos de fallecidos entre Ministerio de Sanidad, el INE y MoMo. Este tercer cómputo es el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) , que depende del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Ciencia que dirige Pedro Druque) y utiliza la información de mortalidad por todas las causas que se obtiene diariamente de 3.929 registros civiles informatizados del Ministerio de Justicia. A nivel nacional, estima dos periodos de exceso de mortalidad, que coinciden con las dos olas de la pandemia en España.

Hasta el 30 de noviembre, el exceso de mortalidad entre las dos olas ronda los 70.000 fallecimientos, lo que se sitúa en la línea de lo marcado por el INE y otros organismos que miden el comportamiento de la evolución de decesos durante este año en comparación con la media de años anteriores sin pandemia.