Suscríbete a
ABC Premium

Madrid fue escenario ayer de la primera manifestación autorizada de prostitutas

Medio centenar de prostitutas, camufladas con caretas y apoyadas por otras 300 personas de varios colectivos, se manifestaron ayer en Madrid para reivindicar los derechos de las meretrices y en favor de la convivencia con los vecinos. La primera concentración legal de hetairas en España no vivió incidentes, pero no pudo obviar alguna crítica al paso del «cortejo».

La expectación estuvo servida y también la polémica. Se esperaba mayor asistencia de prostitutas a la manifestación convocada por la Asociación Hetaira y secundada por  feministas, gays, Izquierda Unida y otros colectivos, pero al final no más de medio centenar de meretrices, casi todas camufladas, recorrieron las calles del Centro de Madrid, alrededor de la emblemática de la Montera. En total, más de 300 personas corearon lemas, algunos subidos de tono «Follar, follar es un servicio a la comunidad», «Ni víctimas ni esclavas, nosotras decidimos», y otros claramente conciliadores encaminados a apostar por una convivencia pacífica: «La calle también es nuestra y las prostitutas tenemos derechos».

En ningún momento de la concentración se produjeron incidentes -la vigilancia policial fue la normal en estos casos, se respetó el itinerario autorizado, aunque se invadió la calle Montera y, por tanto, se cortó el tráfico-, salvo alguna que otra crítica «ahora resulta que ellas son las trabajadoras y nosotros vivimos del cuento», decía un vecino y algún episodio de parodia. Un embozado chillaba a quien lo quisiera oír y clamaba al cielo que castigara a estas mujeres «Dios sabe que sois pecadoras», decía, sin encontrar ningún eco.

CARETAS ANTIFAMILIARES

Según la Asociación Hetaira-Agrupación Montera, convocante de la manifestación, a la concentración habían acudido mujeres que ejercen en la calle Montera, en la Casa de Campo y en la zona de Cuzco, si bien, algunas de estas chicas, reconocían que la mayoría eran de Montera. «Hoy nos hemos tomado el día libre, pero nuestros clientes lo entienden porque también apoyan nuestra lucha. Sólo queremos que nos traten como a seres humanos. Basta de humillaciones», explicaba Nereida, que ejerce en la citada calle. Ella no iba disfrazada, como casi todas. Varias meretrices con la cara cubierta por una careta de fabricación casera o embozadas con bufandas inacabables relataban por qué habían decidido semiocultarse. «No creemos que haya represalias de los vecinos ni de los comerciantes más de las habituales, que nos arrojen agua nos insulten y esas cosas, es que sabemos que las imágenes se van a ver en nuestro país (Ecuador) y no queremos que nuestros familiares nos puedan reconocer».

Y no mentían porque la otra parte del cortejo de las trabajadoras del sexo, la integraban una marea humana de cámaras y medios de comunicación de varios países; no en vano es la primera vez que las prostitutas «dan la cara» o al menos el cuerpo y se unen para reclamar sus derechos. Algún vecino les llamaba la atención: «No, si al final les van a poner una paga por el trabajito».

El colectivo feminista estuvo representando por varias asociaciones, tales como la Asamblea feminista de Madrid, la Fundanción Triángulo, Teólogas Feministas o Liberación. También hubo un hueco para los transexuales, con Transexualia y Chaperos Unidos, todos ellos en amalgama con los pocos políticos, todos de Izquierda Unida, que se sumaron a la manifestación. Unos y otros coincidían en que la mujer no se degrada por este trabajo, sino por las condiciones en que deben hacerlo. Desde IU se pidió que se convoque el Foro Municipal de la Prostitución para dar cobertura institucional a las negociaciones entre todas las partes implicadas. Lo que subyace en el fondo es un problema de convivencia en determinadas zonas de Madrid, cada vez más enquistado.

«NUNCA SERÁ UN TRABAJO DIGNO»

En el manifiesto leído al final de la concentración se dijo que la situación en Montera se ha vuelto insostenible, tanto para las trabajadoras del sexo como para el vecindario y los comerciantes. «Las continuas agresiones de las que somos objeto por parte de un sector de vecinos, así como el incremento del control policial, hacen que nuestro trabajo se desarrolle cada vez en condiciones más indignas». Achacan el problema al equipo de Gobierno municipal «que se ha negado a escuchar las reivindicaciones del vecindario y las nuestras». Los vecinos tampoco se han cruzado de brazos. Ayer insistían en que no están en contra de las prostitutas, sino de que trabajen en la calle. «La prostitución callejera no es ni será nunca un trabajo digno ya que la mujer se degrada públicamente. No es una activad segura para ninguna de las dos partes», insistían vecinos y comerciantes. Mientras, ellas ya anuncian nuevas movilizaciones si no se las escucha.  

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación