Compañeros del último viaje de Juan Pablo II
La plaza de San Pedro es un hervidero de peregrinos que se han acercado a la ciudad eterna para participar en la ceremonia de beatificación de Karol Wojtyla
La plaza de San Pedro es un hervidero de peregrinos que se han acercado a la ciudad eterna este fin de semana para participar en la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II. Aunque el cielo de Roma los ha recibido con un desapacible capote grisáceo, esto no ha sido impedimento para que cientos de personas se acercaran esta mañana a la basílica vaticana. A las emblemáticas fotografías que cuelgan de la columnata de Bernini y que recuerdan uno de los pontificados más largos de la historia, se ha sumado un ejército de paraguas de colores, capas de lluvia y ondeantes banderas, polacas en su mayoría.
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Una numerosa representación de la familia Siegrist ha venido desde Madrid. Llegaron ayer por la noche. Consideran la beatificación «un momento histórico» y se sienten «dichosos de poder vivirlo». Acompañaron a Juan Pablo II en su último viaje a Madrid en 2003. El Papa polaco «es un santo actual, hizo cercano algo que parecía tan lejano como la santidad», aseguran.
«¡No tengáis miedo!» es una de las frases más recordadas de Juan Pablo II
Javier Siegrist es párroco de la iglesia del «Santo Cristo de la Misericordia» en Boadilla del Monte (Madrid). Ha venido a Roma a acompañar a la familia, pero esta noche regresa a Boadilla «para estar con la parroquia». Seguirán la ceremonia desde una gran pantalla y después descubrirán el nuevo retablo, donde hay precisamente una imagen de Juan Pablo II. Javier destaca en especial dos mensajes del nuevo beato. El primero es una frase que pronunció en el aeródromo de Cuatro Vientos: «se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo». El segundo es la imagen de un pontífice exhausto en la última semana de su vida, una imagen que encarna «ese gastarse hasta el final».
Jaime, Inma, María, Belén y Fátima viene también desde Madrid. Son jóvenes y acompañaron al Papa en Cuatro Vientos . Ya han dirigido sus peticiones al nuevo beato. La frase de Juan Pablo II que mejor recuerdan es la que dio inicio a su pontificado: «¡No tengáis miedo!».
Esta petición a superar el temor es recordada también por las hermanas Alonso, que han venido desde Murcia con la Parroquia de San Bartolomé. Han viajado en autobús y están alojadas en Anzio, a una hora de Roma, pero para ellas todo esfuerzo es poco. Desde pequeñas han acompañado, junto con sus padres, a Juan Pablo II en muchos de sus viajes: Nueva York, Israel o París. Mañana acompañarán por última vez a un Papa que ha sido para ellas «como un abuelo».
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