César Nombela
¿Por qué son necesarias más vacunas contra el Covid?
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Más de 280 proyectos de desarrollo de vacunas contra el Covid aparecen registrados en las bases de datos mundiales. A día de hoy, más de 100 de ellos son vacunas en estudio clínico en seres humanos en el mundo. Además, excede de ... 180 el número de proyectos que investigan también nuevas vacunas contra esta infección, pero que aún no han alcanzado etapas de estudio clínico.
Sería absurdo pensar que todos y cada uno de los más de 280 proyectos de tratamiento preventivo de la covid darán lugar a una vacuna que se utilice en la práctica. La aprobación de cada una de ellas, por las agencias regulatorias responsables de dar la licencia correspondiente, exigirá grandes esfuerzos y notables inversiones , como ha ocurrido para las vacunas que ya se están administrando.
Muchas de las vacunas en estudio se quedarán por el camino , pero ello no resta mérito al esfuerzo de tantos investigadores. De alguna forma, todos los implicados contribuyen a un avance que se revela como algo excepcional. Lo importante es que cada proyecto, dentro de la variedad de plataformas vacunales, responda a una lógica científica basada en el conocimiento disponible. Se trata de avanzar hacia un producto seguro y eficaz, una vacuna que inmunice frente a la terrible pandemia que padecemos.
En España hay capacidad y competencia científico-técnica para plantear iniciativas de desarrollo de vacunas. En todo caso, conviene no olvidar que lo importante es disponer de vacunas adecuadas y que, aunque las que actualmente se utilizan no son perfectas , las nuevas que puedan surgir lo tienen ya más difícil. Necesitan mejorar una o varias de las características de la vacunas en uso, desde la eficacia a la facilidad de administración, desde la conservación al coste, etc.
El proyecto que dirige el Dr. Mariano Esteban en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), basado en su experiencia científica de muchos años, tiene un gran mérito como demuestran sus logros experimentales; se trata de una vacuna que protege al ratón y a animales de laboratorio, al inducir una inmunidad sólida, humoral y celular (es decir, anticuerpos y células del sistema inmunitario). Y todo ello, independientemente de que llegue a materializarse finalmente en una vacuna de uso en humanos.
La racionalidad de este proyecto se fundamenta en los logros de dos siglos de vacunación frente a la viruela . La erradicación de la viruela es el mayor éxito de las prácticas de vacunación. La OMS pudo declarar en 1977 que esta enfermedad había sido erradicada de la faz de la tierra, una infección que sólo en el siglo XX había causado 300 millones de muertes.
La vacunación frente a la viruela es tan antigua como lo que va desde el siglo XVIII hasta nuestros días, la famosa «expedición filantrópica Balmis», un proyecto español de principios del siglo XIX permanece como un ejemplo de iniciativa vacunal de carácter global. La vacuna de la viruela ha utilizado siempre un virus atenuado, que no es el que produce la viruela como tal, sino un virus relacionado. El médico inglés Jenner, el gran pionero de la vacunación, empleó el virus que produce lesiones parecidas a las de la viruela en la ubre de la vacas. La vacunación empezó con Jenner de forma totalmente empírica, con un virus vacuno, de ahí deriva el nombre. Naturalmente todo esto ocurría cuando aún faltaba mucho tiempo para que la existencia de los virus fuera conocida científicamente.
La vacuna frente a la viruela a lo largo de los siglos se efectuó con un virus relacionado, que ha recibido el nombre de virus vaccinia, del que hay varias versiones. Su administración se realizó por escarificación en la piel para inocular el virus atenuado y producir una respuesta inmunitaria, que se demostró protectora frente a la viruela. Esta vacunación se practicó con carácter general durante muchos años, logrando una inmunidad de por vida que fue la base de la aludida erradicación de la viruela.
El virus de la viruela y el virus vaccinia pertenecen al grupo de los llamados Poxvirus, que son de los más grandes y complejos que existen. Su genoma codifica unas 250 proteínas y la partícula vírica puede alcanzar las 300 micras de tamaño.
La vacunación con el virus vaccinia ha dado lugar a diversas formas de este obtenidas en laboratorio; la más reciente es la llamada Modified Vaccinia Ankara (MVA) que, como las otras, causa pequeñas lesiones en la piel al administrarse por escarificación logrando inmunizar. Con la erradicación la vacunación frente a la viruela se ha reducido notablemente, sólo se administra a personas en alto riesgo, incluso las que pudieran estar sometidas a un hipotético ataque terrorista.
Ello no obstante, se investiga activamente sobre el virus vaccinia, en concreto alguna versión del MVA, como posible vehículo para vacunar frente a otros virus. Con este propósito se han creado virus vaccinia recombinantes con HIV, zika, etc. El grupo de Mariano Esteban, con notable experiencia en todo ello, ha desarrollado en el último año una forma recombinante de vaccinia (MVA) que incorpora el gen de la proteína S de SARS-CoV-2 para vacunar frente a la Covid.
Esta vacuna se plantea para su administración por vía intramuscula r, lo que implica administrar un producto complejo con más de 200 genes que puede dar lugar a otras tantas proteínas. La forma del MVA que emplean tiene muy restringida su multiplicación, no obstante, es lógico que un protocolo de ensayo en humanos de esta vacuna sea examinado muy minuciosamente por las agencias regulatorias que lo hayan de autorizar. Procede decir que, aunque es muy reducida hay alguna experiencia de administrar el MVA , para vacunación frente a viruela, por vía intramuscular, si bien lo más común fue siempre vacunar frente a la viruela por escarificación. Hay un proyecto similar en Estados Unidos (Duarte, California) que ya ha alcanzado la Fase I de investigación clínica en humanos. Emplea también un virus MVA, recombinante con el gen del virus de la Covid, para administración intramuscular. Aún no se conoce nada de los resultados.
La vacuna del grupo de Mariano Esteban utiliza dos opciones como pautas de vacunación; una de ellas emplea el MVA recombinante con la proteína S de la Covid, la otra este mismo producto, pero junto con una versión de la vacuna de ADN, que lleva igualmente el gen de la proteína S de covid. Con ello, los investigadores logran una excelente protección, frente a la Covid, en ratones y en hámster (publicado en Journal of Virology https://doi.org/10.1128/JVI.02260-20. Incluso examinan los pulmones de los animales vacunados, tras someterles a infección por el virus SARS-CoV-2 para demostrar la falta de afectación respiratoria.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) es la competente para autorizar los primeros ensayos en seres humanos de esta vacuna. Sin duda examinará la documentación con detalle, pidiendo los datos que procedan. Así lo exige la seguridad de los voluntarios que vayan a participar en los ensayos clínicos. Pero, sea como sea, este proyecto ya ha producido datos de muchos valor, sobre la inmunidad frente a Covid, que servirán también para desarrollos futuros.
Otras vacunas españolas
Nos habremos de ocupar con más detalle. Ahora baste mencionar que el grupo del Dr. Luis Enjuanes, también en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), con una larga y amplia experiencia en coronavirus, trabaja desde el principios del pasado año en la modificación genética del virus de la Covid, el SARS-CoV-2. A través de la supresión de algunos genes de este agente, se plantea lograr un virus modificado, que ha perdido su virulencia, de manera que se pueda administrar sin riesgo por vía respiratoria. Los resultados indican que este virus atenuado puede inducir una inmunidad a nivel de la mucosa respiratoria, que vacune eficazmente logrando una inmunidad esterilizante, es decir sin que el virus tan siquiera se multiplique en el organismo vacunado. Otro éxito científico, que puede ser realidad como vacuna muy diferente de las que están en uso.
Otro proyecto español lo lidera el Dr. Vicente Larraga, en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CSIC), para desarrollar un producto sencillo: ADN complementario del ARN que codifica la proteína S de SARS-CoV-2, para administrar por un sistema de nanopartículas. De nuevo, se busca alguna ventaja, en este caso la mayor estabilidad del ADN, frente al inestable ARN que exige especiales condiciones para distribuir y administrar las vacunas de Pfizer/BionTech y Moderna/NIH lo que no ha impedido su empleo con el éxito que conocemos. Otros proyectos españoles, como los que se llevan a cabo en Cataluña (Irta/UAB) para obtener partículas similares a virus, con antígeno de SARS-CoV-2 buscan también una inmunización eficaz.
La investigación de vacunas en España tiene fundamentos sólidos. Las dificultades para movilizar inversiones milmillonarias, como las que se pueden requerir para ensayar las vacunas hasta las etapas de ensayos clínicos resultan sin duda más difíciles. Pero la exigencia permanece, las fases I, II y III culminan con estudios que requieren vacunar experimentalmente a decenas de miles de personas para cada vacuna. El progreso sin duda permitirá aligerar los requisitos, de manera que las agencias regulatorias puedan contar con elementos de juicio suficientes para considerar que un producto vacunal es seguro, eficaz y calidad con menor número de estudios. A ese objetivo sin duda contribuyen tantos proyectos de desarrollo de vacunas frente a Covid como los que están en marcha, en el mundo y en España.
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