En la mayor fábrica de vacunas del mundo: «Es posible erradicar el Covid con las vacunas bivalentes»
El Instituto del Suero de la India, que produce 2.200 millones de dosis contra el Covid y 1.500 para otras enfermedades, prueba vacunas contra las nuevas variantes con la esperanza de acabar con la pandemia
![La vacuna Covishield del Instituto, que es la de Oxford y Astra Zeneca, ha sido inoculada al 90 por ciento de la población de la India, donde se han administrado más de dos mil millones de dosis](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2022/09/09/instituto-suero8-R2KSMTqpwVYZjc3PwDKEfAP-1240x768@abc.jpg)
Al igual que en la mayor parte del mundo salvo Asia Oriental, donde están más habituados a ella, ya casi nadie lleva mascarilla en la India. Aunque este país fue el epicentro de la pandemia de Covid-19 en abril del año pasado por la ... aparición de la variante Delta y sufrió otro pico a principios de este por Ómicron, sus cifras diarias de contagios y fallecimientos han caído al mínimo. Frente al cerca de medio millón de casos y más de 5.000 muertes diarias durante las olas anteriores, ahora solo registra una media de 5.000 infecciones y 50 fallecimientos cada jornada. Unos datos muy bajos para una nación con más de 1.400 millones de habitantes, que pronto superará a China como la más poblada del mundo, y es la segunda en número de contagios tras Estados Unidos (44 millones) y la tercera en defunciones tras dicho país y Brasil (528.000).
Como se puede apreciar desde los abarrotados monumentos y mercados de Nueva Delhi hasta la frenética laboriosidad en las sedes informáticas de Bangalore, pasando por los concurridos festivales religiosos de Benarés y el tráfico infernal de Calcuta, la India ha recuperado la normalidad. Para ello ha sido decisiva, tal y como lucen con orgullo los carteles del Gobierno, la ambiciosa campaña de vacunación ordenada por el primer ministro Narendra Modi, que empezó en enero del año pasado y ha superado ya los 2.000 millones de dosis.
Dicho éxito no habría sido posible sin el Instituto del Suero de la India, una empresa privada que es el mayor fabricante de vacunas del planeta. A los 1.500 millones de dosis que produce y vende cada año para enfermedades como la polio, la difteria, la hepatitis o el sarampión, se suman los 2.200 millones de inyecciones para el Covid-19.
Ubicada en un parque industrial de 17 hectáreas en Pune, ciudad próxima a Bombay con una potente industria automovilística e informática, la compañía produce dos vacunas propias contra el Covid, llamadas Covishield y Covovax, y fabrica también la rusa Sputnik. Inoculada a más del 90 por ciento de la población india, Covishield es la misma vacuna de adenovirus modificado de chimpancé que la de Oxford y Astra Zeneca, con quienes el Instituto del Suero colaboró desde el estallido la pandemia. Por su parte, Covovax ha sido desarrollada con la firma estadounidense Novavax usando su tecnología de nanopartículas de la proteína espiga, la que infecta a las células, para generar la inmunidad.
MÁS INFORMACIÓN
Tras superar en un 'tuk tuk' (moto-taxi) las zanjas de las obras alrededor del aeropuerto de Pune, que colapsan el tráfico aún más de lo habitual, llegamos al Instituto del Suero y entramos en la mayor fábrica de vacunas del mundo. Bautizado en honor de su fundador, el parque biofarmacéutico Poonawalla se compone de dos campus comunicados por una carretera elevada alrededor de la cual se reparte un archipiélago de funcionales edificios de color gris, algunos de hasta once plantas y otros en construcción. Como apéndice de uno ellos, llamado Terminal 1, sobresale una réplica de un avión con una sala de reuniones, una de las pocas concesiones a la excentricidad en este sobrio polígono tecnológico. La otra son los setos con forma de caballos al galope que decoran el jardín con palmeras junto a una antigua y pequeña construcción de ladrillo marrón que alberga el primer laboratorio del creador del Instituto, el doctor Cyrus Poonawalla. Salvo estos detalles, todo lo demás se ve bastante austero. Ni siquiera los camiones blancos de la compañía, que lucen en el remolque su logotipo de una madre abrazando a su hijo, están profusamente decorados de guirnaldas al abigarrado estilo indio. Entre una maraña de empleados, los camiones cargan desde los almacenes los medicamentos que se van a distribuir por todo el país.
Frenética actividad
Previa desinfección de manos, y pertrechados con una bata blanca, mascarilla, un gorro de plástico para el pelo y fundas en los zapatos para no introducir ninguna partícula contaminante, pasamos la puerta de seguridad que conduce a los laboratorios. Visibles a través de un cristal, operarios enfundados de la cabeza a los pies con monos de protección se afanan en mezclar el suero en las máquinas que lo agitan arriba y abajo en movimientos lentos pero continuos. Mientras unos se suben a una escalera metálica para comprobar los paneles de los altos bidones que almacenan el suero, otros cargan cuidadosamente en sus manos con probetas que contienen muestras a analizar.
Ya en la cadena de empaquetado, los viales llenos de 5 mililitros, que dan para diez dosis, se etiquetan automáticamente y son revisados y guardados en cajas por una fila de operarios sentados en torno a una cinta mecánica. Tras el registro de cada lote con su etiqueta, salen camino de los almacenes, donde se conservan en salas frías a entre dos y ocho grados.
Terminado el recorrido por las instalaciones y el almuerzo a base de bufé en el comedor de ejecutivos, donde coincidimos con una delegación de empresarios occidentales, nos recibe el doctor Umesh Shaligram, director del Instituto y jefe de los equipos que desarrollan las vacunas y otros medicamentos. «Ya se puede ver que la pandemia empieza a ser una epidemia por la vacunación. No hay duda de que la agresividad del virus ha bajado, pero la transmisión ha subido. Con suerte, nuevas versiones de las vacunas nos ayudarán también a reducirla», se congratula tras soltarse la coleta que le recoge su oscura melena. Aunque reconoce que «la situación es cambiante», cree que «la vacuna del Covid será como la de la gripe o una combinación con ella», ya que «necesitaremos una dosis de refuerzo, al menos para las personas de alto riesgo como los mayores o los más expuestos al virus. Así conseguiremos disminuir su circulación y ampliar la inmunidad contra nuevas variantes».
Probada en Australia
A las puertas del otoño y el invierno en el hemisferio norte, cuando más se transmiten los virus, esa es la principal preocupación de los médicos y científicos, que han desarrollado vacunas bivalentes para prevenir el Covid y sus variantes. «En colaboración con Novavax, hemos creado una vacuna contra la variante BA.1 (de Ómicron), que está siendo probada en Australia y ha demostrado una buena y fuerte neutralización. Además, estamos fabricando y almacenando otra vacuna contra la variante que prevemos más contagiosa este otoño, BA.5, que probaremos en septiembre. Así dispondremos de vacunas bivalentes que, combinadas con la cepa actual de Wuhan, deberían darnos protección contra cualquier otra variante y ayudarnos a conseguir de verdad el objetivo de eliminar el Covid», anuncia con optimismo el doctor, quien también está trabajando en un fármaco intranasal como el del CSIC español.
Esa es la meta soñada: acabar con este maldito coronavirus. ¿Pero es eso posible o tendremos que acostumbrarnos a convivir con él? «Hay una posibilidad de erradicar el Covid-19 con una estrategia única que estamos tratando de comprobar. La clave es generar anticuerpos neutralizadores y creemos que las vacunas bivalentes funcionarán bien», explica Umesh Shaligram.
El problema, como se ha visto con Ómicron y sus linajes, es que surjan nuevas variantes que escapen a la inmunidad que ofrecen las vacunas. «Aunque es cierto que corremos ese riesgo, es altamente probable que una combinación de BA.5 con la cepa de Wuhan nos dé una amplia protección contra nuevas variantes. Además, yo no diría que las nuevas variantes de Ómicron, como BA.4 o BA.5, son más contagiosas y menos agresivas, sino que se han vuelto menos severas porque mucha gente está vacunada», defiende los programas mundiales de inmunización.
![Imagen principal - En la mayor fábrica de vacunas del mundo: «Es posible erradicar el Covid con las vacunas bivalentes»](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2022/09/09/instituto-suero6-U88740486121eoN-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - En la mayor fábrica de vacunas del mundo: «Es posible erradicar el Covid con las vacunas bivalentes»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2022/09/09/instituto-suero7-U18680301438WFW-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - En la mayor fábrica de vacunas del mundo: «Es posible erradicar el Covid con las vacunas bivalentes»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2022/09/09/instituto-suero1-U68117012525Ljv-278x329@abc.jpg)
Al efecto de las vacunas, el doctor Shaligram suma la «maduración de la afinidad del sistema inmunológico»: «Una vez que has enseñado a tu cuerpo con qué antígenos luchar contra la infección viral, aprende por sí mismo si hay una variación. Aunque este proceso lleva algo de tiempo, no necesitas una vacuna contra cada variante. Eso es lo que ocurrió probablemente con la tercera y la cuarta ola en la India, que la intensidad de la enfermedad se había reducido porque casi el 90 por ciento de la población desde los 18 años estaba inmunizada con la vacuna producida aquí en el Instituto del Suero».
Aunque el Covid está controlado en la India, nadie olvida la catástrofe que desató en abril del año pasado
Aunque el Covid está controlado en la India, nadie olvida la catástrofe que desató en abril del año pasado. «Delta era muy transmisible y tenía una fuerza extremadamente agresiva. Fue al principio de la estrategia de vacunación y, como todos los países, obviamente tratamos de cubrir inicialmente a la población de alto riesgo, como los sanitarios, para que el sistema no se colapsara. Empezábamos a poner las vacunas, que ya se estaban produciendo, pero Delta fue muy severa. Afortunadamente, pudimos fabricar volúmenes gigantescos y, para octubre o noviembre, habíamos producido en masa la vacuna y eso ayudó a inmunizar a todo el país», recuerda asintiendo con pena.
Covishield es la vacuna de AstraZeneca, pero el doctor Shaligram elude entrar en la polémica que llevó a su suspensión en algunos países por riesgo de trombosis. «Cuando sometes cada nueva tecnología a una mayor parte de la población, siempre verás alguna adversidad relacionada, como la miocarditis con las vacunas de ARN. Hemos tratado de superar esos efectos secundarios con una ligera modificación para que en el futuro no haya peligro de coágulos. Ahora mismo, el porcentaje es muy bajo, muy próximo a cero, pero estamos intentando reducirlo aún más», zanja la cuestión.
Para el futuro, pronostica que «esto va a ocurrir más a menudo simplemente porque la población ha explotado y los virus y bacterias necesitan que la población crezca primero. Además, hay un cambio climático y los virus y bacterias también se están adaptando a él. Al hacerlo, mutan y eso puede afectar a su capacidad de infección. Por supervivencia, cualquier cambio que sufran será un desafío para la Humanidad».
En caso de que eso suceda, y esta es la lección principal del Covid, propone que «debemos vacunar a toda la población de la Tierra en menos de seis meses. Entonces, todo el mundo tendrá los anticuerpos altos y no bajarán, por lo que el virus será eliminado fácilmente. Si solo se vacunan ciertas personas, los privilegiados, y otras siguen sin inmunizar, ese será el lugar donde el virus mute y reinfecte a los ya vacunados. Lo que esta pandemia nos ha enseñado es: ¿puedes fabricar 10.000 o 15.000 dosis y vacunar a todo el mundo en el tiempo más corto posible, para eliminar así la enfermedad y evitar una mutación y que surja una variante? Ese es el reto».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete