García Viejo, a ABC en agosto: «Estamos trabajando bajo mínimos»
El español que será repatriado en las próximas horas tras ser contagiado por el ébola explicaba las dificultades en su labor
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Manuel García Viejo es natural de Folgoso de la Ribera, un municipio leonés de 450 habitantes situado a 90 kilómetros de la capital, muy cerca de Ponferrada. Allí, donde viven dos hermanos, es muy conocido y querido por sus vecinos, con quien departía habitualmente en los cortos periodos que solía pasar en el municipio, procedente de África, aunque en los dos últimos años su paso por el pueblo se ha visto interrumpido.
«Un hombre bonachón y muy querido», dicen de él los habitantes de Folgoso, conmocionados al conocer que ha contraído el ébola y va a ser repatriado a España. Cuentan que hace algún tiempo volvió a su localidad natal para recuperarse de una enfermedad, «llegó muy delgado y demacrado», si bien retornó a su misión africana nada más recobrar la salud.
En Sierra Leona, a más de 3.500 kilómetros de su localidad natal, el sentimiento de amor y respeto a la labor de Manuel también es absoluto. Quizá por ello, como no podía ser de otro modo, su caso es fiel reflejo de la tragedia que asuela en estos meses la región . En conversación telefónica con ABC a comienzos de agosto, el propio Manuel ya denunciaba que los hospitales estaban «trabajando prácticamente a mínimos».
Entonces, no obstante, la crisis todavía se encontraba en pañales en Sierra Leona. En aquellas fechas, el misionero aseguraba que, en la localidad donde se encontraba -Lunsar, una ciudad al norte del país africano-, «aún no habían constatado un caso confirmado de ébola, aunque había que estar vigilantes».
Este misionero de San Juan de Dios vive en y por la orden que le ha visto crecer personal y profesionalmente. En ella estudió y con ella se formó como médico, pero enseguida sintió que su lugar estaba en África, donde lleva ya 30 años. «Siempre viene con lo puesto, sin nada, porque todo lo deja allí, y luego se lleva todo lo que puede para ayudar», dice un vecino, quien al conocer que ha contraído el ébola suspira: «Está dando la vida por los demás».
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