brote de ébola
Identifican los puntos débiles del virus ébola con más capacidad de adaptación
Los científicos han analizado el genoma del patógeno para predecir su comportamiento y diseñar nuevas armas contra él. Mientras, el número de casos aumenta de forma exponencial

Se redoblan los esfuerzos por frenar el brote de ébola que se extiende ya por cinco países y que ha provocado de momento 1.427 muertes. Mientras algunos centros sanitarios están «al límite de su capacidad», según Médicos Sin Fronteras, los laboratorios estadounidenses y británicos han publicado este jueves algo parecido a una «huella dactilar» del virus. Estos avances que han aparecido en « Science », podrían permitir predecir su comportamiento, diseñar nuevas armas contra él o mejorar las técnicas de diagnóstico.
Los científicos, del Instituto Broad del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y Harvard, han analizado el material genético del virus ébola que se extendió por Sierra Leona durante el mes de mayo, con el objetivo de identificar sus peculiaridades. Después de analizar 99 muestras de 78 pacientes distintos, han identificado 395 cambios (mutaciones) en sus genes, han reconstruido el origen de la cepa y han observado que el virus tiene mayor capacidad para transformarse que en las epidemias anteriores.
«Es el mayor brote de ébola conocido y se está expandiendo exponencialmente, con un período de duplicación de 34.8 días», explican los investigadores. Ante una situación así, han recurrido a modernas técnicas de secuenciación masiva para estudiar «el origen del patógeno, su dinámica de transmisión y evolución» y han compartido sus hallazgos con la comunidad científica de forma inmediata.
Los resultados indican que en el actual brote se están extendiendo diversas variantes o cepas del virus con pequeñas diferencias. También que el ébola «ha saltado» solo una vez desde su reservorio natural, el murciélago, hasta los humanos. Según explica a ABC Esteban Domingo, investigador experto en la variabilidad de los virus de ARN, como el ébola, «en los reservorios los virus no se multiplican tanto y por ello cambian menos», hecho que del que se valen los científicos para reproducir el árbol genealógico de estos microorganismos.
Así, los investigadores han propuesto que una primera variante llegó a Guinea en febrero y se unió a las que ya se encontraban allí. En mayo uno de sus descendientes extendió la enfermedad por Sierra Leona y en tres semanas se transformó en dos nuevas cepas. «A medida que el brote progresa, el número de linajes distintos se incrementa», explica a ABC Kristian Andersen, uno de los coautores del estudio. Por eso, con el tiempo irán apareciendo nuevas cepas con diferentes comportamientos y capacidades. Y por eso contener el brote es cada vez más importante.
Transmisión aérea del ébola
Incluso podría ocurrir que el virus pasase a transmitirse por vía aérea en lugar de a través del contacto directo. «Esto siempre es posible, sin embargo, creo que es improbable», considera Andersen. «Los virus están generalmente adaptados para infectar a tipos celulares particulares y tienen rutas de transmisión específicas. Cambiar estas características implicaría muchos cambios en el genoma que son improbables».
«El número de variantes les proporciona más capaciadad para adaptarse y producir epidemias», explica Esteban Domingo. «Incluso dentro de una célula, se ha demostrado que puede haber distintas variantes. Por eso hablamos de nube de mutantes o de estructura en cuasiespecies». Así, «la capacidad de adaptación del virus depende de la cantidad de veces que se multiplique. Es una cuestión de estadística».
Noticias relacionadas
- ¿Por qué es tan letal el virus Ébola?
- Así es la posible cura para el ébola
- ¿Qué es un virus?
- Descartan que el segundo paciente aislado en Barcelona padezca ébola
- Los seis pacientes con ébola que Occidente ha repatriado
- El director del CDC dice que el brote de ébola en Liberia es «aún peor de lo que se temía»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete