Piden 31 años de cárcel para el testigo protegido del caso Arny por un asesinato en Brenes
La Fiscalía de Sevilla además le acusa de intentar acabar con la vida de otras dos personas en este municipio en febrero de 2021
De testigo protegido del caso Arny a asesino reincidente
![Sánchez Barriga en el momento de su detención por los hechos de Brenes](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/06/14/sanchez-barriga-arny-RmFvpFrvrwonrngdYYw4oCL-1200x840@diario_abc.jpg)
José Antonio Sánchez Barriga se hizo famoso cuando era un menor de edad por estar detrás del testigo protegido número 1 del caso Arny. Fue dando nombres de sospechosos en aquella investigación por corrupción de menores. Desde entonces fue dando tumbos. Ahora, más de dos décadas después, se sentará de nuevo en el banquillo de los acusados por otro asesinato e intentar acabar con la vida de otras dos personas en Brenes en febrero de 2021. La Fiscalía le pide 31 años de cárcel.
A partir de este próximo miércoles 19 de junio un jurado popular enjuiciará en la Audiencia Provincial de Sevilla al 'Barriga'. Según el Ministerio Público, los hechos tuvieron lugar sobre las 20,30 horas del 5 de febrero de hace tres años, cuando el acusado se dirigió a una vivienda de Brenes donde se encontraban las tres víctimas, lugar en el que el encausado había estado trabajando el día anterior quitando la verdina de la azotea por encargo del fallecido, a quien conocía de prisión.
Tras entrar en el inmueble, el investigado se dirigió al jardín y cogió un calabozo (herramienta similar a un hacha que es utilizada para podar), dirigiéndose a continuación a la parte superior de la vivienda, lugar en el que se hallaban en una habitación el fallecido, su pareja y otro varón.
«Nada más entrar en la habitación, el acusado comenzó a discutir de forma acalorada con los allí presentes por motivos económicos y relacionados con las drogas, y con ánimo de causarles la muerte, golpeó con el calabozo en el cuello a la altura de la yugular» al finalmente fallecido, «quien se apoyó en la cama, boca abajo, de rodillas sobre los brazos», todo ello «a la par que les requería el dinero que habían cobrado y la droga que tuvieran».
La Fiscalía señala que, seguidamente, el acusado «fue de nuevo» tras el fallecido, quien estaba apoyado en la cama, y le propinó cinco o seis «fuertes golpes» con el calabozo en la cabeza, momento en el que la pareja de este varón trató de impedir la agresión, pero el acusado, «con idéntico ánimo, se dirigió hacia ella, le propinó un golpe con el calabozo en la cabeza, le rompió una copa de cristal en la cabeza, registró su bolso y se lo arrojó a la cara».
Después, el investigado «se abalanzó con el mismo propósito» sobre el tercero de los agredidos y le propinó un hachazo en la cabeza, tras lo que abandonó la habitación, dejando allí al varón fallecido en el suelo y a las otras dos personas malheridas. Al huir de la vivienda, el encausado se deshizo del arma homicida en el hueco existente entre el escalón y la puerta de la vivienda contigua.
En su escrito de acusación, la Fiscalía reclama para el acusado 15 años de prisión por un delito de homicidio y, por cada uno de los dos delitos de homicidio en grado de tentativa, ocho años de cárcel y la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 500 metros de las dos personas agredidas por tiempo superior en diez años al de la duración de la pena de prisión que resulte impuesta, así como a que indemnice con un total de 143.500 euros a la familia de la víctima y a las otras dos personas agredidas.
El Ministerio Público considera que, en ambos delitos, concurre la atenuante de anomalía o alteración psíquica y la agravante de reincidencia, ya que el acusado fue condenado por la Audiencia Provincial de Sevilla en sentencia firme de 29 de diciembre de 2005 a la pena de 15 años de cárcel por un delito de asesinato.
Su historial de sangre
Eduardo, como se hacía llamar durante la investigación del Arny, salió de prisión en 2020 tras pasar quince años entre rejas por su segundo crimen. Entonces acabó con un anciano de 72 años que había pactado con él mantener relaciones sexuales a cambio de dinero. Corría el año 2004 y Sánchez Barriga tenía 25.
Conoció a su cliente en un bar de las inmediaciones de Santa Justa y como detalla la sentencia de la Audiencia Provincial, ambos se dirigieron a un criadero de cerdos en San José de la Rinconada para practicar sexo. Hasta que una petición del cliente provocó una discusión que acabó de manera salvaje. Le destrozó la cabeza con un trozo de viga. Cuando Sánchez Barriga fue juzgado em 2005 estaba cumpliendo condena en la cárcel por varios robos violentos.
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