La historia del tatuador solidario con los enfermos de cáncer

Pero además de artista, es solidario y como se dedicaba a hacer 'microblading', es decir, tatuaje de cejas, en su estudio pensó que una forma de ayudar a las personas que padecen cáncer, sobre todo mujeres, y que pierden el pelo por el tratamiento, era recurrir al tatuaje para que recuperaran la expresión de su rostro.

«Creo que la parte psicológica es importante y mirarte al espejo y ver que tienes cejas puede ayudar, o al menos así lo veía yo y por eso me lancé a hacerlo de forma gratuita», explica este tatuador de Dos Hermanas. «De esta forma, el paciente puede tener menos complejo y ayuda a recuperarse», añade.

Al principio se pusieron en contacto con él varias personas que le pidieron cita y acudieron pensando que era un trabajo con su tarifa correspondiente. Sin embargo, él tenía claro que a quienes estuvieran enfermos no les cobraría, «bastante tienen ya», subraya. Una decisión que fue recibida con entusiasmo por esos primeros clientes que vieron una oportunidad de sentirse mejor en la lucha titánica contra la enfermedad.

«El trabajo de las cejas» –según cuenta–, suele durar una hora aproximadamente porque tengo que fijarme en la expresión de su cara, color y otros detalles para que sea lo más real posible. Después, hago como con todos los que acuden a este tipo de tatuaje, un repaso al mes y otro, a los seis meses. Y para estas personas las tres sesiones son gratis». Además, recompone areolas que, aunque el pecho suele ir tapado, una mujer se siente mejor si tiene todo como en su estado natural. Eso sí, aclara que antes de intervenir se asegura que ha pasado el tiempo estipulado por los médicos para poder actuar en la piel.

Lelio tiene una agenda completísima ya que cada vez es más conocido. Su reputación profesional le ha llevado a conseguir premios como el primero en la categoría de realismo en la convención de Jerez y un tercero, en la misma competición.

Su clientela procede principalmente de Dos Hermanas y de los municipios de los alrededores, aunque también han contactado con él de otros puntos del país y del continente europeo como Alemania.

Su forma de trabajar es similar a la de un artesano. Estudia al detalle los diseños, dibuja y luego los traslada a la piel con una paciencia infinita. Cuando se tratan de dibujos grandes, le dedica varias sesiones.

La mayoría de las personas que van a tatuarse saben lo que quieren y llegan con su dibujo ya debajo del brazo para que el tatuador se lo traslade a su piel. Pero Lelio afirma que siempre le da un toque particular para que lo que salga de su estudio sea único y no haya dos iguales.

Los tatuajes está muy de moda como se puede ver en la calle. Respecto a quiénes se tatúan, si los hombres o las mujeres, esta artista admite que no lo tiene claro aunque sí reconoce que quien acude a hacerse un tatuaje, vuelve . La profesionalidad y la solidaridad de Lelio es cada vez es más conocida y en su trayectoria calcula que puede haber realizado más de 10.000 tatuajes.