despido colectivo
«La fábrica de latas de Dos Hermanas llegó a tener más de 500 trabajadores en plantillas, éramos como una gran familia»
Jubilados de la factoría relatan sus vivencias y muestran su apoyo a quienes pueden quedarse sin empleo
La conocida como 'fábrica de latas' de Dos Hermanas plantea un despido colectivo
![De izquierda a derecha, Juan Luis Durán, Pepi Rodríguez y Pedro Rodríguez han trabajado toda la vida en la fábrica de latas](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/01/28/jubilados-fabricalatas-dh-Rw12xLeg6XukqqgBRNnKSzK-758x531@abc.jpg)
Pena e impotencia son los sentimientos que invaden a antiguos trabajadores de la conocida como 'fábrica de latas' de Dos Hermanas ante el planteamiento del cierre de la factoría. Ha sido una de las mayores industrias de la localidad, con un alto ... nivel de facturación y un importante número de clientes desde sus comienzos, allá por la década de los 60.
Muchísimos nazarenos han trabajado durante años en este centro de producción y, otros, en algún momento de sus vidas, de forma eventual. Además, ha habido familias enteras o miembros de unidades familiares que han desarrollado su vida laboral en esta fábrica. Ahora, tras conocer la noticia de la intención del despido colectivo y traslado de la producción a otro lugar sienten que se llevan parte de su vida y de la historia de Dos Hermanas.
Pepi Rodríguez Pérez entró a trabajar en el año 1967, cuando apenas lleva un par de años abierta la fábrica y ha pasado 37 años en la misma, hasta el momento de su jubilación. «Entré de operaria de envasado de latas y fue soldadora, prensista y telefonista. En este último puesto estuve 25 años», comenta. Sus inicios fueron en el envasado, de ahí que se conociera la fábrica como de latas aunque posteriormente se pasó a hacer tapas para terminar de envasar y había clientes internacionales como Hero, Bledina, Nestlé,… Desde verduras hasta conservas de pescado, aceitunas y un largo etcétera salía de Dos Hermanas al mundo. «La fábrica de latas era lo más en el pueblo», dice Pepi.
«Cuando me propusieron subir a las oficinas yo dije que no estaba preparada pero apostaron por mí y la verdad que lo agradezco. Te puedo asegurar que yo era feliz, años de felicidad en mi trabajo y entre compañeros y los jefes», continúa Pepi. Ella afirma que en los inicios había más de 500 personas en la plantilla y muchas más mujeres que hombres porque había empezado cierto descenso de la actividad en los almacenes de aceitunas y comenzaron a trabajar en la fábrica.
Su hermano Pedro entró en 1979 en la parte de administración. Trabajaba sobre todo con el tema de aduanas del material y en gestión y tramitación en cuestión de exportaciones, aparte de ocuparse de la logística de vehículos a nivel nacional e internacional. «Yo he estado muy contento allí, había buen ambiente. Consideraba que hacía bien mi trabajo y se estaba bien», recalca Pedro. «Y lo que se hacía en esta fábrica no se hacía en el resto de Europa por eso éramos pioneros y nos llamaban para muchos trabajos», añade,
Él cuenta que esta fábrica era puntera y se instaló aquí en una época en la que nacieron otras industrias como Imprenta sevillana, FEMSA, Cydeplast,… hoy desaparecidas todas. Y fue un 'boom' industrial en la localidad, una época de desarrollo y crecimiento.
Hermanos Durán Toscano
El caso de los hermanos José y Juan Luis Durán Toscano es muy curioso ya que su padre entró de los primeros en la fábrica y era el listero. José ha estado 41 años en la fábrica y hace diez que se jubiló . «Yo entré porque a mi padre le decían, a veces de un día para otro: busque usted para mañana a 25 personas que vengan a trabajar y claro, mi padre se lo decía a su familia, vecinos o se iba a la peña a buscar a gente,… Por eso entré», explica. Recuerda que había muchos trabajadores, mujeres y hombres, de la zona de las Casas Baratas, que estaba al lado y otros venían de más zonas del pueblo.
«Estudiaba en la Universidad Laboral, hoy Pablo de Olavide, y los meses de verano los pasé trabajando. Era el año 1972 y luego ya en 1973 crearon una nueva sección y ahí ocupé todos los puestos, desde peón a encargado. Esta parte se dedicaba al plástico que llevan las tapaderas», expone. «He estado en la fábrica estupendamente, estaba a turnos al principio y luego de mañana. Me consideraba un privilegiado y los compañeros nos llevábamos muy bien», matiza.
Sin embargo, comenzó a ver cierto bajón cuando trasladaron la fábrica de su lugar de siempre, junto a la autovía donde hoy se han levantado los pisos de Quintillo, a La Isla, ya que vendieron esos terrenos y se fueron a unas instalaciones de alquiler, algo que no cuadró a la plantilla.
Su hermano, Juan Luis, se jubiló en septiembre de 2023. Y como cuenta «yo he comido siempre de esa fábrica puesto que mi padre entró cuando tenía yo 4 años y luego seguí». Declara que recuerda cuando le llevaba el bocadillo a su padre, veía las fichas donde apuntaba los horarios de entrada y salida y había muchas más de mujeres que de hombres. «Él hacía el trabajo de ocho ordenadores porque controlaba los horarios, buscaba personal, hacía las nóminas a mano y pagaba a cada uno con los sobres», rememora.
En esa época estaba al frente de la fábrica Francisco Ascacíbar, y todos coinciden en que era 'el padre'. Y bien dicen el padre porque, según narra - y el resto de compañeros asiente- siempre hablaba de 'mis niños de Sevilla': «si había algo en otras fábricas del norte o del extranjero que no funcionaban, decía que la trajeran aquí que sus niños la arreglaban; algo nuevo para empezar a funcionar y que diera rendimiento, igual,… Confiaba plenamente en nosotros y él también se remangaba cuando hacía falta. Éramos para él los mejores trabajadores y siempre, siempre defendía a sus operarios. Fue quien montó la fábrica y siempre todos le respondimos bien».
Con nostalgia recuerdan momentos y anécdotas diarias cuando la fábrica estaba bajo su dirección y coinciden en lo bien que se trabajaba allí y el buen grupo que hicieron.
Caseta de feria
El buen ambiente y la familiaridad era tal que tuvieron una caseta en la feria de Sevilla y organizaban un almuerzo de Navidad allí mismo en la empresa que era «famoso» en la localidad. Le sumaban, tenían una fiesta de Reyes Magos y organizaban una cabalgata por las dependencias, con Sus Majestades, pajes,… y en esta participaban todas las familias, con los hijos, y allí recibían regalos de Melchor, Gaspar y Baltasar. Después, cuando la feria de Dos Hermanas se trasladó al mes de mayo, dejaron la de Sevilla y montaron una aquí, que sigue existiendo, y pertenece a los socios que formaron un club.
Juan Luis ha sido el último en salir de la fábrica -junto con otros tres compañeros- y sostiene que ha vivido momentos y épocas de todo tipo: «yo he sido litógrafo y hubo momentos de estar a tres turnos sin parar, con dos líneas a revienta calderas a estar con una línea, trabajar una semana al mes, parando compresores y pintando el suelo». «Hemos llegado a hacer con doce líneas de producción en la antigua fábrica mil millones de tapas en un año y unos 200 trabajadores; después, 860 millones con la mitad de líneas y de empleados». Eso sí, «Producción había y ha habido, y nuestros clientes querían las tapas de aquí porque eran caras pero con la máxima calidad», sentencia.
Ante la noticia del despido colectivo todos se sienten mal e impotentes porque la situación es crítica. Todos sienten que la 'fábrica de latas' ha sido su casa. Muestran su apoyo máximo, lo que hacían aquí era único y, de repente, puede desaparecer. a los trabajadores actuales y confían en que pueda haber una buena solución para ellos que pasaría por seguir trabajando y mantener a flote lo que ha sido y es historia de Dos Hermanas.
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