Anécdotas y vivencias de 34 años como médico rural en un municipio sevillano
El doctor Ángel López Hernanz, 'Donángel' para los vecinos de Cañada Rosal, ha escrito un libro en el que reivindica el trabajo cercano y comprometido de su profesión cuando se ejerce en un pueblo pequeño
La población anciana a su médico rural: «No me mande al hospital, por favor»
![El médico Ángel López, en la puerta del ambulatorio de Cañada Rosal, junto a la bicicleta en la que se desplaza](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/06/23/mdico-caada-rosal-RX0IzG4nPeaJVVM6bcX1xWP-1200x840@abc.jpg)
«Ser médico rural no es solo una profesión, es un estilo de vida». Esta frase está en la introducción del libro 'El paciente de la sierra mecánica y otras historias de humor y esperanza de un médico de pueblo', del doctor Ángel ... López Hernanz (Coripe, 1960). La frase es, en definitiva, la que define su contenido. Porque el autor no sólo recopila anécdotas y vivencias de los 34 años que lleva como médico de familia en Cañada Rosal, un pequeño pueblo de 3.300 habitantes de la campiña sevillana, sino que reivindica la importancia de una especialidad que incluye un compromiso con los vecinos: el de la cercanía.
Y es que Ángel López, o 'Donángel', como lo llaman los vecinos de Cañada Rosal, está siempre a su disposición. Tanto es así que en la puerta de su consulta, en el pequeño ambulatorio del pueblo, cuelga un cartel con su número de WhatsApp, correo electrónico, cuentas de Twitter e Instagram desde donde se puede acceder a cualquiera de sus perfiles personales, en los que mantiene una intensa actividad.
En ellos cuenta su día a día, ofrece consejos saludables y, en definitiva, reclama constantemente la medicina rural como especialidad. «Estamos acostumbrados y tenemos mucha experiencia en atender lo que denominamos todología, todo tipo de padecimientos y emergencias a cualquier hora sin recursos. Esto hace que aprendas mucho», explica.
Hace unos meses, debido a su actividad en las redes sociales, desde la editorial Esfera Libros le propusieron que contara su experiencia en un libro que salió a la venta el pasado 21 de junio. Él dice que son «historias enmascaradas basadas en hechos reales» conmovedoras, divertidas, que emocionan porque describen la realidad. La cercanía es para Ángel el calificativo que define la posición exacta de un médico rural.
En el pueblo donde lleva más de tres décadas ejerciendo, ha visto nacer y morir a pacientes, ha hecho amigos porque es un vecino más y su profesión lo condiciona a dar el máximo que puede a su comunidad. Y esto significa que ha atendido enfermos a cualquier hora del día o de la noche, incluso sin estar de guardia.
Un médico en bicicleta
Este trabajo ha supuesto la implicación de su propia familia cuando llega una urgencia al mismo zaguán de la casa donde Lola, su mujer, ha tenido que adaptarse y apoyarlo en momentos difíciles, con templanza porque, a veces, la vida de una persona está en sus manos. Un trabajo que le permite conocer a cada vecino y sus padecimientos más íntimos.
Cuenta que, incluso antes de que existieran los ordenadores, se sabía, no sólo nombre, apellidos y edad de los pacientes sino el número de la Seguridad Social. De hecho, con su bicicleta cargada con el maletín donde lleva todo lo indispensable para una primera atención sanitaria, recorre las calles del pueblo en busca del domicilio de un paciente que lo necesita en ese momento, sin preguntar la dirección porque sabe todo sobre su vida.
Ángel López estuvo en varios pueblos cercanos antes de acabar en Cañada Rosal. Es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y está acreditado en las competencias profesionales de su especialidad con el nivel de Experto por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Además, fue designado médico ilustre en la modalidad Asistencial de Atención Primaria 2019 por el Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Sevilla (RICOMS).
![Ángel López con su primer libro recién publicado](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/06/23/angel-lopez-libro-U45745432488Sok-624x350@abc.jpg)
Pero el título que más lo reconforta es ser «médico rural», una especialidad con su especial idiosincrasia que implica atender todo tipo de pacientes, de todas las edades y con padecimientos tan diversos que, los médicos que la ejercitan, acaban siendo expertos sobre todo en humanidad.
En un tuit que escribió este mes decía: «Ayer tuve que atender a una señora en su domicilio por una afección cardiovascular. Me tuve que llevar en nuestra ambulancia a su marido con demencia, no tenía otro apoyo familiar más que la enferma. Cuando llegué al hospital dije: traigo dos pacientes. Fue algo conmovedor y triste».
«Milagro»
Ahora el médico ha recopilado en un libro este tipo de anécdotas, algunas muy divertidas, y otras que él mismo, un hombre de ciencia, califica de «milagro». Como aquella vez que llegó el padre de una niña de 14 años a la consulta cuando estaba a punto de salir para hacer una guardia al Hospital de La Merced de Osuna.
«Ocurrió hace muchos años, aunque iba tarde me pasé a verla. Su médico la había visto por la mañana y recetado antibióticos y otros analgésicos, le dije que siguiera tomándolos pero me llamó la atención una manchita en su cuerpo. Cuando ya estaba entrando en el coche para irme, me volví, fue una corazonada. La mandé al hospital, llegué detrás de ella, estaba en el triaje y se había llenado de manchas. Pasó a la UCI y después de varias pruebas, dejó de respirar. Se salvó porque había un equipo médico cerca. Me tocó decírselo a la familia». Melani está hoy casada y con hijos, invitó a su boda al doctor que le salvó la vida guiándose por una intuición y el compromiso con sus vecinos.
El libro también reúne algunas de sus anécdotas más divertidas. Para no hacer spoiler sólo adelanta pequeños títulos, como el caso de las verrugas vivientes, embarazos insospechados, pelusas colosales en el ombligo, padres de niños con poderes, exorcismos de madrugada. En este momento, Ángel no puede dejar de contar la anécdota de la paciente que llegaba a su consulta, con cita o sin ella, para cantar sevillanas o pasodobles a la espera del aplauso del doctor.
O aquella vez en la que su profesión le planteó el peor desafío de su vida: atender a su propia hija con 18 años en parada cardiorrespiratoria a causa de un traumatismo grave. «Fue mi segunda graduación profesional y lo que marcó mi vida. Cuando llegué a mi casa, todo el pueblo estaba esperando en la puerta, mirándome». Acabó bien pero el doctor López asegura que, desde entonces, «no me altero en las urgencias».
Actualmente trabaja con otros dos compañeros más y tres enfermeros, un profesional más de cada especialidad con respecto a los que había hace unos años. Siguen atendiendo las urgencias de tres núcleos poblacionales: Cañada Rosal, El Campillo y La Luisiana donde se enfrentan a todo tipo de padecimientos, dolencias y accidentes con pocos recursos. Situaciones que pueden darle contenido para otro libro, pero de momento hay que leer el primero.
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