el saucejo
Los últimos talabarteros de la Sierra Sur
Cuatro generaciones contemplan a la última guarnicionería de El Saucejo, centrada en correajes y sillas de montar únicas

La reputación de las guarnicionerías de El Saucejo ha sido muy valorada por todas aquellas personas que han necesitado de los servicios de esta antigua profesión. Han pasado casi dos siglos desde que la localidad comenzará a destacar por este tipo de artesanía que tiene el cuero como su principal materia prima y que se encarga de la elaboración de sillas de montar, arreos para las bestias de carga -o albardas- y aparejos para el trabajo con mulos y animales de tiro e incluso botas.
A sus 88 años, Alonso Sánchez sigue al frente del último negocio de este tipo que se mantiene abierto en la localidad. Sentado en su silla elabora con paciencia de talabartero una cabezada para un caballo y recuerda cómo fueron sus comienzos cuando sus padres le enseñaron la profesión, con tan sólo 15 años. Por suerte para esta profesión centenaria su hijo Manuel y sus nietos Manuel María y Mario, de 23 y 18 años, perpetúan el trabajo que sus antepasados comenzasen en 1875.
«Con 6 años, como era muy pequeño y todavía no sabía hacer demasiado comencé cuidando algunos cerdos, ya un poco mayor mis padres me enseñaron a hacer las cosas más sencillas relacionadas con la guarnicionería».
Desde entonces hasta hoy se ha convertido en todo un maestro en el arte de trabajar el cuero, y tras transmitirle su conocimiento a su hijo Manuel, ahora son los nietos los que han comenzado con una periodo que muchas profesiones parecen saltarse, la de aprendiz. El mayor, Manuel María, es capaz de hacer una montura en una semana, mientras que Mario, el más pequeño, realiza ya algunas de las tareas más sencillas, como hiciese antes su abuelo y su padre Manuel.
Todos se complementan como una pequeña cadena de trabajo en su local del centro de El Saucejo. Eso sí, como afirma Manuel María «manteniendo algo que también se ha perdido en muchos negocios, los vecinos se pasan por el taller para saludarnos o charlar con nosotros mientras trabajamos». La prueba la puede dar José Vicente Gómez, un joven saucejeño que pasa el rato en la guarnicionería mientras disfruta en primera persona de los últimos acabados que Manuel María da a su silla de montar.
Alonso no descansa, ni lo hará, hasta que no finalice el trabajo que tiene entre manos. Eso no le impide asegurar que «la profesión de guarnicionero ha sido siempre muy valorada por la calidad de los productos». Y recuerda como cuando era joven lo habitual era que varios de los trabajadores se desplazaran a algún cortijo donde se quedaban una semana para reparar o hacer nuevos aperos para el trabajo en un cortijo. «Nos preparaban una habitación con camas y nos daban la comida durante el tiempo que estuviéramos. Además nos podíamos asear». Eso que puede parecer hoy en día algo intranscendente era entonces una clara muestra del valor de sus servicios.
Su hijo Manuel confirma que la profesión sigue manteniendo ese prestigio. «Nuestra clientela nos conoce, sabe la enorme diferencia que hay en la calidad, la comodidad y el tiempo que durarán nuestros trabajos en comparación con los que se hacen a nivel industrial».
Y si bien la aparición de la maquinaria agrícola y los tractores supuso un gran varapalo al sustituir a los animales en el trabajo agrícola, la difusión de los deportes y la afición al mundo del caballo supusieron un nuevo horizonte que se mantiene de forma activa en la actualidad. De hecho su trabajo llega a toda España, Bélgica, Alemania, Italia y Holanda.
El valor de la profesión de guarnicionero llega también al mundo de la lingüística. Como muchas otras profesiones antiguas dio origen o difusión a muchas palabras que no se perderán mientras existan guarnicioneros. Herramientas y aparejos conforman un micromundo que incluye albardas, cuchilla de media luna, cabezadas, atajares, jáquimas, zahones, leznas, palmete o el curioso guante de guarnicionero. Manuel María y Mario no sólo perpetuarán esta profesión, sino también el uso de estos vocablos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete