El zapatero octogenario que mantiene viva la esencia de la soleá en Villanueva del Ariscal
Manuel Márquez, de 84 años, zapatero desde hace 70 años, es uno de los cantaores míticos de «La soléa de Triana»
La localidad aljarafeña de Villanueva del Ariscal acoge entre sus gentes uno de los últimos eslabones del flamenco en su estado más puro. Con 84 años, Manuel Márquez «El Zapatero», aunque se considera «un cantaor semi profesional», es un claro referente para la historia del cante flamenco.
Zapatero, de profesión, y cantaor de devoción, así se define Marquez, que cuenta cómo siendo joven, cuando iba a su campo, que se encontraba junto a las vías del tren, al final del término municipal de Villanueva, escuchaba ilusionado el gramófono de su vecino Rafael Moreno, al otro lado de la vía. «Cuando escuchaba los cantes de Vallejo, Manuel Torre, Antonio Mairena o La Niña de los Peines, me sentaba en el andén, porque apenas pasaban trenes, y me ponía a escuchar y a cantar. Ahí fue cuando surgió mi afición», cuenta.
En 1944 y con tan sólo 14 años entró a trabajar como ayudante del zapatero Luis Herrera. «Es curiosa la anécdota porque yo iba para carpintero, pero en aquella época se fabricaban allí los ataúdes y dos chavales que eran mayores que yo, me cogieron y me metieron en un ataúd, cerrándome la tapa. En ese momento pegué dos patadas y eché a correr y no he vuelto a poner pie en una carpintería», comenta riendo Márquez.
A los pocos días fue a llevar unas botas a Luis Herrera, y le propuso aprender el oficio, y así fue como Márquez se formó en la profesión que ya lleva desempeñando más de medio siglo.
Con varios discos editados, el primero de ellos en el año 1983, tiene una trayectoria profesional en la que ha estado rodeado de grandes figuras del mundo del cante.
Recientemente, dos profesores han escrito un libro en el que relatan todas sus vivencias del flamenco, con figuras como Niño Segundo, El Sordillo de Triana, El Teta, o Manuel Oliver, con los que ha cantado mucho tiempo.
Pero sus mejores recuerdos están en el barrio de Triana, cuando en la calle Alfarería, se abrió la tertulia «La Soleá de Triana», lugar donde acudían todas las figuras del cante y el artisteo, creada por Paco Parejo, también conocido por Paco «el diente». Por allí pasaron figuras como Antonio el Arenero, Naranjito de Triana, o Antonio Mairena, figuras con las que compartía una gran amistad.
Su pasión le hizo conocedor de todos los matices soleareros de todas las tabernas con aire flamenco del barrio de Triana y ahora ha sacado su último trabajo en el que así lo recoge y que lleva por nombre «Los Cantes de Triana según Márquez, El Zapatero».
«El cante de hoy en día se encuentra algo adulterado, porque ya no se siguen los patrones de antaño, quieren cambiarlo de forma, y esa gente no dejará huella en la historia, porque el flamenco que es bueno tiene que seguir siendo el de siempre, no se puede cambiar», lamenta Márquez.
Reconocimiento local
En su pueblo es una de las personas más queridas, que le han dedicado en su honor una plaza con su nombre, y una estatua con la figura de una máquina de coser. «Me han reconocido en vida lo que yo he hecho en mi pueblo, y estoy muy agradecido por ello».
Durante 17 años ha organizado la Semana Cultural en Villanueva de Cantaores, además de organizar distintos eventos para las Hermandades, y actuaciones en colaboración contra el cáncer. «He inaugurado peñas flamencas en Tomares, Olivares y Aznalcóllar, y es que siempre que he podido, allí he estado, porque disfruto mucho haciendo lo que me gusta», comenta Márquez.
Ha viajado por toda España e incluso ha estado hace poco en Nimes. «Todavía tengo voz para ir a cantar aljarafe-villanueva-zapateroy para ir donde haga falta, mientras yo me encuentre bien», cuenta, orgulloso.
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