Fernando Aguado, tras la restauración del Señor de las Penas de San Vicente de Sevilla: «Se han recuperado facciones perdidas»

Una larga espera ha llegado a su fin. El Señor regresa resplandeciente, irradiando luz y solemnidad, para recibir las oraciones de sus hermanos, quienes, con profunda devoción, han añorado su presencia durante todo este tiempo. Tal es así que muchos de sus hermanos, movidos por la emoción y la fe, han marcado este día como una cita ineludible para estar junto a Él, en un encuentro cargado de espiritualidad y fervor.

El Señor de las Penas se presenta ante los hermanos y fieles con la túnica que portó desde que fue creado en el desaparecido convento del Carmen, una obra recuperada en 2018 que solo estaba concebida para retablo y no para salir a la calle, como así está ideada también esta imagen, donde solo tenía bordada su parte delantera. La pieza de finales del siglo XVIII era intervenida por el taller malagueño de Salvador Aguilar y Manuel Mendoza, la que aparece en el azulejo de la parroquia de San Vicente. De estilo rococó, tiene una cenefa que alterna rocallas y flores zigzagueantes, adornadas por un entramado de flores y raspas con cristales antiguos, mingos, canutillos, lentejuelas y abalorios.

Las labores de restauración de la imagen han consistido en una intervención profunda, abarcando el soporte, la estructura y la policromía, con especial atención a la peña que, junto a la talla, forma una sola pieza. Esta presentaba un estado deficiente debido a la pérdida de funcionalidad acumulada desde su última salida en Semana Santa, sin que se hubieran podido abordar previamente los problemas de conservación.

En el marco de las labores de restauración realizadas por Fernando Aguado sobre el Señor de las Penas, se han retirado las telas encoladas y estucadas que cubrían la imagen, permitiendo recuperar la esencia original de la talla. El titular de la hermandad de San Vicente ha recuperado sus tonalidades originales, cuidadosamente reconstruidas durante el proceso. Asimismo, se ha procedido a la extracción de todos los elementos metálicos superficiales, devolviendo a la obra su autenticidad y asegurando una conservación más adecuada.

Por otra parte, la restauración también ha abarcado los restos de la túnica original tallada de la imagen, respetando en todo momento su concepción artística. Además, se han resanado los ensambles del rostro, pies y manos, que presentaban un notable deterioro. Estas uniones, previamente cubiertas de yeso, dificultaban evaluar el alcance real de los daños, por lo que su tratamiento ha sido esencial para garantizar la estabilidad y conservación integral de la talla.

Como evidencian las imágenes y puede admirarse a simple vista, el Señor de las Penas ha recuperado la policromía original, oculta durante años bajo capas de barnices y repintes, algunos de los cuales databan de antes del siglo XIX. Este proceso ha sido posible gracias al análisis técnico realizado por la empresa Sanit Arte, que confirmó la autenticidad y el estado de los estratos subyacentes, permitiendo una intervención respetuosa y precisa.

Asimismo, la corona de espinas del Señor ha recuperado su color original, y vuelve a lucir con 90 espinas. De estas, algunas han sido añadidas para reemplazar las que se habían perdido con el tiempo y todas son de nueva factura.

En cuanto al sistema de unión, se ha sustituido el sistema de unión de la mano izquierda del Señor, garantizando la restauración de la anatomía y el soporte adecuado para la imagen. Además, se ha mantenido el sistema de sujeción de las tres cruces utilizadas por la imagen, tal y como se acordó previamente por la comisión de seguimiento.

Es de destacar cómo el Señor de las Penas cuenta nuevamente con facciones perdidas, como la sangre derramada por la frente, las orejas y el cabello, que en algunas zonas se pensaba que formaban parte de la corona de espinas. Esta restauración ha devuelto la expresividad característica de un Cristo vivo, al que parece que la emoción y el sufrimiento se reflejan en cada detalle de su imagen.

Jesús de las Penas es una talla anónima de talla completa del siglo XVII atribuida a Pedro Roldán. Unas de las últimas restauraciones acometidas al Señor la realizó Rafael Barbero Medina en 1980.