EN CUARENTENA
«Feliz Cuaresma»
Como todo se pega menos lo bonito, ahora se ha puesto de moda la maldita costumbre de felicitarse la Cuaresma, que es o debería ser tiempo de penitencia, ayuno y oración
Como todo se pega menos lo bonito, ahora se ha puesto de moda la maldita costumbre de felicitarse la Cuaresma , que es o debería ser tiempo de penitencia, ayuno y oración. Por las redes sociales circulaban el miércoles mensajitos tan bienintencionados como teológicamente disparatados en los que unos y otros se deseaban lo mejor para los próximos cuarenta días. «Feliz Cuaresma» y se quedan tan panchos. Claro que en el pecado llevamos la penitencia los articulistas que tanto hemos ponderado las vísperas del gozo como más importante aun de lo que ha de venir. No es extraño cruzarte con el tipo cenizo que en Heliópolis o en Padre Pío te dice muy compungido: «Esto se acaba, amigo». Antes por lo menos se esperaban al Domingo de Ramos cuando te los encontrabas en el Salvador con los niños correteando por la «rampla» arriba y abajo mientras sus padres aguardaban la cola para entrar a la colegiata. Dios, qué manía con robarle días al calendario y qué plastas resultan deseando felicidad en un momento de mortificación de la carne: ni que se hubieran pasado todos al masoquismo y encontraran apetecible los cilicios y las disciplinas.
Probablemente, quienes se intercambian deseos de «Feliz Cuaresma» no sepan que lo que hay que felicitarse en realidad es la Pascua. Florida que le llaman por estas fechas para diferenciarla de las dos pascuas invernales: las de la Natividad y la Epifanía. Feliz Pascua de Resurrección que, como diría San Pablo, es lo que le da sentido a la fe del cristiano . Pero para llegar hasta entonces, todavía habrá que escuchar esa otra variante de la imbecilidad que es felicitarse la Semana Santa como quien se desea lo mejor para el Año Nuevo. Que como todo el mundo sabe en Sevilla arranca el Viernes de Dolores.
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