en cuarentena
Primavera trompetera
La melancolía es la trampa en la que caemos cuando sabemos que el tiempo que viene ya no será nuestro
Programa de la Semana Santa de Sevilla 2025
Oye chaval, perdónanos porque a veces se nos va la pinza pontificando sobre lo inmejorable del tiempo pasado. La nostalgia es parte importante de este torbellino de emociones en el que nos mete Sevilla en Semana Santa. La melancolía es la trampa en la que ... caemos cuando sabemos que el tiempo que viene ya no será nuestro. Es un ejercicio inútil de resistencia, pero nos reconforta revivir. Y en esas nos da por despreciar el tiempo actual, la coyuntura sobre la que navega la eternidad de este milagro de nuestra celebración. Tanto, incluso, que a veces no estamos predispuestos a su disfrute sino a la queja y a la incomparecencia, en un pecado mortal de ingratitud a lo que se nos ha otorgado. Eso cuando no nos da por declararnos profetas del apocalipsis para aventurar teorías sobre cómo todo esto se irá al traste en poco tiempo, desconfiando no ya de las jóvenes generaciones y de las venideras, sino de la mismísima providencia divina que nos ha permitido conservar todo esto por los siglos de los siglos, amén.
Los mayores corremos el riesgo de ensimismarnos, tanto como esos cofrades sin edad que todo lo ven desde el prisma de la Semana Santa y obvian el contexto que la rodea de un mundo cambiante que nos obliga a la adaptación permanente para que no haya una disrupción. Son esos que cuando escuchan 'La primavera trompetera ya llegó' piensan en las bandas de Cristo. Mira, lo de la música es un buen ejemplo de lo que estamos hablando. Fíjate cómo vuelve lo clásico y el viento se lleva lo liviano. Sólo hay que esperar a que el tiempo decante lo que verdaderamente suma a lo trascendental, lo que no se te olvidará. Porque como los hartibles no tienen edad, tampoco la tienen los histriónicos que quieren pasar a la posteridad imponiendo modas, tan pasajeras como nuestras vidas, en la formidable historia de la Semana Santa. Desconfía de los nostálgicos porque no te hablarán de las miserias de antaño, como yo desconfío de los advenedizos.
Yo tengo un remedio cuando me ataca la melancolía o el cansancio, cuando me tienta el pasado o me indignan las modas. Me voy a ver al Cristo de la Vera-Cruz, a que me caigan encima sus siglos. Mira, su hermandad se fundó en 1448, pero la que hoy conocemos es más joven que la abuela. ¿Sabes que fue la primera en la que salieron nazarenas?
Yo sé que te gusta que te cuente estas cosas, como tú sabes que me encanta que vengas conmigo a ver los pasos. No dejes de hacerlo, para que me enseñes Sevilla cuando ya no sea capaz de entenderla.
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