En Cuarentena
Yo soy
Cuántos hoy en las cofradías y todo los satélites que giran en torno a las mismas han osado en levantarse como el centro de todo, el primero o rozando la irreverencia se erigen en 'Ego sum'
Programa de la Semana Santa de Sevilla 2025
La Biblia siempre tiene un mensaje de actualidad, aunque a algunos le parezca más de lo mismo. Escuchando la lectura del Libro del Éxodo de ayer uno se pregunta irremediablemente cuántos hoy en las cofradías y todo los satélites que giran en torno a las ... mismas han osado en levantarse como el centro de todo, el primero o rozando la irreverencia se erigen en el 'Yo soy'. Recuerden: Dios le dijo a Moisés: «Yo soy el que soy». Y Él añadió: «Diles esto a los hijos de Israel: 'Yo soy me ha enviado a ustedes'». Primero fue Dios Padre. Después fue su Hijo quien se presentó en todo su ser. 'Ego Sum', como reza a los pies del Señor del Soberano Poder ante Caifás, que cumple medio siglo de vida en el barrio León con el izquierdo por delante.
Pero la dimensión y la relevancia que han cobrado las hermandades en todas las esferas de cualquier sociedad, desde la más bulliciosa capital hasta el más tranquilo pueblo, obliga a detenerse en las palabras de Dios a Moisés o de Jesús ante los sumos sacerdotes. Cada mañana una bofetada de realidad agrieta la Semana Santa, aunque uno es de los que piensa que siempre hay rayos de esperanza y esas fisuras, como el tren de borrasca que nos está agobiando esta Cuaresma, son pasajeras, aunque hirientes a la par que preocupantes. En qué manos estamos. Es la cuestión que martillea sin descanso. Si los políticos que sufrimos son reflejo de la sociedad que vivimos, no podríamos esperar nada distintos en las cofradías.
La antesala de la Cuaresma la quebró la situación, esperada por muchos pero no por ello deseada, de una junta gestora en los Panaderos. Si muchos hubiesen apartado el 'Yo soy' por el nosotros, otro gallo hubiese cantado en Orfila. Pero no todo empieza y termina en la corporación del Miércoles Santo, en el sindicato del 'yosoy' cofradiero hay muchos afiliados: ese capataz por encima de la propia imagen, hermandad y cuadrilla. Una cosa es la jerarquía con tus hombres, y otra cosa bien distinta es la sumisión con la alternativa de la calle. Los costaleros, aunque sea en el plural, 'Nosotros somos', también sufren este síndrome.
Al lector, casi sin pestañear, se le vienen más figuras a la cabeza: miembros de juntas, bandas, algún pastor, y de la última hornada apunten los vestidores, manos que se sirven de las imágenes en lugar de agradecer poder ponerlas a disposición de las sagradas tallas. Hay más figuras pero no más texto. Por suerte, y por el bien de la Semana Santa, esto no es una situación generalizada, más bien una advertencia. Cuando escuchen un 'Yo soy', manden una alerta al móvil.
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