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en la piel

Dos extraños

Dios siempre deja cebos. Y en este caso fue la estampa que estaba mirando su hijo

Francisco José López de Paz

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Han pasado tantos años que ya ni se reconocen. Él era el típico niño del barrio señorial que había hecho lo mismo que todos sus colegas del colegio, acercarse a la cofradía e implicarse en ella. La casa de hermandad no sólo era el lugar ... de encuentro o el sitio en el que quedar por la tarde fuera cuaresma o no, para limpiar la plata o simplemente para citarse con los amigos. La cofradía era la pandilla, el primer traje, la niña a la que le coges la mano, la gente con la que te ibas a ver la primera Semana Santa sin tus padres. Pasa la vida, y el niño se convierte en adolescente, el adolescente en joven y el joven en universitario. A medida que iba creciendo la escala de la vida, el tiempo para estar en la hermandad disminuía.

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