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En la piel

Callejones de la memoria

Cada año, el palio de la Virgen se escora a los callejones donde esperan los vecinos de siempre

Francisco José López de Paz

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En esta Semana Santa en la que estrenamos la ausencia del maestro Antonio Burgos la cofradía de los que ya se fueron pasa por uno de los callejones de la Macarena. Ese en el que vivía la limpiadora, aquella mujer que iba a casa del ... periodista a echar medios días de lavado. A ese partidito del corral de vecinos regresaba cada año Antonio Burgos con su madre, invitados por las arrendatarias para ver a la Virgen de la Esperanza. La mujer y su hija dejaban la humilde y escasa vivienda rechinante porque iba a pasar la Virgen y porque venían los invitados de todos los Viernes Santos a quienes les cedía el mejor lugar del balcón para poder ver la cofradía. De la orden de la nobleza de la lejía, las dos mujeres de las manos blancas de tanto lavar la ropa se convertían por un momento en ese grupo de mortales escogidos a los que la Macarena visitaba a domicilio.

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