Patrimonio

La desconocida historia de la carreta que ha recuperado la Asunción de Cantillana

Con su inicios en la romería que la hermandad de la Virgen de los Reyes de Molviedro celebraba en los años 20, es una de las grandes joyas de orfebrería más desconocidas de la piedad popular andaluza

La carreta de Quintillo, este fin de semana en la Subida de la Asunción de Cantillana Blogosur

P.S.

Desde que en 1933 se celebró por primera vez el acto de la subida al trono del altar mayor de la Asunción de Cantillan a, han sido multitud de hechos clave los que se han ido sucediendo en torno a esta celebración. El tono costumbrista y la tradición andaluza han forjado la identidad propia de unos festejos que se han caracterizado por ser pioneros en el pueblo de Cantillana. La carreta conocida popularmente como la « del Quintillo » es el fiel reflejo de cómo el pueblo asuncionista ha tratado siempre de engrandecer sus fiestas, y su recuperación, todo un documento histórico que habla de la evolución de la Subida. La obra que cumple el centenario de su realización ha sido restaurada dentro del plan de conservación que conjuntamente se ha llevado a cabo en el taller de Orfebrería Seco, junto con la carreta que realizó este mismo taller y que utiliza la hermandad en la actualidad.

La carreta del Quintillo llega a Cantillana a principios de los años 50 con el fin de poder procesionar con el simpecado de la misma forma que se hace hoy en día. Este hecho precursor fue gracias a la inestimable labor de don José Arias, estrenándose para la Subida de aquel año. Fue adornada con claveles y salió por las calles del pueblo por la mañana y por la tarde, tras las carreras de cintas a caballo que se celebraban el mismo día. La pieza pertenecía a la Hermandad de la Virgen de los Reyes que se funda en 1920 en la Capilla del Mayor Dolor de la plaza de Molviedro de Sevilla, tenía como fin realizar una romería anual a la zona del Arroyo del Cuarto, pasándose a celebrarse posteriormente a la finca de Anastasio Martín Serrano, conocida como Fuente Quintillo. Estos terrenos son los que le darían el nombre a la singular pieza realizada para ir en romería hasta el lugar con una imagen de la Virgen de los Reyes, diseñada por Antonio Amiany Austria, de claro sabor neomudéjar.

Pronto, esta romería tuvo un importante apogeo, tanto que en 1925 contó con la presencia de la reina Victoria Eugenia, pasando a convertirse en un acto donde participaban la élite social de la ciudad. En 1936 dejó de celebrarse por problemas económicos, ya que era el Ayuntamiento la entidad financiadora de los actos, diluyéndose la fiesta en los albores de los años 40.

El diseño de la carreta muestra un apego a la arquitectura historicista, propio de los años en los que fue realizada, previos a la eclosión regionalista de la Exposición Iberoamericana de 1929 . Todos sus elementos -sustentantes y ornamentales- están inspirados en labores neomudéjares y decorada con elementos modernistas, en un eclecticismo lleno de fantasía, sin complejo alguno, que convierte a la carreta del Quintillo en un exquisito ejemplar de las artes ornamentales de aquel momento. Su estructura se compone de unos pequeños faldones en la parte inferior, a modo de plinto o basamento, donde se advierte un motivo decorativo que se repite en la pequeña cúpula del techo, compuesto por un elemento vegetal circunscrito en una sección mixtilínea . El arranque de los ocho varales se apoya en basamentos de sección prismático-cuadrangular, ricamente decorados con elementos vegetales estilizados. Estas piezas soportan el cuerpo superior, a manera de pequeñas columnas lisas con clara reminiscencia nazarí, al componerse de capiteles que asemejan a los llamados de “ataurique”. De este elemento arrancan las arquerías trilobuladas, donde se encuentra toda una decoración calada de roleos de carácter vegetal con palmetas que complementan la poética neomudéjar de la obra. La parte superior aparece rematada por un friso, donde se repite, en una banda, la decoración anterior y cuyo remate está compuesto por una sección de almenas escalonadas evocando los remates de los edificios que siguen esta línea arquitectónica.

Los trabajos de restauración, realizados por el taller Seco, han consistido en un estudio preliminar de todas las piezas de la carreta, ya que al estar en desuso, ha estado desmontada durante décadas. Se trata de una obra realizada en latón con baño en plata, combinando trabajos de fundición a la arena y repujado del metal sobre una estructura de madera. El respeto a las piezas originales ha sido el criterio principal a la hora de actuar sobre la carreta, una ardua tarea que conllevaba un pasado por fuego que hiciera recuperar la maleabilidad de las pequeñas piezas. Ésto ha permitido poder profundizar en la limpieza, valorando el estado de los elementos estructurales y de los soportes.

Posteriormente, se procedió al enderezado, soldadura de roturas, y desabollado del metal y pulido, aplicando un nuevo plateado que devolviera el aspecto original del conjunto de la carreta, cuya bóveda se ha cubierto de damasco color guinda, recordando, en ese guiño, la arquitectura efímera musulmana, en la riqueza de los grandes tejidos que, para aislar espacios o aportar mayor privacidad o misterio, cubrían los enclaves fundamentales de los edificios. Las piezas fueron nuevamente montadas y llevadas a una estructura que permita el uso en la calle de la carreta.

La hermandad de la Asunción recupera así una pieza clave de su patrimonio y que estrenó este pasado fin de semana, convirtiéndose en la primera carreta que procesiona en Sevilla tras la pandemia.

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