GOTA A GOTA
Primer golpe. El rito del frío.
Cuando el Señor de las Penas de San Vicente llega a su altar de quinario el reloj de la Semana Santa empieza a avanzar algo más deprisa.
![Traslado de Jesús de las Penas al altar de su quinario](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2025/01/12/FotoCretario12enero-U6018080531850RF-RACjogMpVWqnsOmJ47NGCXN-1200x840@diario_abc.jpg)
La luz de esta cuesta de enero es perezosa. Le cuesta trabajo remontar. Lo mismo es porque hace frío y prefiere marcharse pronto. Esa luz que huye de las tardes que tiritan se refugia en los cultos de llegan tras el quinario del Señor. Hay un ritual en el arranque del año que es digno de ser declarado patrimonio de las cofradías de Sevilla por su belleza y por ser inalterable. Son las imágenes de Jesús Nazareno las que se rodean de luces o bajan a nuestra altura para arrancar algo que ya no parará hasta que se apague la luz de la última candelería. Los cirios del quinario del Gran Poder se han retirado y en el Salvador una imponente figura de Jesús de la Pasión, con todos los atributos se entroniza en el cielo del Salvador para su novena. Ese mismo viernes en la noche cerrada en San Vicente el rito del frío saca terciopelos antiguos para acompañar la subida del Señor de las Penas al altar de su quinario.
Todo comienza cuando el órgano saca al aire espeso sus notas para componer una melancólica melodía. Las voces graves entonan coplas de Pantión. Es como una alfombra sonora para que pase la comitiva de los cirios, los ciriales y las andas. Al contracanto se escucha el martillo y el golpe de palermo del diputado de tramo. Huele a un incienso antiguo cuyo humo se hace sólido en la penumbra de la iglesia. Cuando el Señor de las Penas de San Vicente llega a su altar de quinario el reloj de la Semana Santa empieza a avanzar algo más deprisa. Ni mucho ni poco. Lo justo.
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