Patrimonio
Los palios y mantos que viajaron de Sevilla a Jerez
En vísperas de la Exposición Universal de 1929, la Semana Santa de Sevilla alcanza un inusitado esplendor que se refleja en la incorporación de nuevos enseres y la sustitución de importantes palios y mantos como los de la Amargura, San Bernardo y La O, cuyas hermandades vendieron los antiguos a distintas cofradías de Jerez de la Frontera, donde motivaron la sevillanización de su Semana Santa
![Antiguo palio de la Virgen de la Amargura que en la actualidad se encuentra en la cofradía del Desconsuelo de Jerez de la Frontera](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/07/24/palio-antiguo-amargura-RoqBBRikfURrG42CsNcGJKM-1200x840@diario_abc.jpg)
Los años finales de la década de 1920 alcanza nuestra Semana Santa un gran auge en la creación artística que se traduce en la abundante incorporación de nuevos enseres, piezas y conjuntos bordados a pocos años de la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929 ... . De cara al gran acontecimiento que Sevilla se prestaba a festejar, se originó una sustanciosa renovación efectista que llegó a alterar, incluso, la configuración estética de la Semana Santa de Sevilla.
La eclosión del bordado en aquella Sevilla del novecientos, abanderada por un innovador Juan Manuel Rodríguez Ojeda –como bien ha estudiado el profesor, experto en bordados, don Antonio Mañes Manaute–, favorece la incorporación de numerosos estrenos que desencadenaron la salida de piezas antiguas, en muchos de los casos no exentas de valor.
Eran años en los que no se estilaba restaurar los palios y mantos bordados con el nivel científico y riguroso de las actuales intervenciones. Cuando alguna prenda estaba deteriorada, se sustituía o renovaba por otra nueva. Valga como ejemplo la rapidez con la que Rodríguez Ojeda concibió y produjo el famoso manto de tisú verde para la Esperanza Macarena, cuyo diseño se presentó en el mes de septiembre de aquel mismo año de 1929 y fue terminado, de modo inminente, en la cuaresma de 1930.
Producto de los cuantiosos remplazamientos de piezas y enseres de aquellos años fueron importados a Jerez de la Frontera tres meritorios palios de nuestra Semana Santa, cuando aquella ciudad todavía formaba parte de la Archidiócesis hispalense, pues la diócesis jerezana no será erigida hasta el año 1980, después de que durante muchos siglos Sevilla y Jerez hubieran pertenecido a una misma tierra compartiendo la jurisdicción territorial del antiguo Reino de Sevilla.
![Palio y Virgen antigua del Refugio de San Bernardo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/07/24/virgen-antigua-sanbernardo-U12121820461Cda-760x900@diario_abc.jpg)
En Jerez había nacido el general Miguel Primo de Rivera, líder del régimen político de la Dictadura de su mismo nombre (1923-1930), en cuyo periodo histórico experimentará su patria chica un gran desarrollo en el sector del negocio del vino y un importante apogeo en el ámbito socio cultural. Así quedó reflejado en el solemne acto de coronación canónica de la Virgen del Carmen, en 1925, celebrado en el parque González Ontoria, presidido por el señor Nuncio Apostólico y al que asistieron los reyes de España don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia. A raíz de aquel acto religioso se construye el Teatro Villamarta y se inicia un importante esplendor cofradiero en la ciudad del vino. Fue entonces cuando su Semana Santa inició un proceso de sevillanización tras la llegada de tres palios sevillanos monumentales: los antiguos de la Amargura, San Bernardo y la Virgen de la O.
Amargura
En el año 1926, el antiguo palio y manto de la Virgen de la Amargura llegaron a Jerez de la Frontera a la hermandad del Desconsuelo, conocida popularmente como «Los Judíos de San Mateo», que actualmente procesiona la tarde del Martes Santo, desde la parroquia del mismo nombre, para cubrir a María Santísima del Desconsuelo y San Juan Evangelista, imágenes del año 1713 atribuidas con buen fundamento al imaginero Ignacio López. Los comitentes que lo compraron fueron Juan de Santaolalla, Manuel Domecq y Núñez de Villavicencio (vizconde de Almocadén) y Juan Jácome y Ramírez de Cartagena (conde de Villamiranda), grandes personalidades de la alta sociedad jerezana con muchas y estrechas relaciones con nuestra ciudad.
El palio se trata de una pieza fundamental de la Semana Santa de Sevilla que se había confeccionado en 1902, con el diseño y ejecución de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, si bien el manto se concluyó en 1904. Los cánones del palio sevillano de figura por antonomasia, tras dejar atrás los de cajón, nacieron con las hechuras de este palio bordado sobre terciopelo azul, que luego el propio Juan Manuel Rodríguez Ojeda confirmará en el palio rojo de la Macarena (cada paño de bambalina separado, con flecos, borlones y sin corbatas). Este palio salió en la Semana Santa de Sevilla con el paso de la Amargura y permaneció en nuestra ciudad hasta 1926, año en el que fue adquirido por los referidos jerezanos.
![Antiguo palio de la Amargura, hoy propiedad de la hermandad del Desconsuelo de Jerez de la Frontera](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/07/24/palio-del-desconsuelo-U84386782140wTh-760x700@diario_abc.jpg)
Entonces, la Amargura estrenó el conjunto del actual palio realizado también por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordado sobre terciopelo rojo, y al siguiente año se completó con la ejecución del manto. El manto que hoy reside en Jerez fue expuesto en la exposición organizada por la hermandad sevillana en la sede de Cajasol, con motivo del centenario de la composición de la marcha Amarguras (1919-2019).
Pocos años más tarde, la cofradía del Santo Crucifijo de la Salud, de la parroquia de San Miguel, le encargó en 1929 a Rodríguez Ojeda que confeccionara el paso de palio completo, de cajón, cuya dolorosa encargaron al imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci, para cuya modelación se inspiró en la Virgen de la Amargura de Sevilla, y que pasa por ser una de las mejores obras de la producción de Castillo.
San Bernardo
Un año después del de la Amargura, fueron también vendidos a Jerez de la Frontera el palio y manto de la Virgen del Refugio de la hermandad de San Bernardo, concretamente el 6 de abril de 1927. Adquirieron las piezas la cofradía del Dolor que procesiona el Jueves Santo desde la iglesia de San Dionisio, a la que pertenecen importantes familias aristocráticas jerezanas, para cubrir a la Virgen del Mayor Dolor, una meritoria imagen de inicios del siglo XVIII, igualmente atribuida al imaginero Ignacio López. Se trataba aquel palio sevillano de un conjunto diseñado por el pintor José Tova Villalba, bordado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda sobre terciopelo rojo en 1903, año en el que también creó el manto de la Virgen del Refugio.
![Palio y Virgen antigua de La O](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/07/24/palio-antiguo-o-U11058288687CQh-760x700@diario_abc.jpg)
La hermandad sevillana de San Bernardo sustituyó aquel palio remitido a Jerez por otro nuevo que hizo Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien también confeccionó un nuevo manto para la Virgen del Refugio que se estrenó en la Semana Santa de 1928. Este nuevo manto que hizo para Sevilla, junto con el palio, se perdió en el asalto y saqueo de la parroquia acaecido en julio de 1936, tras cuya pérdida la hermandad sevillana encargó una réplica exacta de las bambalinas y el manto perdido de la Virgen del Refugio al taller de Caro.
El palio de San Bernardo trasladado a Jerez ayudó a que la titular de la hermandad jerezana proyectase en la calle un mayor lucimiento, constituyendo una de las estampas mejor conseguida de la Semana Santa española. Los autores Eugenio José Vega Gean y Francisco Antonio García Romero narran con todo lujo de detalles los avatares de estos palios sevillanos incorporados en aquel tiempo a Jerez en el libro titulado «Semana Santa de Jerez. Patrimonio, literatura, arte, curiosidades, saetas y fenomenología», editado recientemente.
Virgen de la O
El tercer conjunto de palios y mantos arribados a Jerez de la Frontera lo hizo en 1930. Se trata del palio y manto diseñado por Manuel Beltrán Jiménez y bordado por Ana y Josefa Antúnez entre los años 1881 y 1882 para la trianera hermandad de la O, verdadera joya del bordado decimonónico sevillano, que fue adquirido por la hermandad de la Virgen de la Piedad de Jerez de la Frontera. Aquel exquisito palio, que llegó a ser uno de los mejores conjuntos de la Semana Santa sevillana, está bordado en oro sobre terciopelo negro con grandes hojas de acanto que se combinan con otros motivos decorativos característicos del siglo XIX.
En 1882 se bordaron en el taller de las hermanas Antúnez, ubicado en la Huerta del Zapote, el manto y saya de la Virgen del Rosario de la hermandad de la Macarena, durante el periplo de aprendizaje que el propio Rodríguez Ojeda mantuvo con las Antúnez al inicio de su carrera artística, donde se formó como diseñador.
Cuando dejó de salir en Sevilla este conjunto de las Antúnez de la hermandad de la O, fue sustituido en 1931 por un palio realizado en bordados de aplicación por Francisco Farfán Ramos, que hoy lo posee la hermandad de la Esperanza Macarena de Barcelona. El palio originario de la O cobija en Jerez el Paso de Duelo conformado por la Virgen de la Piedad, San Juan Evangelista y las Tres Marías, cuyas imágenes están datadas en 1728 y atribuidas al imaginero Ignacio López, todas ellas pertenecientes a la cofradía del Santo Entierro, conocida popularmente como La Piedad, que procesiona la tarde del Sábado Santo.
![Palio y manto antiguo de La O, hoy en la Piedad de Jerez de la Frontera](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/07/24/virgen-de-jerez-U30225608370nLm-760x600@diario_abc.jpg)
Estos tres palios y mantos sevillanos se salvaron de su despiece, destrucción parcial o pérdida total a la que muy posiblemente hubiesen estado condenados de haber permanecido aquí en Sevilla, en sus respectivas hermandades de procedencia. Los salvaguardó su venta y traslado a Jerez de la Frontera, en donde la conservación de estos excelentes conjuntos bordados, tan sevillanos, constituyeron en los años finales de la década de los felices años veinte, del pasado siglo XX, un punto de inflexión en el renacimiento de su Semana Santa. La jerezana está influenciada por la de Sevilla y con los años ha terminado por configurarse, gracias también a la conservación de su propia personalidad e idiosincrasia, como una de las más importantes de España.
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