patrimonio
Un nuevo retablo cerámico de la Virgen de los Reyes
El arzobispo de Sevilla bendijo un azulejo de la patrona de Sevilla en la Nunciatura Apostólica de Madrid
La Virgen de los Reyes, una devoción que traspasa fronteras, estará para siempre en los jardines de la Nunciatura Apostólica en Madrid. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, bendijo un azulejo de la patrona de Sevilla y de la archidiócesis en un acto que contó con la presencia del nuncio Bernardito Auza, el secretario general y canciller de la diócesis, Isacio Siguero, así como del personal diplomático y de la comunidad de religiosas Hijas de Santa María del Corazón de Jesús de la Nunciatura Apostólica.
El autor del retablo cerámico es el ceramista Jesús Alcarazo, natural de la localidad de Alcalá de Guadaira. Nacido en 1982, obtuvo la licenciatura en Bellas Artes el año 2005. Tras una etapa dedicado en exclusividad al estudio de la pintura, el dibujo y la mayoría de técnicas y procedimientos pictóricos, Alcarazo decidió utilizar la cerámica como vehículo de expresión artística.
Como así apuntan desde la diócesis, «su taller se distingue por la realización de trabajos que siguen las tendencias estilísticas en las que la cerámica ha tenido un auge importante. Es el caso de la escuela trianera del siglo XVIII y de comienzos del XX, o de la tradición barroca portuguesa, cuyos rasgos se aprecian claramente en el azulejo de la patrona hispalense que decora el exterior de la Nunciatura».
La Virgen de los Reyes, a lo largo del tiempo, está presente en multitud de lugares, representada de diversas maneras. Una de ellas es a través del retablo cerámico, una expresión artística de gran tradición en Sevilla y Andalucía. Estas obras, realizadas por maestros ceramistas, han servido para inmortalizar la imagen de la patrona de Sevilla en calles, iglesias y espacios devocionales, acercando su presencia a los fieles.
Uno de los últimos ejemplos de esta tradición es el azulejo recientemente bendecido en los jardines de la Nunciatura Apostólica en Madrid, un testimonio de la profunda devoción que la Virgen de los Reyes despierta más allá de la ciudad hispalense. En esta obra la devoción más antigua de Sevilla luce ataviada de salida con el manto de castillos y leones, donado por la Reina Isabel II en 1853.
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