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Javier Macías: «Sigue en la cola para las sillas de la Magna de Sevilla»

Se han agotado en apenas cuatro horas y hay quien llevaba desde minutos antes de las ocho a la espera y no ha podido adquirirlas. La polémica está servida

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Agotadas las sillas para la Magna de Sevilla: comienza la reventa

El redactor jefe de Local de ABC de Sevilla, Javier Macías J. M. Serrano

Hay quien ha puesto el despertador un cuarto de hora antes de las ocho de la mañana, ha entrado en la web habilitada por el Consejo y se ha colocado en la cola virtual. Le ha dado tiempo a desayunar, a ducharse, vestirse, hacer lo propio con los niños. Porque toda Sevilla ha llegado tarde hoy al colegio. Allí, todo el mundo en la puerta con esa misma pantalla y el circulito dando vueltas con el mensaje «sigue usted en la cola», sin un número, ni referencia telefónica para el aviso. Era la conversación del día.

De repente, ha habido quien la aplicación en unos 45 minutos le ha permitido acceder y comprarlas sin problemas. Cierto es que los tres sectores de sillas situados desde el palquillo de la Maestranza hasta la calle Adriano estaban llenos de primeras. El resto estaba disponible.

Empezaba entonces la guerra de quien no había podido acceder y quien llevaba ya más de una hora con la pantalla blanca con el circulito dando vueltas y el mensaje: «Sigue usted en cola». Ha llegado al trabajo y así seguía... hasta que a las doce de la mañana un tuit del Consejo de Cofradías avisaba de que en apenas cuatro horas ya estaba todo el papel vendido. Que ha habido hasta 250.000 accesos a la web de una aplicación denominada Giglon, con un pico en el que ha llegado a haber 150.000 personas a la vez dentro.

Hubo quien llevaba desde las ocho menos cuarto de la mañana y no ha podido tener silla y quien, entrando minutos después, lo ha conseguido. Estos desfases han encendido a numerosos sevillanos y foráneos que así lo han expresado en las redes sociales. El sistema no ha funcionado correctamente porque ha habido muchos que se han quedado sin sillas habiendo accedido antes que otros que sí las han conseguido. O bien, que en una misma red del trabajo o de casa ha habido más de un dispositivo conectado, algo que la aplicación impedía. Piensen ustedes en la cantidad de trabajadores en la misma oficina intentando comprar la entrada desde la misma IP, y ninguno habrá podido.

Ahora queda la repesca. El 27 hay uan segunda oportunidad para los congresistas que hayan reservado su entrada con la cuota de participante que no las saquen. Pero hay pocas esperanzas, salvo la reventa. En pocos minutos ya había anuncios de hasta cien euros por silla. La pregunta es si alguien esperaba que esto no ocurriera. La Magna ya está en marcha. Mientras, hay quien sigue con la pantalla en blanco y un circulito dando vueltas con el mensaje de «sigue usted en la cola».

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