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Los invidentes encuentran la fe ante el Cristo de la Vera Cruz
Miembros de la ONCE, San Juan de Dios y Apascide acudieron a la llamada del Señor en la capilla del Dulce Nombre de Jesús
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La Vera Cruz, después de cinco años, recupera uno de los actos más emotivos de la Cuaresma y quizás de cuantos son organizados a lo largo de todo el año en las hermandades, la visita de los invidentes al crucificado en la capilla del Dulce Nombre de Jesús antes de ser colocado de manera erguida para el besapiés del Viernes de Dolores. La pandemia propicio un parón que continúo hasta no existir ningún riesgo de salud para estas personas.
Por la mañana visitaron el templo la ONCE, la Fundación del Rocío de Triana y los mayores de San Juan de Dios. Por la tarde, Apascide, institución que atiende a las personas sordociegas, que sienten al Cristo de la Vera Cruz a través del tacto.
Es un acto que, por más que pasen los años, no deja de sorprender, de emocionar, encoge el corazón de ver como personas tan necesitadas de todo, que cuentan con un tutor prácticamente las 24 horas de días, son capaces de reír con tocar al crucificado.
Palpan al Cristo por todo el cuerpo, desde los pies, hasta la cabeza y terminan por los brazos. Habían quien cerraba la mano y no era capaz de abrir la mano por lo que la imagen le imponía, pero finalmente el invidente cedió ante la llamada del Señor.
Hubo quien sin poder ver, solo tocando, supo que la imagen tenía potencias de plata colocadas en la cabeza. Uno de los instantes más impactantes ocurrió cuando una mujer pidió darle un beso, pero no en los pies, sino en el corazón. Y así lo hizo. Después de ello soltó: «¡Cuanto daño le hicieron los malos!», llegó a emocionarse por ver como el Señor sufrió por la humanidad.
Había curiosos que contaban sus dedos, otros aprendían a conocer la fisonomía del Cristo de la Vera Cruz y, como pasó en más de una ocasión, alguno que otro rompieron la barrera del miedo para saber que ahí estaba Cristo.
Una visita que les sirvió para reconfortarse, para poder a seguir adelante, para comprobar que cuentan con la protección de Dios en un día a día tan complicado para ellos. Por unos minutos el Cristo de la Vera Cruz logró, un año más, que lo invidentes vieran, sintieran, cogieran confianza.
Ese es el espíritu de la Vera Cruz, acercar a Cristo de cualquiera manera posible. Esa es la principal función de una imagen de una hermandad sin complejos en este ámbito porque ofrecen tocar a una talla nacida en el antiguo convento Casa Grande de San Francisco hace algunos siglos a través del tacto.
🟣 El espíritu de la Vera Cruz, acercar al Señor a todo el que le necesite
— Pasión en Sevilla (@pasionensevilla) March 19, 2024
📷 @manueljrrechi #CuaresmaPS https://t.co/GulLRggZ3a pic.twitter.com/aWlnwFQaSx
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