centenario

Aquellos estudiantes capillitas de hace un siglo

Conmemoramos el centenario fundacional de la hermandad de los estudiantes (1924-2024), cuyo origen se contextualiza en el renacer cofradiero de los años veinte de la dictadura primorriverista, época en la que nació con el fin de aglutinar a la comunidad universitaria en torno al catolicismo e incorporar su impresionante crucificado titular a la Semana Santa de Sevilla

Salida extraordinaria de Los Estudiantes, en directo

El Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes abc

Julio Mayo

Sevilla

En las décadas iniciales del pasado siglo XX, cuando la universidad se hallaba establecida en la calle Laraña y el templo de la Anunciación era la capilla propia del centro educativo, una serie de estudiantes del Laboratorio de Arte de la facultad de ... Filosofía y Letras se empeñaron en rescatar del olvido la meritoria imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, tallada varios siglos antes por Juan de Mesa. El extraordinario crucificado ni tan siquiera recibía culto, entonces, en el interior de la iglesia de la Anunciación, pues se hallaba colocado en el muro de un pasillo que unía el patio de la vieja universidad (antiguo claustro de la casa profesa de la citada orden jesuítica) con el amplio recinto sagrado. Para poder ser venerado con mayor dignidad y decoro, la efigie fue trasladada al interior del templo a finales del año 1914, por iniciativa del sacerdote y catedrático don Anselmo Leonardo García, suscitándose de inmediato el acrecentamiento de su devoción entre alumnos, profesores y empleados universitarios del momento.

En las hermandades de la ciudad figuraban representados a principios de siglo diversos gremios laborales y barrios sevillanos, pero aún no tenían cabida los estudiantes, un colectivo especialmente mimado por la Iglesia de aquellos años posteriores al trienio bolchevique de tanta conflictividad social. La institución eclesiástica se distinguió, ante la modernidad, por acoger a escuelas y universidades católicas frente a las que dispensaban otro tipo de enseñanzas. Y la universidad de Sevilla, primera de España en acoger en su seno la formación de una hermandad penitencial, contó desde el primer momento con el apoyo del arzobispado para fomentar un movimiento estudiantil católico que fuese afecto a la jerarquía eclesiástica, al régimen político establecido y se mantuviese apegado a la monarquía. Una sugestiva fórmula para mantener vinculado a la religión un amplio sector intelectual a través de la religiosidad popular. Y fue así como, diez años después de que el Cristo comenzara a recibir culto en la iglesia de la Anunciación, cristalizó la erección canónica de la nueva hermandad de Los Estudiantes en 1924, el mismo año en el que la Iglesia de Sevilla celebró el Concilio Provincial Hispalense, cuando ya se preparaba la ciudad para la Exposición Universal de 1929.

Fundación

El primer cabildo de los Estudiantes abc

Desde comienzos de 1924, el colectivo que auspicia la fundación se mantiene activo bajo las directrices de don Enrique Respeto Martín, investigador de nuestras cofradías sevillanas y colaborador de los «Documentos para la Historia del Arte en Andalucía», así como el excelente fotógrafo universitario don José María González-Nandín Pául. Entre los principales promotores deben incluirse a dos artesanos ajenos al mundo académico, un ebanista y un carpintero, que aportaron el arte de sus manos para labrar la peana del paso del Cristo, así como a Miguel Bago Quintanilla, Antonio González-Nandín, los hermanos Antonio y Luis Palomo y Salvador Diánez Leal. Con ellos, colaboraron otros distinguidos cofrades vinculados a la universidad como el reputado profesor don José Hernández Díaz, don Tomás Aquino García García, don Manuel Bermudo Barrera o José Real Balbuena. Durante la cuaresma de aquel 1924 salió un artículo en el diario La Unión que recreaba el traslado del Cristo de la Buena Muerte a su altar en el año 1627, evocando el prestigio y antigüedad de la imagen. Sin tregua alguna, se redactaron unas reglas que fueron presentadas en el palacio arzobispal el 15 de junio. Aquel mismo mes, concretamente el día 21, se fecha el proyecto del paso de Cristo trazado por Francisco Ruiz Rodríguez, popularmente conocido como 'Currito el dorador', aunque la hermandad no llegará a realizar estación de penitencia hasta 1926. Solo dos meses más tarde, concretamente el 17 de septiembre del ya referido año de 1924, la máxima autoridad eclesiástica concede su aprobación a las reglas y expide el decreto de erección canónica, rubricado por el mismísimo arzobispo don Eustaquio Ilundain.

Convocatoria del primer cabildo de los Estudiantes abc

El primer cabildo general, convocado de modo extraordinario, tiene lugar el lunes 17 de noviembre de 1924 ante la capilla del Cristo dentro del templo de la Anunciación, que contó con la asistencia de Ilundain, pocos meses antes de ser nombrado cardenal, como flamante hermano mayor honorario. Ante un templo abarrotado de profesores y alumnos de distintas facultades, en el que se encontraba también el príncipe don Carlos de Borbón y Orléans (hijo del infante don Carlos, capitán general de Andalucía), el primer secretario de la hermandad don Luis Palomo anunció la aprobación de las reglas, que leyó íntegramente, y el contenido del decreto de erección que facultaba su establecimiento corporativo. En el mismo acto se eligieron los miembros de la primera junta de gobierno, previamente sugeridos por la junta organizadora con el visto bueno de la clerecía, presidida como hermano mayor de facto por el mismísimo rector de la universidad, don Feliciano Candau que, en aquella primera ocasión, no pudo asistir por enfermedad. En su lugar lo hizo el vicerrector, a la sazón teniente de hermano mayor, don José Mariano Mota Salado. El retrato de este primer cabildo quedó inmortalizado en las páginas de ABC de Madrid, que difundió la histórica noticia a nivel nacional.

Las reglas fundacionales la denominan como «Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Angustia», aunque al tiempo de su fundación no contase con una dolorosa para procesionar. Su articulado fija la celebración de un quinario al Cristo y tributar culto especialmente todos los martes del año. El Martes Santo, precisamente, fue el día elegido para cumplir la estación penitencial a la santa iglesia catedral, ya instituido desde que Santa Cruz fundara la jornada en 1904 a cuya hermandad le siguieron luego el Dulce Nombre, la Candelaria o San Benito. La primera salida procesional no tuvo lugar hasta la Semana Santa de 1926 que procesionó con un único paso, el del Santísimo Cristo, acompañado por la banda del Regimiento militar de Granada.

Cristo de la Buena Muerte

El Cristo de la Buena Muerte en 1926 abc

Esta auténtica joya del patrimonio escultórico español del Siglo de Oro, nunca perdió su primigenio título devocional como titular que había sido de una piadosa congregación de frailes presbíteros de la desaparecida Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla (orden expulsada en 1767). Los estudiantes y profesores capillitas que fundaron la hermandad de Los Estudiantes en 1924, casi todos ellos grandes investigadores e historiadores del arte, eran conscientes de su valor artístico. Aquel antiguo crucificado hasta entonces exclusivo de la comunidad estudiantil como patrono suyo que era, al que ya se le profesaba una importante devoción como lo acreditan los numerosos exvotos que existieron en su vieja capilla, se popularizó de modo exponencial nada más comenzar a salir en Semana Santa. Pocos años después de la fundación, concretamente en 1928, el investigador Heliodoro Sancho Corbacho documentó la paternidad de la obra, tallada por el insigne escultor Juan de Mesa en 1620, en cuyo documento de concierto se obligó también a poner al pie de la cruz una imagen de María Magdalena, de la que se ignora su paradero.

A lo largo de todos estos siglos, la imagen permaneció en distintas dependencias anexas al templo, si bien, a mediados del XIX, se encontraba expuesto dentro, en un modesto altar con dosel de seda, flanqueado por las imágenes de la Virgen y San Juan. En la Semana Santa de 1833, procesionó en Semana Santa, de modo ocasional, tras ser solicitado por la hermandad de la Lanzada. Aquel año, después de haberse reorganizado, esta imagen presidió el paso de misterio de la referida hermandad, que salió desde la iglesia de san Francisco de Paula de la calle Jesús del Gran Poder. En los albores del siglo XX, hacia 1910, el Cristo de la Buena Muerte de nuevo fue trasladado fuera de la iglesia, concretamente a un pasillo cercano al patio central de la universidad, donde estuvo un largo periodo de tiempo. En la primera fotografía suya que se conoce aparece con corona de espinas, y en otra posterior luciendo potencias. Sin embargo, en el momento fundacional los estudiantes emplearon la imagen desposeída de estos atributos, que fue tal como realizó su primera salida procesional (1926).

La Virgen de la Angustia

La Virgen de la Angustia de los Estudiantes abc

En el título de la hermandad aparece esta advocación mariana desde su fundación, por lo que su junta de gobierno procuró adquirir una dolorosa a otras hermandades, e incluso recibió la donación de una imagen de candelero para ser vestida, aunque esta no terminó de gustar y quiso ya sustituirse en 1928. El prioste Sancho Corbacho realizó gestiones con el escultor Antonio Bidón para la ejecución gratuita de una imagen, finalmente bendecida el 8 de marzo de 1931, a escasos días de estallar la República. Pero al año siguiente, concretamente en mayo de 1932, el templo de la Anunciación es cerrado al culto y permanece clausurado varios años, concretamente hasta 1935 (periodo en el que la hermandad continuó rindiendo culto a sus imágenes titulares, ante unas fotografías, en la iglesia del Salvador). En octubre de 1936 es acogida, la hermandad de la Macarena, en la Anunciación, en cuyo templo permanecerá hasta la Semana Santa del año 1942.

Cuando la Virgen de la Esperanza regresa a San Gil, el templo de la Anunciación recibe pocos meses más tarde la dolorosa atribuida a Juan de Astorga que Los Estudiantes había adquirido a la iglesia parroquial de San Isidoro, donde había sido venerada bajo el título del Dulce Nombre de María. El propio Hernández Díaz, hermano de Los Estudiantes, señaló en un informe que elaboró que esta dolorosa del siglo XIX contenía en su rostro una expresión de dolor propio del título de Angustia y que atesoraba cierto mérito que no desmerecería mucho al titular de la Buena Muerte. La Virgen proveniente de San Isidoro pasó a convertirse en la titular dolorosa de la hermandad de Los Estudiantes, aunque el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Angustia, no llegaron a realizar estación penitencial de manera conjunta hasta la Semana Santa de 1946.

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