Congreso de hermandades
El aplauso de Sevilla para el Papa Francisco como «a la Macarena el otro día»
El Congreso de Hermandades despide al legado pontificio con una ovación cerrada
La Rosa de Oro del Papa sella la devoción universal a la Macarena
El consistorio convocado por el Papa para este domingo obliga a los purpurados a volver antes de tiempo a Roma para estar presentes en la ceremonia en la que Francisco creará 21 nuevos cardenales. Por eso, el legado pontificio para el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular, monseñor Edgar Peña Parra, se despidió ayer del certamen al término de la primera ponencia de la mañana, la pronunciada por el cardenal José Tolentino de Mendonça.
El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, hizo uso de la palabra nada más acabar la primera ponencia para agradecer la estancia del sustituto del secretario de Estado vaticano al que pidió que transmitiera al Papa, a su vuelta a Roma, un «mensaje de Sevilla y los congresistas con un abrazo cariñoso, filial y entusiasta y con un aplauso como a la Macarena el otro día», dijo en referencia a la ovación de cinco minutos que siguió a la entrega de la Rosa de Oro papal el martes pasado.
No duró tanto este signo de aprobación, pero todos los congresistas puestos en pie aplaudieron al Papa en señal de «unidad, cariño, respeto, obediencia y lealtad» con que el arzobispo hispalense roció el saludo que quería enviar a Francisco a través de su enviado especial.
Monseñor Edgar Peña, por su parte, dio las gracias al arzobispo Saiz, «a los organizadores y a los que han trabajado mucho» por el éxito del congreso «que nos habla de esperanza». «Les deseo feliz Navidad y un año nuevo lleno de esperanza» en referencia al lema del jubileo de 2025 antes de animar a los presentes a hacer realidad el lema episcopal del prelado de Sevilla: 'Duc in altum' (remar mar adentro).
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