Enrique Riquelme: «No es el momento de presidir el Real Madrid. Mi foco es Cox y el Ibex 35 antes de 2028»

Son las 16,00 horas en la sede de Cox en Madrid. Las instalaciones están adornadas con numerosos libros sobre biomasa o biofuels, que se intercalan con otros títulos sobre la Torre del Oro o el Alcázar de Sevilla. La estantería está coronada con un balón de la Eurocopa 2020, rubricado por el Papa Francisco.

El presidente, Enrique Riquelme, está acompañado por su mano derecha, Nacho Moreno, el CEO de Cox, al que, según dice, ve más que a su propia novia. Llevan desde por la mañana en un carrusel de entrevistas y no han almorzado, aunque Moreno bromea y nos invita a tomar uno de los pequeños cruasanes con los que se han pertrechado para afrontar la jornada.

A pesar de la inanición, se les ve frescos y rebosantes de felicidad. «Empieza una nueva etapa ilusionante», reconoce Riquelme, a la vez que asegura que están «muy contentos, aunque con un sabor agridulce». Cox logró tocar la campana en la Bolsa española con un valor de 805 millones y un precio de salida por acción de 10,23 euros.

Sin embargo, ese mismo día, los títulos se devaluaron un 7% porque un inversor, HNA, decidió sacar a la venta sus acciones. A pesar de ello, los títulos se recuperaron y superaron su valor inicial al lunes siguiente.

«No hay ni un minuto que perder», remarca Riquelme, que se muestra más cauto que en otras ocasiones al compartir cifras. El motivo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) vigila a la que es ya una cotizada. La previsión de Cox es cerrar el ejercicio de 2024 –el primer año completo desde que integró Abengoa– con un ebitda de entre 175 y 200 millones de euros. En estos momentos, la cifra de contratación es superior a los 2.000 millones.

La empresa se ha trazado otro ambicioso objetivo: ser un miembro del selecto club del IBEX 35 antes de 2028. Para lograrlo deben crecer en tamaño y liquidez. «Tenemos un plan de inversión hasta ese año incluido, internamente lo hemos denominado Plan Apolo y contempla 3.200 millones para lograr un equity de la compañía por encima de los 600 millones», explica Riquelme.

Este programa destinará un 60% de los fondos a agua y un 40% a energía, su objetivo será, en parte, invertir capital en concesiones o activos que «generen ebitda recurrente» en plantas de generación de energía o de desalación de agua en ocho mercados que han calificado como estratégicos.

Las áreas prioritarias para Cox son Norte América, Brasil, Chile Centro América-Caribe, España (sobre todo, Andalucía y Comunidad Valenciana), Marruecos, Sudáfrica y Medio Oriente. «Si hacemos las cosas bien y vamos trimestre a trimestre, deberíamos tener un tamaño de compañía de IBEX en breve», asegura Riquelme, al tiempo que afirma que será «antes de 2028».

Por otro lado, la compañía invertirá unos 40 millones de euros en la nueva sede que abrirá en la ciudad de Sevilla. La ubicación ya está elegida y Cox espera en estos momentos la respuesta de los trámites formales. «El diseño ya lo hemos mostrado y ha gustado muchísimo», asegura el presidente.

Las instalaciones serán «para muchos años» y tendrán «un sentido de crecimiento y de vida». El propósito es doble: «debe permitir el acceso a las personas que trabajan y debe ser bonita para Sevilla, aunque no significa hacer la más ostentosa».

Dentro de sus planes a futuro, Cox también quiere pisar el acelerador en el almacenamiento energético. «Trabajamos en nuevas tecnologías para el siguiente plan estratégico», apunta. Como muestra de ello, hace solo un mes, entraron en el accionariado de Malta, una spin-off de X, que almacena energía de alta duración y que cuenta entre sus inversores con reconocidas personalidades como Jeff Bezos, el presidente ejecutivo de Amazon.

También serán claves para esta compañía los centros de datos, a los que podrían facilitar agua y energía. «Queremos ser los mejores en darles soluciones, pero no promoveremos más», matiza. Por otro lado, Riquelme se muestra tajante con el hidrógeno verde: «no es rentable a día a hoy más allá de subproductos como los fertilizantes, aunque espero que sí lo sea en el futuro». Por tanto, en el 'Plan Apolo' no se contemplan grandes inversiones en este sentido.

Una reclamación de los dirigentes de esta firma es incrementar la colaboración público-privada en desalación de agua. «Es un bien para todos si se hace de forma competitiva en tiempo y forma», argumenta. De esta forma, el presidente no entiende que se permita generar energía al sector privado, pero no se contemple la desalación de agua.

«No pedimos subvenciones, solo poder hacerlas y vender el agua a grupos privados», pide Riquelme. Además, insiste: «si no lo hago bien, perderé dinero», pero de lo contrario también «ayudaría a mucha gente» al facilitar más recurso hídrico al sector industrial y la agricultura.

En cuanto al crecimiento con la compra de otras compañías, el presidente apunta que será «clave ver nuevas oportunidades», ya que si no lo hicieran serían «miopes».

«Nosotros en los últimos meses hemos visto infinidad de oportunidades, hay muchas empresas con tecnologías y talento, pero hay que ser prudentes con donde inviertes para crear valor para el accionista», argumenta. Sobre el momento agrio que viven algunas firmas del sector energético, el presidente les desea que «estén lo mejor posibles». «Aunque nos digan que somos competidores, no es real, en el mundo de las renovables y las infraestructuras, somos todos relativamente pequeños salvo Iberdrola y otros gigantes», matiza.

Riquelme defiende que tiene como prioridad al 100% el plan estratégico. Por el momento, se conforma con 'los goles' empresariales: han marcado dos (el primero, adquirir los activos de Abengoa imponiéndose como oferta favorita; el segundo, debutar en la Bolsa). El tercero será convertir a la firma en miembro del IBEX 35. Este último, lo persiguen ahora con unos socios de los que, según indican, se sienten muy orgullosos.

Entre ellos, destacan a Amea Power, una de las principales compañías de renovables de Oriente Medio y África. «Ha sido un inversor estratégico y nos va a ayudar en esas zonas», destaca Nacho Moreno. Otro de los 'aterrizajes' más relevantes ha sido el del grupo industrial español Cunext, que se ha hecho casi con el 3% de la compañía.

Riquelme se deshace en elogios a su CEO: «Dámaso Quintana es un socio hiperestratégico y ha sido un gran descubrimiento». «Es una de las figuras más brillantes y es humilde, positivo y trabajador, sería de las pocas personas a las que dejaría las llaves de esta casa», concluye.