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especial de transición energética

«Tenemos el desafío de completar la transición energética en Andalucía»

La presentación del especial de Energía de ABC, con el patrocinio de Iberdrola, congrega a los grandes protagonistas del sector

El corresponsal económico de ABC, Luis Montoto, con el consejero de Industria, Energía y Minas Jorge Paradela, en un momento de la presentación del Especial Transición Energética
El corresponsal económico de ABC, Luis Montoto, con el consejero de Industria, Energía y Minas Jorge Paradela, en un momento de la presentación del Especial Transición Energética J. M. Serrano

R. E. S.

Sevilla

Andalucía está en una posición única para aprovechar su energía competitiva como polo de atracción de industrias de alto valor. Esta revolución ya ha comenzado, aunque todavía está incompleta. La comunidad autónoma -en línea con el PNIEC- ha revisado al alza los objetivos de su estrategia hasta 2030. La meta es que el 48,5% del consumo final de energía sea renovable dentro de cinco años (actualmente es menos del 30%), con un mix eléctrico 'verde' en un 82%.

De todos estos hitos, hay uno en el que el avance es espectacular: la expansión acelerada de la potencia fotovoltaica. En 2018 la región contaba con 6.100 MW de potencia limpia (gracias fundamentalmente a la eólica). En los últimos seis años esta cifra se ha elevado un 137%, situándose en 14.500 MW, con la tecnología solar como protagonista indiscutible en este avance. Ahora ha llegado la hora de activar otras palancas (como el almacenamiento o la mejora de las redes de distribución) para que el gran sueño de reindustrializar la región sea una realidad completa, tal como ha quedado de manifiesto en la presentación del Especial de Transición Energética de ABC en Andalucía, publicado con el patrocinio de Iberdrola, que se distribuye hoy gratuitamente con el periódico y en la edición digital.

«Hemos hecho una propuesta para la planificación futura de la red eléctrica que apueste por atender la demanda de las solicitudes vinculadas a proyectos industriales (como la minería en la Faja Pirítica); de generación de hidrógeno e infraestructuras (especialmente puertos y ferrocarril); centros de datos y almacenamiento», según ha afirmado Jorge Paradela, consejero de Industria, Energía y Minas. Estas peticiones «implican una inversión de 544 millones y se alinean con la filosofía de REE, que asume como primer criterio atender la demanda, frente a la actual que pone el foco en la generación».

Alianzas internacionales

Existe una oportunidad real de atraer industrias de otros países. Andalucía está fraguando alianzas con regiones del centro de Europa, como Baden-Wurtemberg, Sajonia y Baviera, que se basan en sus necesidades futuras de hidrógeno, pero también «en el interés de la industria alemana por instalarse cerca de los grandes centros de producción de renovables, porque los electrones no viajan tan bien como los hidrocarburos, y eso hace que empresas del Norte de Europa analices fórmulas para venir a estas latitudes».

Y a esto se le suma que «los mayores proyectos de hidrógeno, que comenzarán su construcción este año, están en Andalucía»; y se ha impulsado la Alianza del Biogas, donde «hay más de 40 plantas en tramitación que suman una inversión conjunta que supera los 1.400 millones de euros».

Iberdrola es uno de los protagonistas de esta transición en Andalucía. En el primer 'boom' renovable se erigió en el líder en producción eólica en la región y, en los últimos cuatro años, se ha convertido en un operador de referencia en el mercado fotovoltaico, tras materializar una inversión de 1.500 millones de euros. En 2020 anunció un plan de inversión de 1.500 millones para crecer en potencia renovable. «Todos los proyectos de tramitación autonómica están lanzados y en su mayoría terminados, mientras que los que se gestionan en el ámbito nacional (por superar los 50 MW), ya han recibido todas las autorizaciones y están en ejecución; hemos pasado de poco más de 800 MW a finales de 2019 a 1.500 MW en junio de este año, prácticamente duplicando la potencia instalada, y seguimos avanzando con nuevos proyectos de la segunda fase del plan», según ha afirmado Antonio Fernández, delegado de Iberdrola en Andalucía.

De la primera solo resta un parque de 420 MW en Huelva, con el que alcanzará casi 2.000 MW de potencia instalada, y la segunda fase contempla diferentes proyectos de hibridación.

Tras este crecimiento, Fernández recuerda que «Europa no tiene gas ni petróleo, pero sí renovables, lo que le otorga autonomía y la energía más barata disponible; si logramos trasladar estos beneficios a la industria, mejoramos la competitividad y atraemos nuevas inversiones». Redes y electrificación son sinónimos de competitividad e independencia con respecto a terceros países. Para ello, es fundamental que la planificación eléctrica permita el acceso ágil a la energía cuando se requiera, por ejemplo, para centros de datos, que podrían ser grandes dinamizadores de la demanda a corto plazo.

Uno de los grandes estímulos a la descarbonización industrial son los PPA (Power Purchase Agreements). «En el último Iberdrola ha cerrado más de 1.000 MW en acuerdos, lo que ofrece a la industria precios estables a largo plazo y previsibilidad en costes». Ahora hay que dar un paso más. La electrificación es clave en los procesos industriales, especialmente para generar calor de hasta 400-500 grados.

Sin embargo, cada industria requiere soluciones a medida. Por ello, «hemos impulsado la Alianza Q-Cero, un foro de colaboración con ya más de 90 empresas como por ejemplo Heineken, Lactalis Puleva, Castillo de Canena o Holcim, donde compartimos conocimientos y experiencias para avanzar en la descarbonización».

Nueva planificación

Jorge Jiménez, delegado regional de REE, analizó como será la nueva evolución en la red de distribución energética para culminar esta revolución renovable. «Venimos de la planificación 21-26, que ha situado a Andalucía como el territorio peninsular con mayores inversiones, con un presupuesto inicial de 521 millones de euros para integrar el crecimiento de las renovables y apoyar la electrificación de los nuevos ejes ferroviarios, como los futuros trenes AVE a Huelva y Almería».

Con ello, la red atesora capacidad para acoger toda la nueva capacidad renovable que prevé el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima; y Andalucía avanza en la convergencia en densidad de red en relación con otros territorios.

Ahora cambia el paradigma: una vez impulsada la nueva oferta de megavatios limpios, llega el momento de estimular y acompañar a la demanda. En este momento hay empresas e inversores que han solicitado el suministro de más de 7.400 MW de potencia eléctrica en Andalucía. Se trata esencialmente de los grandes proyectos de hidrógeno verde (especialmente en Huelva), nuevos desarrollos de baterías para el almacenamiento y centros de datos (CPD), que son grandes consumidores de electricidad. «Cuando se elaboró la anterior planificación no había prácticamente solicitudes de acceso a la red de transporte, estamos ante una coyuntura relativamente nueva, así que ahora el objetivo es dar respuesta a esta demanda emergente».

Aprovechar las oportunidades

Rafael Benjumea, presidente de la patronal fotovoltaica UNEF, apunta que «la implementación de fotovoltaica avanza a buen ritmo y hay más proyectos en camino, esto es positivo para la industria nacional y el empleo local, además de ser esencial para el cumplimiento del PNIEC». Y en esta línea, añade que «en el balance entre oferta y demanda es crucial trabajar en la complementariedad de la electrificación con el transporte, la climatización y la industria». Y para evitar la incertidumbre entre los inversores «es el momento de reactivar las subastas de renovables».

Benjumea recordó también que la patronal Aelec ha denunciado que hay peticiones por parte de empresas electrointensivas, como los centros de procesamiento de datos, que no pueden ser atendidas por falta de acceso a la red. «Si hablamos de que la transición energética representa una gran oportunidad para reindustrializar España, los centros de datos son el gran ejemplo de ello».

Podemos atraer industrias con alto consumo eléctrico dado nuestro gran potencial para incrementar la oferta en el sector eléctrico. «Andalucía, por ejemplo, está en el foco de muchas compañías tecnológicas internacionales, lo que puede traer nuevas oportunidades; es importante facilitar este proceso y evitar estigmatizar industrias como los centros de datos sin una base técnica sólida». Esto no significa que no debamos atraer otros sectores, pero «esta industria ya está aquí, y si no actuamos, otros países ocuparán ese espacio».

Junto al aumento de la demanda y el impulso a las redes, el otro factor decisivo serán los proyectos de almacenamiento, que ayudan a gestionar el sistema y adecuar la oferta. En este momento hay peticiones de proyectos en baterías en España que superan los 22.000 MW (7.000 de ellos en Andalucía).

En este caso el desafío es afinar la burocracia -como ya se ha hecho con los parques fotovoltaicos- y crear señales de precio estable para los inversores. El presidente de UNEF señala que «hay comunidades autónomas aún deben definir bien cómo aplicar la normativa y se generan problemas burocráticos y duplicidades innecesarias». De hecho, hay proyectos con ayudas europeas del PERTE que podrían encallar por no concluir la tramitación de manera adecuada. «Es necesario regular el mercado de capacidad para garantizar una remuneración justa; ya hay una consulta pública abierta, y el proceso debe completarse para que el almacenamiento se convierta en una realidad».

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