sevilla
Astilleros del Guadalquivir coge impulso y deja atrás los números rojos
Desde que en 2017 un británico comprara la atarazana sevillana, un centenar de barcos han pasado por sus instalaciones en el Guadalquivir
La compañía prevé alcanzar este año los 6 millones de euros de facturación, el doble que en 2019
![El carguero de color rojo entra en el dique de Astilleros del Guadalquivir para ser reparado, mientras que el azul, en el muelle, espera su turno](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/08/10/DJI_0139-R2HnRgcqjGy9XmRrKTj0CoM-1200x840@abc.jpg)
Astilleros del Guadalquivir acaba de finalizar la reparación en Sevilla de su barco número 100, un carguero alemán de 130 metros de eslora que ocupó todo el dique y que se sometió a trabajos mecánicos de emergencia. La compañía prevé hacer una celebración para festejar ... que ha superado el centenar de barcos reparados tras un magnífico 2022, cuando abandonó los números rojos. Todo apunta a que en 2023 volverá a tener beneficios porque en julio ya ha superado todos sus objetivos, indican fuentes de la compañía.
Sus instalaciones están el Puerto de Sevilla, donde presta servicio de restauración y mantenimiento de barcos, y suman casi 20.000 metros cuadrados, que Astilleros del Guadalquivir tiene en concesión hasta 2026. El propietario de Astilleros del Guadalquivir es un británico que con su familia tiene muchos años de experiencia en el sector marítimo/naval, ya que fueron propietarios de barcos desde 1960 y vendieron su última nave en 2021, durante el período de pandemia.
Cuando el nuevo propietario adquirió el astillero en 2017 lo encontró desmantelado y nada hacía vislumbrar el esplendor pasado de la atarazana, cuyo anterior propietario era el empresario gallego Urbano Alonso, dueño del astillero Contsa de Huelva. Hoy, el astillero sevillano tiene una treintena de trabajadores fijos, aunque cuando repara algún buque llega a haber hasta 200 personas trabajando, incluidas las de subcontratas. Los barcos que llegan a su dique son petroleros, quimiqueros, yates (un 5% del total), offshore...
La compañía, que ha vuelto a renovar el contrato con el Puerto de Sevilla para el mantenimiento de la esclusa, realiza no sólo operaciones de reparación en sus instalaciones del Guadalquivir, sino que que también desplaza a sus equipos técnicos a otros lugares, como ocurrió hace días, cuando reparó en pocas horas un ferry en Algeciras que tenía una fuga de agua en sus ejes.
«Nosotros no competimos con Navantia porque hay buques para todos», asegura el portugués Joel Guerreiro, director de operaciones de Astilleros del Guadalquivir. Hay que tener en cuenta que cada quinquenio, los barcos están obligados por normativa a pasar por dique seco y superar una especie de 'ITV' naval para poder obtener los certificados necesarios para seguir navegando.
Robert Kitley, director general de Astilleros del Guadalquivir, explica que en 2019 facturaron 3,3 millones de euros y ganaron 250.000 euros. Entonces llegó el Covid y los ingresos cayeron en picado, disparándose las pérdidas en 2020 y 2021. Sin embargo, el pasado año ya incrementó un 57% su facturación, logrando un resultado neto positivo de 400.000 euros. «Este año ya hemos facturado 4,6 millones de euros hasta julio y las expectativas es que logremos alcanzar o superar los 6 millones de euros», manifiesta Robert Kitley.
El pasado año tuvieron varados en su dique diez barcos para su reparación y en el primer semestre de 2023 han superado ya los 12, por lo que el objetivo es alcanzar las 16 naves este año, añade Ursa Krakj, responsable financiera de Astilleros del Guadalquivir. «Con las dimensiones que tenemos nosotros podríamos asumir en el futuro la reparación o mantenimiento de 30 barcos al año», añade Guerreiro.
El nuevo propietario ha invertido desde 2017 tres millones de euros en nuevas infraestructuras (plataformas elevatorias, calderería...), así como en formación y mejora de las condiciones laborales. «El mayor activo de la empresa es su personal. Se necesitan entre cuatro y cinco años para formar un gran equipo y encontrar talento», subraya Kitley, quien puntualiza que el valor reputacional de una compañía es fundamental para atraer clientes, sobre todo cuando intenta convertirse en referente en el Sur de España en reparaciones de barcos.
«Invertir es infraestructuras es importante, pero más lo es en personal. No tenemos una vocación especuladora. Por supuesto que queremos ganar dinero, pero también lograr la estabilidad de la compañía y garantizar así los empleos porque quiero que la empresa perdure más allá de mí», indica el director general.
Falta de personal cualificado
![Ursa Kralj, Robert Kitley y Joel Guerreiro, en las instalaciones de Astilleros del Guadalquivir](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/08/13/astilleros-guadalquivir-sevilla-kD0B--624x350@abc.jpg)
Uno de los problemas con los que se encuentra el astillero es la falta de personal cualificado, razón que le obliga a formar a gran parte de sus trabajadores. Además, está trayendo mecánicos de Portugal, donde aún hay una cultura importante de reparación naval. Además, recurren a trabajadores de las industrias auxiliares de Cádiz. «Es una pena, pero Sevilla perdió la tradición naval. Nosotros somos pequeños, pero estamos intentando hacerla resurgir», explica Joel Guerreiro. En este sentido, este directivo destaca la importancia de llegar a acuerdos estables de colaboración con subcontratistas que le garanticen la prestación de servicios.
Desde 2017, Astilleros del Guadalquivir ha reparado varios yates pero su intención es incrementar esta actividad aprovechando el atractivo turístico de Sevilla y el hecho de que el Guadalquivir es el único río navegable de España, lo que le convierte en el único puerto marítimo de interior del país.
La compañía tiene entre sus planes futuros la construcción de varadero cubierto para yates, pero en principio no acometerá este proyecto hasta tener garantizada una masa crítica de clientes y ahí la guerra de Ucrania ha sido un hándicap en esa búsqueda, como explica el director general de la compañía. «Muchos dueños de grandes yates que podríamos ser reparados son millonarios rusos», apunta Robert Kitley.
Reparar la rampa
Para incrementar la reparación de yates sería vital contar con la rampa que existe junto al dique seco, que exige una gran inversión porque está muy deteriorada. «Cuando llegamos, el anterior dueño había quitado los carriles de hierro antes de irse», se lamenta el director general de esta atarazana. Por su parte, Joel Guerreiro destaca además que «antes de arreglar esa rampa, tendríamos que garantizar que los barcos puede llegar a ese plano inclinado y para eso necesitaríamos que se dragara más el río. Lo ideal sería tener entre 7 y 8 metros de Sevilla, algo que tenemos que estudiar con el Puerto de Sevilla».
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