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La pregonera de la Feria del Libro de Tomares 2025, Paloma Sánchez-Garnica, acompañada por el presentador Cristóbal Cervantes Manuel olmedo
Rocío Vázquez

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La XVI Feria del Libro de Tomares 2025, organizada por el Ayuntamiento, ha empezado oficialmenete este miércoles con el emocionante pregón de Paloma Sánchez-Garnica, Premio Planeta 2024 con 'Victoria' y Premio Fernando Lara 2016, en un acto que ha llenado el Auditorio Municipal Rafael de León. Dedicada este año a 'Las Mujeres que cuentan: Literatura escrita por mujeres, desde Jane Austen hasta nuestros días', la feria del municipio aljarafeño no ha podido contar con una embajadora mejor. La autora madrileña es vieja conocida de este evento literario, la primera gran fiesta de las letras en el calendario nacional. Tantas veces ha acudido a la misma que su presentador, Cristóbal Cervantes, le ha invitado a hacer de esta ciudad el escenario de su próxima novela.

Sánchez-Garnica, por su parte, ha pronunciado un bello discurso sobre las partes que hacen posible la literatura y el sentido de un libro, ese «lugar mágico donde las palabras nos invitan a soñar». Pero también son las páginas de un libro fuente de «conocimiento y cultura», ese sitio donde dejar volar la imaginación y que a su vez ofrecen la capacidad para reflexionar. Para la escritora son, asimismo, el sitio en el que satisfacer el «anhelo perpetuo» de buscar respuestas. Autores, lectores, libreros y la pieza física en la que se vuelcan millones de historias que nos permiten viajar al pasado y proyectar el futuro hacen de la literatura una «forma más sana de estar en este mundo».

«Los libreros no sólo venden libros, nos los descubren», ha dicho sobre unos profesionales que llevan a los lectores por estantes infinitos y que son «aliados esenciales» para personas que, como ella hace 20 años ya, deciden consagrarse a la escritura. «Leer es una experiencia compartida», ha abrochado esa parte para dar paso a su descripción de los lectores, receptores sin los cuales sería imposible toda esta magia. Sánchez-Garnica, «lectora voraz», ha reconocido que acumula ejemplares en su biblioteca aunque muchos no haya podido leerlos. «Son mi patrimonio vital. Cuestan poco, nunca envejecen, siempre se mantienen vivos esperando su momento», ha continuado para identificar al libro como un «amigo siempre dispuesto».

«El mundo se desdibuja mientras la historia nos atrapa la mente y el corazón», ha reflexionado sobre el acto de leer, y ha insistido en la idea de que los «libros acumulados» en las estanterías «hablan de sus dueños». «Nuestros libros nos definen ante el mundo. Reflejan el alma de los moradores de una casa», ha desarrollado, «siempre hablando del papel físico».

«Los libros son partes abiertas a otras mundos y otros tiempos, permiten explorar sin mapas y descubrir sin límites. Son un lugar de refugio, que nos ponen a salva de la realidad que nos circunda y a veces nos ahoga», ha proseguido parafraseando a Irene Vallejo: «Los libros son los albergues de la memoria», dijo la autora de 'El infinito en un junco'».

Pero si hay una frase sobre la lectura que impresionó a la ganadora del Planeta fue las que pronunció Mario Vargas Llosa su discurso de aceptación del Nobel de Literatura: «Aprender a leer es la cosa más importante que me ha ocurrido en la vida».

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