xxiii bienal de flamenco de sevilla
El lema 'Ole de nuevo' ha cumplido sus objetivos
La Bienal 2024 ha recuperado artistas ausentes, ha generado nuevos públicos y consagra al baile como el renovador del flamenco
En imágenes, la 'Carmen' de Israel Galván y la ROSS
![Nancy Fabiola la mezzosoprano que interpretó a Carmen junto a Israel Galván al inicio de la obra](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/07/galvan-carmen-bienal-RqtUb7fMPyHFRcagmjqOb2H-1200x840@diario_abc.jpg)
La Bienal de Flamenco 2024 ha muerto, ¡Viva la Bienal 2026!, que se diría en los libros de caballería. 'Ole de nuevo' fue el lema elegido por el director de esta Bienal, Luis Ybarra, quien presentó sus primeras intenciones cuando ... eligió a Miquel Barceló para hacer el cartel del festival. ¿Iba a ser una Bienal moderna?
Ha sido una Bienal para todos los públicos, y me explico. La programación ha sido amplia y diversa para contentar a todos los aficionados al flamenco, y dejemos la palabra pureza en la puerta del León del Alcázar.
En el flamenco la pureza acaba en el momento en que es un arte vivo, prefiero hablar de tradición y de renovación, porque de ambas cosas ha habido en esta Bienal. Para ser heterodoxo hay que conocer muy bien la ortodoxia, en cualquier arte, y en el flamenco, también.
Sin duda, desde hace muchos años la renovación y la innovación vienen de la mano del baile, con excepciones como Miguel Poveda, que en dos días nos condujo por su universo lorquiano, o la Tremendita y la Kaíta, que demostraron que modernidad y tradición pueden ir de la mano.
En esta Bienal hemos visto a Lorca con los ojos de Patricia Guerrero y el Ballet Flamenco de Andalucía y de Úrsula López con la última obra del poeta, 'Comedia sin título; visitamos el mundo de La Argentina de la mano de Paula Comitre; nos remató de amor ese musical flamenco de Manuel Liñán; Andrés Marín y Ana Morales nos condujeron a un paraíso diverso; Rafaela Carrasco volvía a la tradición, mientras Eva Yerbabuena nos llevó al cielo y nos dejó allí, y Rosario Toledo y Javier Barón pasearon hasta con humor por los 'Caprichos' de Goya. Nos despedimos de la diosa, Manuela Carrasco, con 'La saeta' de la Banda de los Gitanos, y vimos la casa de los Farruco en plenitud...
![Israel Galván al inicio de la obra 'Carmen', estreno absoluto en el teatro de la Maestranza](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/07/galvan-carmen-opera-U36463876703sqQ-760x427@diario_abc.jpg)
Hubo noches únicas buscadas y otras no, como el espontáneo cante del Pele (que ya se marchaba a su casa) a Antonio Canales bajo el escenario en el Alcázar; el regreso de las sevillanas a la Bienal, y esa nana de Inés Bacán que puso un nudo en la garganta a los más duros.
En la memoria y para siempre Dorantes y su idilio con Scarlatti entre los cristales barrocos de San Luis; ese flamenquísimo recital de Segundo Falcón, Paco Jarana y Rafael Rodríguez, un trío para pintarlos, y Arcángel, que nos dejó sin más oles en la garganta.
Hubo emoción desmedida en el recital de Aurora Vargas; esa noche enciclopédica de cantes que hizo Argentina o el increíble escenario lleno de maestros en el Alcázar con José de la Tomasa, Calixto Sánchez, Juan Villar, Marcelo Sousa y Nano de Jerez. Una generación histórica para cuidarla. Por ir a la tradición oral, cabe recordar la noche de los cantes de Lebrija de José Valencia. Fue magistral.
Estuve en lo de Rafael Riqueni, dirán algunos, y otros que estuvieron en el presente y futuro de la guitarra flamenca con David de Arahal o Manuel Valencia, y por primera vez vimos una big band flamenca con Chico Pérez y Sergio de Lope. La juventud aprieta que da gusto.
Para colofón magistral, Israel Galván y su 'Carmen', ni ópera ni flamenco. Israel Galván en estado puro. Hay que atreverse porque nunca deja a nadie indiferente, ahí es nada.
Se puede llegar a todos los públicos, se puede. ¿Han faltado nombres? Eso siempre, pero está la 'foto fija' de un arte al que siempre le reclamamos que nos dé más sorpresas. El director de la Bienal debe saber que un buen público no dejará nunca de tener hambre de flamenco.
Eso sí, tras rendir homenaje con justicia al gran maestro Paco de Lucía, una vez más el baile es el motor de la renovación del flamenco, sin ninguna duda. Ahí es donde se han producido las sorpresas y donde se han creado las estéticas que demandan los flamencos del siglo XXI, que se ha encontrado con la tradición sin complejos.
Una Bienal serena y plural, de 'ole de nuevo'.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete