novedad editorial
Jesús Carrasco: «Como lector agradezco que se entregue una obra literaria lo más pura posible y sin saber qué es cierto o no»
El escritor publica su nueva novela, 'Elogio de las manos' (Seix Barral), Premio Biblioteca Breve 2024
Jesús Carrasco: «Los trabajos manuales no corren peligro: la inteligencia artificial no va a arreglar tu tubería»
Jesús Carrasco gana el premio Biblioteca Breve con 'Elogio de las manos'
![Jesús Carrasco acaba de ganar el Premio Biblioteca Breve con 'Elogio de las manos'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/22/entrevista-jesus-carrasco-RHgoTGc9Rd5yPlN5kyKXL1N-1200x840@diario_abc.jpg)
Jesús Carrasco (Olivenza, Badajoz, 1972) sacudió el mercado editorial cuando publicó en 2013 'Intemperie', una novela ambientada en el medio rural que tuvo un gran éxito de crítica y de lectores y que posteriormente llevó al cine Benito Zambrano. Recientemente, este ... escritor afincado en Sevilla acaba de ganar el Premio Biblioteca Breve con su nueva novela, 'Elogio de las manos' (Seix Barral). Se trata de una historia intimista en la que los valores que giran en torno a la familia y a la amistad gravitan alrededor de una vieja casa que vive una segunda oportunidad tras ser reformada por sus protagonistas.
—¿Qué le ha supuesto ganar un premio tan prestigioso como el Biblioteca Breve con una historia como 'Elogio de las manos'?
—Para mí ha supuesto una enorme alegría ganar el premio, aparte de un orgullo y una gran responsabilidad por estar junto a grandes autores que han logrado este galardón. La verdad es que hay una expectación especial por el libro tras haber ganado este premio.
—De nuevo el elemento rural tiene una importancia en esta novela.
—Es un paisaje que para mí es más literario y emocional que rural. Cada vez que busco algo emocional tiene que ver con el paisaje rural. No es una novela sobre la España rural o la España vaciada. El paisaje no es tanto lo rural como la casa. Todo tiene que ver con la casa en la que se desarrolla la historia. Son historias que le suceden a las personas en la vida diaria dentro de una casa. En la pandemia aprendimos a valorar el espacio doméstico con más detalle. Yo trabajo todo lo que pasa dentro de la casa con mucho cariño. Es más una novela doméstica que rural.
—La novela se ha definido como una celebración de la vida, de la naturaleza, del amor por la familia y los amigos.
—La novela es un canto, un elogio como dice el título. De todas las perspectivas de la realidad he querido privilegiar el punto de vista luminoso. Esta historia es un canto a la amistad, a la familia, a la comida compartida, algo esto último muy común en nuestra cultura mediterránea. Es el canto a la celebración de una cultura muy nuestra. También hay elogio a partes menos amables como a las cicatrices de la vida o a los errores cometidos. Además, están presentes la muerte y la enfermedad. Hay escenas que hablan sobre la muerte como una en la que los niños de la familia tienen que gestionar el fallecimiento de unos gatos.
—También se hace un elogio al trabajo manual, por esas manos que construyen y que reparan una casa que estaba casi desahuciada y que es un símbolo en sí misma, ¿no?
—Sí, la casa es fundamental. Es una historia doméstica. La casa es el contenedor y la ocasión de los personajes para implicarse y para arreglarla a pesar de que saben que se va a destruir. Quieren construir un hogar para recibir a personas y para compartir cosas. La casa era una metáfora de la vida porque nace, crece y también muere cuando se derriba.
—Según el narrador de la historia, escribir y reescribir «tiene muchos parecidos con el trabajo artesano».
—Es cierto. Si lo pensamos bien, para construir una narración necesitas primero tener una serie de piezas: personajes, trama, espacio, tiempo, etc. Tienes que unir todos esos elementos para convertirlo en algo arquitectónico y contar una historia. Cuando escribes una novela tienes que pulirla y ahí es parecido a la artesanía cuando tienes que pulir un mueble, lijarlo, etc. La escritura es para mí como la artesanía. En mi caso la reescritura es al menos tan importante como la escritura. La reescritura se parece al montaje en el cine. Yo acumulo mucha escritura y en la reescritura hago el montaje de la obra y elimino muchas partes. El pulido y corrección formal es esencial. Empleo más tiempo reescribiendo que escribiendo. Al final se queda el texto necesario y ese texto tiene más fuerza después de haber eliminado partes necesarias.
—En un mundo tan vertiginoso como vive la sociedad actual, ¿cómo le puede calar al lector una historia como esta tan rica en valores como la amistad y el amor por la familia?
—Espero que llegue al lector tal y como me llegó a mí. Yo sentí la necesidad de parar por un mundo que va más deprisa de lo que puedo asimilar. Esta novela surge de una necesidad interior. Todo va muy deprisa. Yo tengo una relación muy estrecha con el tacto y los sentidos. Para mí ha sido consolador escribir esta historia y espero que también lo sea para el lector. De hecho, he escrito la historia al mismo ritmo que se cuida una planta. Mucha gente me ha dicho que necesitan hacer una actividad manual para relajarse.
—Esta novela se basa en una experiencia personal, ¿en qué medida conviven realidad y ficción?
—Parte de una experiencia personal que tuvimos mi familia y yo, pero cuando me puse a escribir entró la ficción y llegaron personajes de ficción y algunos reales. Como lector agradezco que se entregue una obra literaria lo más pura posible y sin saber qué es cierto o no. Me vale que la historia sea verosímil. Me da igual que me hablen de una obra de ciencia ficción, lo que me importa es la calidad literaria y creerme la historia. En esta novela comparto muchos elementos con el narrador, pero otros prefiero no decirlos. Yo no leo para saber la vida del autor, sino para dejarme subyugar por la historia. Hace poco falleció Cormac McCarthey. Me apasiona su literatura, pero nunca he querido saber mucho sobre la vida de este autor.
—¿Puede contener algún elemento de autoficción?
—En tanto al punto de vista del narrador y a ciertas partes de la biografía que coinciden con la mía, ya que me uso como modelo, se podría decir que hay algo de autoficción. Pero tampoco se puede encuadrar dentro de este subgénero, puesto que es una novela que parte de unos hechos reales.
—También destaca el recurso de la primera persona, ya que lo ha empleado por primera vez.
—Para mí estaba claro que tenía que ser la primera persona. Le quería acercar a la gente la lupa. Todo transcurre dentro de la casa y a unos metros alrededor de la casa. Necesitaba que la gente viera las grietas de la casa. La primera persona es el observador más cercano y eso le da más calidez a la historia. En otras novelas me ha costado más trabajo elegir el punto de vista. Esa es una parte difícil de decidir. Siempre es clave saber quién es el narrador y ver desde dónde se narra.
—Si echa la mirada atrás, ¿cómo ha evolucionado su escritura desde que publicó 'Intemperie'?
—Yo diría que he perdido miedo y que he ganado confianza. Cuando llegué al mundo editorial con 'Intemperie' venía de un trabajo privado como la publicidad y me expuse al público. Me sentí leído y tardé tiempo en asimilarlo. Poco a poco he ganado confianza en mi voz. Cada vez confío más en esa mirada personal.
«Con mi anterior novela, 'Llévame a casa', logré deshacer por fin ese nudo creado por las expectativas puestas en mí. Ahora hago lo que puedo y me entrego con el trabajo al máximo»
Jesús Carrasco
Escritor
—¿Fue difícil asumir para un escritor novel como era usted entonces el éxito enorme que tuvo tanto de crítica como de lectores?
—Más que difícil fue largo. Por suerte viví ese éxito con cuarenta años y lo disfruté al máximo. Varios años después sentí una presión o carga por las expectativas de los demás. Me di cuenta unos cuatro o cinco años después. Tuve que descartar varias novelas por toda la carga que había recaído en mí. Con mi anterior novela, 'Llévame a casa', logré deshacer por fin ese nudo creado por las expectativas puestas en mí. Ahora hago lo que puedo y me entrego con el trabajo al máximo. Esa novela anterior de la que le hablo estuvo precedida por otras que nunca llegué a publicar y que reflejan la lucha conmigo mismo. Las dos novelas inéditas las escribí tras publicar mi segundo libro, 'La tierra que pisamos'. No puedo trabajar pensando si gustará la historia o no a los lectores.
—Usted está afincado desde hace años en Sevilla y pertenece a un grupo de narradores como Sara Mesa o Isaac Rosa que en los últimos años han demostrado que se puede escribir literatura de enorme calidad sin tener que vivir en una gran capital como Madrid o Barcelona.
—Se puede escribir en cualquier parte. San Juan de la Cruz escribió 'Cántico espiritual' en una mazmorra. Yo creo que ya se acabó ese centralismo. Por suerte se hace excelente literatura en Galicia, Murcia, Andalucía, etc. Se está haciendo muy buena literatura desde las periferias.
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