cultura
Ignacio Peyró: «El color más romano es el ocre, que podemos rastrear en Caravaggio y en Velázquez»
El director del Instituto Cervantes en Roma inaugura este martes el ciclo 'El color del tiempo'
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El director del Instituto Cervantes de Roma, Ignacio Peyró, ha inaugurado este martes el ciclo 'El color del tiempo', que organiza la Real Academia Sevillana de Buenas Letras hasta el próximo jueves y donde se analizará la importancia del color dentro del patrimonio de las ciudades.
El acto ha sido presentado por el director de Buenas Letras, Pablo Gutiérrez-Alviz, y por la directora del ciclo, la arquitecta Dolores Robador, quien ha comenzado diciendo que «nos preocupa cómo se está deteriorando la pátina de la piel de Sevilla». A partir de ahí ha recordado la figura del catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla Vicente Lleó, fallecido en el año 2021 y que es autor de un libro imprescindible como es 'Nueva Roma. Mitología y humanismo en el Renacimiento sevillano'. «Vicente habló de que Sevilla no era Florencia ni Venecia, pero tenía un encanto». «Este ciclo -ha añadido- muestra nuestro compromiso por la belleza. Todos los intervinientes tienen una capacidad de contemplación». Asimismo, ha dicho que el cartel es una obra del prestigioso artista británico Christopher Le Brun, que lo ha cedido para su uso en este ciclo.
También Robador ha comentado que con estas conferencias y coloquios posteriores se ha querido hacer un «estudio de la belleza», ya que «el color estuvo unido a la materia natural en la arqueología del pasado». «Hoy en día -ha denunciado- estamos en un ciclo de violenta plastificación. Las ciudades se parecen a los parques temáticos. No nos pueden quitar la luz de Sevilla, pero la luz y el color debe perdurar. La belleza es esencial. Hay que saber de dónde venimos y no arrancar la piel de los edificios».
A continuación, ha intervenido Ignacio Peyró con una charla titulada 'Dejemos que el tiempo lo matice. Una improvisación sobre el color de Roma'. Ha empezado a establecer una serie de paralelismos entre la Ciudad Eterna y Sevilla, a que «ambas pertenecen a un selecto club de ciudades cuya fundación se debe a un mito». Además, ha señalado que las dos capitales tienen «el doble sello de Velázquez y Cervantes. Son ciudades nobles y castizas. Lorca habló de Sevilla como la Roma andaluza». En la capital italiana surgieron además numerosas academias y el conferenciante ha comentado que «soy consciente de la importancia cultural que tiene la Academia Sevillana de Buenas Letras».
También este escritor y periodista ha elogiado la figura de Vicente Lleó, «un experto imbatible de Roma» y ha confesado que «más que hacer una conferencia apoyada en una gran bibliografía, he querido mostrar improvisaciones hechas desde la visión de un curioso». Por eso, durante su intervención se han proyectado fotografías que ha tomado el director del Cervantes de Roma. «Si Roma ha sido una exaltación del catolicismo, Sevilla fue tras la conquista de San Fernando un triunfo de la cristiandad». Además, ha añadido de la capital hispalense que «se llevó la luz de Roma al Nuevo Mundo». También ha citado a enamorados de la capital italiana como Stendhal, que señaló que «no había una ciudad como esta», y ha dicho que de esta urbe destacan especialmente el alba y el atardecer. «El octubre romano inspiró a Edward Gibbon, pero no es siempre agradable vivir en esta ciudad, sobre todo por el exceso de luz del verano. Tiene una luz antigua que nos comunica, como dijo Cernuda, la vida con la historia».
Importancia de los colores en Roma
Por otra parte, Peyró ha subrayado que Roma «tiene una relación muy importante con el color». No en vano, en esta capital cualquier cambio en los tonos de las fachadas de los edificios origina expedientes. «Los romanos mantienen las armas en alto en todo lo que toca el color. El color importa en Roma en un país que ha dado nombres a colores y pigmentos, como el Tierra de Siena. El color de Roma depende de la luz». Asimismo, ha destacado que «en ningún país se aprecian espejos y lámparas como en Italia. Se han respetado los adoquines por el rastro de belleza que deja la luz sobre ellos. Está el equívoco de la arquitectura y las esculturas de un blanco glacial de la antigua Roma. También es la tierra del claroscuro. El color más romano es el ocre, que podemos rastrear en Caravaggio y en Velázquez».
Tras la intervención de Ignacio Peyró, el académico de Buenas Letras Ignacio Camacho ha entablado un coloquio con el escritor y periodista, preguntándole en su primera intervención de qué color es Sevilla. «Sevilla tiene un color especial», ha dicho el conferenciante, quien ha añadido que «Andalucía es de las regiones con estética más fuertes. Muchas imágenes de España las tenemos de la estética andaluza, que bebe de Roma y de lo árabe, que bebe a su vez de Roma. La cal y el albero no se entienden sin la luz».
A continuación, Camacho ha señalado que tanto en Roma como en Sevilla «se echa en falta el verde natural de la clorofila, ya que nos faltan sombras». A este respecto, Peyró ha señalado que «hasta que no se descubre el Caribe, siempre el paraíso había estado asociado a la idea de los jardines arábigos». También ha indicado que «en Roma, uno de sus monumentos más famosos es una fuente, la Fontana de Trevi. Roma y Sevilla están en una depresión. Siempre sigo que la depresión del Guadalquivir es cuando te vas de Sevilla. Es una ciudad con poco tiro y ventilación y el centro histórico, de los más grandes del mundo, tiene muy poco verde». Igualmente ha subrayado que «en la Roma nueva tampoco hubo verdes. Es el segundo término municipal más grande de Europa y hay muchas fincas con verde, pero el verde no está integrado en Roma y no ha incluido tanto el agua en la búsqueda contra el calor como ha hecho Sevilla».
Ignacio Camacho, que también ha sacado a la palestra otros temas como el predominio de las plazas duras en las ciudades o la fealdad urbanística, ha incidido en «el eterno debate del conservacionismo», a lo que Ignacio Peyró ha contestado que «la identidad del pasado importa en Sevilla. La intervención sobre los edificios antiguos ha creado debates». El director del Instituto Cervantes de Roma ha dicho igualmente que, en general, «los alcaldes quieren perpetuarse y buscan la inmortalidad con una intervención en los edificios. Nadie se presenta a alcalde sin tener cierta megalomanía, de ahí que se dejen influir por las modas del momento. Los planificadores municipales son susceptibles de las modas y se equivocan. En su mente está hacer e innovar. Es más visible hacer una gran biblioteca que reformar con cierta planificación que evite que el futuro sea una catástrofe. Hay un presupuesto que hay que gastar todos los años y la gente se equivoca». Finalmente, Peyró ha subrayado que «soy conversacionista, pero mucha gente quiere vivir en una ciudad que no sólo mire a su pasado».
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