PREMIOS GRAMMY LATINOS 2023
La fastuosa recepción de los Grammy Latinos en el Alcázar de Sevilla: Omar Montes fue la gran estrella
La organización de los premios musicales había convocado en el monumento a los 400 invitados de la gala del próximo jueves, aunque terminaron faltando sus principales nominados
Los artistas nominados a los Grammy Latinos aterrizan en el Alcázar de Sevilla, en imágenes
Grammy Latinos en Sevilla, en directo: última hora de los artistas, famosos, eventos y conciertos
El cantante Omar Montes fue el artista más reconocido por los fans que aguardaban en el Patio de Banderas
Si las sastrerías clásicas sevillanas tuvieran que subsistir del grueso de invitados de esta «gran recepción» de los Premios Grammy Latinos en el Real Alcázar, hace tiempo que los jaboncillos y alfileteros habrían desaparecido de sus mostradores. En el caso de que existiera un código de vestimenta de este fastuoso evento, las normas parecían estar bastante claras: cuanto más estrafalario, mejor. De hecho, a quienes acudían enjaezados a la sevillana (pantalón de pinzas gris, blazer azul y corbata discreta) se les requería la invitación; en cambio, los que lucían ternos pintorescos accedían entre servilismos. El acto, que tomó como escenario el gran monumento sevillano, no parecía estar diseñado para los de la tierra.
Un 'paseo de la fama' conformado por groupies se desarrollaba a lo largo del Patio de Banderas. Ninguno de estos entusiastas reconoció a los hermanos mayores de la Macarena y el Gran Poder, al presidente del Consejo de Cofradías, a los ediles municipales o al alcalde de la ciudad, quien saludó a los policías locales –«tened buen servicio»– como compadeciéndose de lo que tendrían que aguantar. Los artistas, que fueron muy contados, caían por cuentagotas. Aunque muchos de los nominados lo parecían por el indumento, ninguno de ellos era el cabecilla de los Centellas de Utrera. Eran los más recatados entre gorras de beisbol, chaquetas bombers y pantalones bombachos. Frente a lo ancho de sus ropas, lo estrecho de algunas de sus acompañantes, que parecían haber tenido un serio problema con la secadora y su mala costumbre de encoger faldas y blusas. Una de ellas, que mantendremos en el anonimato –por respeto y porque nadie la conocía–, parecía rescatada de un cerrado de ganado bravo, con el leggin hecho jirones.
Mal momento, o mal género, escogió el vendedor ambulante de almendras garrapiñadas que se colocó junto al dintel más próximo a la Plaza de la Inmaculada; hubo quien se acordó de la guasa y dejó caer que «con vapers y pestañas postizas hubiera hecho hoy su mes de agosto». En el otro dintel, el de entrada al monumento, aguardaba el alcaide del Alcázar, Andrés Luque Teruel. Que nada tenía que ver con muchos de los invitados: elegante en su vestimenta, en el recibimiento a todos los visitantes. La casa de Romero Murube y Al-Mutamid se había engalanado para las grandes estrellas de la música latina, colectivo que estuvo encabezado por el reguetonero Omar Montes. Era inevitable acordarse de aquello del banderillero de Belmonte que terminó gobernando. Y, para indignación de los fans, nada se supo Rosalía o Shakira, entre otras. Quien sí estuvo fue la artista 'Sand', una joven catalana que trata de abrirse camino en el mundo de la música y que repartió octavillas a cada invitado con el eslogan «busco discográfica».
Más cariñosos y terrenales que los ínclitos artistas internacionales estuvieron los andaluces: Vanesa Martín, a la que le cantaron el cumpleaños feliz, Niña Pastori y Manuel Carrasco. Se acercaron a los admiradores, prestados a ser tocados y fotografiados. El humorista Carlos Latre fue otro que se arrimó, vitoreado entre los jóvenes. La recepción estaba prevista entre las seis y las ocho y media de la tarde. Una hora antes de que sonara el clarín postrero, muchos de los nominados abandonaban el monumento. Con una medallita, por si finalmente no tocan 'pelo' el jueves.
Dentro, según cuentan algunos de los presentes, la comidilla era la indumentaria de los presuntos nominados. «El que conozca al de la gorra, que corra», decían. También había indignados con el catering: por el croquetaje y por la elección de los organizadores, que habían contratado el servicio a Samantha Vallejo-Nágera, de Madrid. No encontrarían otro en Sevilla...
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