flamenco sincejilla
Ezequiel Benítez: «Canto diferente porque mi causa ha cambiado»
El artista jerezano actúa este sábado en el festival Ciudad de Tomares junto a Mayte Martín, Jesús Méndez, El Bola y La Piñona, entre otros
Mayte Martín: «Tengo la suerte de no ser una artista comercial»

El Festival Ciudad de Tomares rinde tributo a Fernanda de Utrera por su centenario en esta XLVIII edición. Tendrá lugar el sábado 15 de julio a eso de las diez de la noche en el Patio de las Buganvillas de la Hacienda Santa Ana ... . Presenta Manuel Curao. Y sobre el escenario actuarán Ezequiel Benítez, Mayte Martín, Jesús Méndez, Ismael de la Rosa El Bola y el baile de Lucía La Piñona, entre otras figuras.
Benítez canta con una extraña nostalgia hacia el futuro. Todo parece porvenir en el anhelo de este tipo de mirada risueña y cante oscuro. 'Dukkha', su último disco, se ha convertido en el primero que publica sin su padre, Alfredo Benítez: «Su sabiduría la tengo naturalizada. Ya mis últimos trabajos los hice yo solo con la filosofía y la sensibilidad que me dejó por herencia. Canto diferente desde hace tres años, porque mi causa ha cambiado. Salgo al escenario bendecido por el regalo de poder expresarme. Un regalo de Dios en el que mi padre y los maestros que conocí a través de sus ojos, Manuel Torre, El Carbonerillo..., están siempre presentes».
No solo interpreta, sino que también compone. «Mira», le dice por las mañanas a Mari Ángeles, su mujer. Y le enseña un aluvión de letras por soleá. De ahí se quedan con las que más les duelen para dar con el cuerpo definitivo. El jerezano lleva toda la vida en esto. De joven publicó 'Sobrellevé'. Dejó su registro en la escena pop y en los carnavales. También en los festivales jondos. Participó más tarde con La Macanita, Juan Villar y May Fernández en el proyecto 'Caijeré'. Ha grabado villancicos en directo desde la Fundación Cajasol de Sevilla y cautivado a la afición con la trilogía de 'Quimeras del tiempo'. Se le han arrugado corazones entre las butacas en ese cúmulo de noches que se le descubren por la espalda, aunque nunca antes tuvo tantas citas como ahora:
«Me siento afortunado, porque incluso en lo peor de la pandemia trabajé. Ahora se ha desbordado todo: solo en julio tengo doce fechas. Y para los meses siguientes, igual. Muchos conciertos. Siento que conecto con la gente. Es algo nuevo, lo prometo. Me siento en la silla y me comunico de una forma mucho más madura. Con más ausencias alrededor. Con las mismas ganas, pero más motivos».
Le secunda a la guitarra Paco León, con quien ha compartido tablas en la mayoría de esas conquistas: «El flamenco está en un momento dorado. Los patios, llenos. Y en cada pueblo, un festival. La música en vivo ha vuelto de la pandemia con más fuerza que antes. Es bonito ver esta cultura llena de pasado con tanto futuro».
La Sevilla underground de Gonzalo García-Pelayo
Gonzalo García-Pelayo habla como al que ha dejado de afectarle lo mundano. Tiene una tranquilidad de marinero en retirada. En 2021 se dispuso a grabar siete películas y terminó rodando once. Toda una proeza. El motivo de su charla en los Cursos de Verano de la UPO, sin embargo, fue el germen de la Sevilla underground de los 60 y 70. Escenario del que fue partícipe.

Grabó para Silvio, Lole y Manuel y Triana. El primero de María Jiménez con nombre propio. Unos pocos de Hilario Camacho y otros tantos de Gualberto y José Mercé, sumando más de 130 álbumes antes de idear fórmulas para arrasar en los casinos:
«La idea de encontrar el flamenco con el rock parte de una reflexión teórica. Un japonés puede hacer flamenco, pero nos genera rechazo. Nosotros podíamos cantar por Jimi Hendrix, pero los anglosajones nos iban a ver como nosotros vemos a un japonés cantando por soleá. Había que hacer algo diferente, por eso dimos con un sonido superior al que se hizo en otros sitios de Europa. El álbum que me inspiró fue 'Sketches of Spain', de Miles Davis. Antes de mirar nosotros otras músicas, ya se habían interesado por nosotros. El flamenco es más rico que el rock o el blues, mucho más sencillos». De este modo, el productor de Triana asegura que «la formación de Jesús de la Rosa está un escalón por debajo de grupos como los Beatles, Rolling Stones o Pink Floyd, pero por encima del resto».
'Por la tangente', la fiesta de Diego Guerrero
Diego Guerrero goza de una única cosa: alta popularidad. Se acerca con un carácter eminentemente festivo al folclore de Centroamérica y sobre él, con cierta flamencura y amplia instrumentalización de cuerda, viento y percusión, compone letras que rezuman toda aquella tradición: sus octosílabos bailan. Tienen calle. Amoríos y personajes como El Necio, libre caminante que muere como vivió. Los ritmos, en forma de timba cubana, rumba, bulería o tanguillo, se abrazan más allá de los océanos. La voz es afillá. Pero son las letras y los compases vivarachos en los que se arman lo que sustenta la armazón de este trabajo. Algo de José Alfredo Jiménez tienen. De autor latinoamericano. De Silvio Rodríguez, por ejemplo, a quien versiona. Con pastores de cigüeñas y paisajes soñados sobre una pátina de latin jazz, el onubense genera discursos como este: «El mundo ha matado a sus referentes, por eso me salgo por la tangente».

Mira con contemporaneidad un espacio irremediablemente contemporáneo. Por tangos crítica las prisas y la vanalidad. Por zambra, menos consistente en su concepción, se le escapa la nostalgia. Es cierto que algunos de los temas, por reiterativos, resultan prescindibles, pero con otros, como 'Vengo pa quedarme' con Pepe Fernández a la guitarra, se muestra un escalón por encima de la mediocridad del mercado en el que parte de esta música se mueve: «Hay tanto filtro y tan poca clase que ya solo se mira el envase». Una lírica nueva sobre una base rítmica que trata de hacer bailar dejando algún mensaje por el camino. Eso es 'Por la tangente'. Más cerca de lo bueno que de lo ordinario. Casi pop, casi flamenco, casi salsa, pero sin ninguna preocupación por la etiqueta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete