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cultura

Arturo Pérez-Reverte: «El mar te da una saludable incertidumbre y te obliga a hacer esfuerzos para mantenerte vivo»

El escritor murciano ha presentado en Sevilla su última novela, 'La isla de la mujer dormida'

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Arturo Pérez-Reverte ha presentado su nueva novela en el hotel Colón juan flores
Andrés González-Barba

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Fiel a la cita anual que mantiene con los medios de comunicación sevillanos, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) ha presentado en la capital hispalense 'La isla mujer de la mujer dormida' (Alfaguara), última de las treinta y cuatro novelas que ha publicado este escritor a lo largo de treinta y ocho años de una larga carrera trufada de éxitos editoriales como 'La piel del tambor', 'El maestro de esgrima', 'La carta esférica' o la saga del Capitán Alatriste. En esta ocasión la trama se ambienta entre una isla griega ficticia y Estambul en el año 1937, cuando un marino mercante, Miguel Jordán Kyriazis, es enviado en plena Guerra Civil por el bando sublevado para atacar de modo clandestino el tráfico naval que desde la Unión Soviética transporta ayuda militar para la República. A partir de ahí se desarrollará una historia de amor y de venganza protagonizada por un triángulo de personajes.

Asegura el escritor murciano que quería escribir una novela de piratas al estilo de viejas películas que le marcaron en su infancia como 'El capitán Blood' o novelas como 'La isla del tesoro' de Stevenson. «Quería contar una historia de amor pegada al mar. Con la edad me he ido acercando más al Mar Egeo. Nací en el Mediterráneo y el mar aparece cada vez con más frecuencia en mis novelas. Siempre tenía en la cabeza hacer una historia de corsarios modernos».

El escritor estuvo viviendo una temporada en la isla de Siros, que le sirvió de inspiración. A partir de ahí se fue documentando para armar la ambientación. «Me interesaba ambientar la historia en una isla que fuera como un sitio desértico. Ese archipiélago no existe, pero encontré una isla y la reconvertí en la de mi historia. Por eso quería un sitio desolado e inhóspito», comenta.

En cuanto a Miguel Jordán, este personaje es un marino mercante que se ve obligado a actuar de una forma inesperada por las circunstancias que marcan la Guerra Civil española. «Es un tipo gris y normal -dice su creador-. El mar es su lugar de trabajo. Es un marino y para él matar y morir formaba parte de las reglas de la vida. Lo que le horroriza es que mata a su propia gente, a los hombres de mar». Cuando conoce a Lena, una mujer misteriosa que vive en la isla junto a su marido, el barón Kitelios, todo cambia para este marino. «Es la mirada de Lena lo que convierte a Miguel en alguien singular», dice el autor de 'El problema final'.

Respecto a la protagonista femenina de la novela, Lena es una mujer que había trabajado como modelo pero que dejó todo «para seguir a un hombre». «Ese hombre que ella fabricó se destruye y entonces tenía dos opciones: o me voy o me voy pero antes me vengo. Una tercera posibilidad era la de luchar». A partir de ahí este escritor fabrica a un personaje típicamente «revertiano», ya que «las mujeres que aparecen en mis novelas son siempre luchadoras desde 'El maestro de esgrima'. En otras ocasiones, esas mujeres tienen posibilidad de lograr la victoria o de buscar la esperanza, pero Lena no la tiene, por eso me interesaba plasmar la venganza de una mujer derrotada».

Haciendo un paralelismo entre el mar y el proceso de escritura, Pérez-Reverte dice que «el mar te da una saludable incertidumbre y te obliga a hacer esfuerzos para mantenerte vivo. Esa sana incertidumbre -prosigue- también me asalta a la hora de escribir cada novela porque mis lectores no son los mismos que cuando comencé hace casi cuarenta años, de ahí que cada novela sea un desafío». En ese sentido, se siente afortunado porque los lectores le siguen desde la primera novela. «No hay nada peor que un escritor que está muerto y no lo sabe», sentencia.

Por otra parte, el escritor murciano confiesa que pertenece a una época que ya no existe. «Conocí primero Oriente a través del cine y la literatura y luego lo viví viajando a esos lugares como reportero. Nadie me ha contado cómo era Siria o Damasco. Ese mundo ya no existe porque ha sido destruído por cretinos como George W. Bush. Llegué a un mundo que ya se estaba acabando». Asimismo asegura que «yo he vivido la violencia, no la he aprendido, y eso te da un conocimiento enorme».

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