cultura
Antonio Onetti: «Lo que me ha hecho crecer como autor ha sido entrar en espacios nuevos y no tenerle prejuicio a nada»
El dramaturgo, guionista y presidente de la SGAE interviene este sábado en el XVIII Encuentro de Guionistas
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Sevilla acoge los días 11, 12 y 13 de abril esta cita con guionistas de la talla de Robin Green, de 'Los Soprano', o Rafael Cobos
![Antonio Onetti participará este sábado en el VIII Encuentro de Guionistas](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/04/12/antonio-onetti-dos-RaXR5rZWtZHEWVHQ8tb6JXN-1200x840@diario_abc.jpg)
Antonio Onetti (Sevilla, 1962), además de presidir la SGAE desde 2020, es un reputado dramaturgo y guionista cuyo nombre está detrás de obras teatrales como 'Madre Caballo' y 'La calle del infierno', de películas como 'Lola' o 'El lobo' o de series televisivas de gran ... éxito como 'La catedral del mar' o 'Amar es para siempre', entre otras. Este sábado participará en una ponencia dentro del VIII Encuentro de Guionistas, que se está celebrando en Sevilla desde el jueves y que se clausura hoy.
—¿Qué le parece que este Encuentro de Guionistas se celebre en Sevilla por primera vez?
—Ya era hora porque Sevilla es una ciudad importante para el mundo del guion. Siempre ha habido aquí muchos guionistas. Ahora contamos con gente como Rafa Cobos, Francisco Ortuño, Paco R. Baños, Benito Zambrano, etc. Aquí tenemos una gran tradición de gente del mundo del cine y de la televisión, lo que pasa es que por cuestiones de trabajo nos hemos tenido que ir fuera.
—¿Cree que en Andalucía hay tanta conciencia de colectivo entre los guionistas como en otras comunidades?
—Sí que la va habiendo. Hemos tardado más en asociarnos porque, si hay industria local, hay conciencia de grupo, pero si estamos trabajando en Madrid y Barcelona, es más complicado. Desde que llegó la democracia, en aquellas comunidades donde hay una lengua propia oficial se ha promocionado mucho el audiovisual porque era una forma de fijar esa lengua. Los euskaldún, los catalanohablantes o los gallegohablantes querían ver series en su idioma. El País Vasco fue un semillero de guionistas, como en Galicia. Hay muy buenas productoras en estas comunidades que comenzaron en el ámbito local y que luego dieron un salto global. Productoras como Bambú o Portocabo vienen de Galicia. En cambio en Andalucía eso no lo ha habido. Aquí se hicieron series como 'Plaza alta', 'Arrayán y no muchas más. Ahora lo que sí está habiendo es una pequeña industria cinematográfica, no televisiva. El motor del audiovisual en estas comunidades ha sido la televisión, pero en Canal Sur se ha apostado más por el cine. La televisión da mucho más trabajo y continuidad y crea una industria más profesional.
—¿Sobre qué va a reflexionar en la mesa redonda en la que participa este sábado?
—En el mundo del guion hay ahora mismo varios temas importantes a abordar. Uno es la legislación en la que se amparan las plataformas porque a estas les gustaría aplicar el derecho anglosajón, que no es el mismo que el de la Unión Europea. Hasta ahora hemos logrado mantener nuestros derechos, pero eso no significa que tengamos que bajar la guardia porque son empresas norteamericanas que llegan a Europa y que quieren seguir con sus mismas maneras de funcionar. En Europa los derechos de autor son inalienables. Tú puedes ceder el uso de esos derechos, pero el copyright siempre seguirá siendo del autor y este seguirá cobrando los derechos en función del éxito de la producción. Por el contrario, en el derecho anglosajón tú vendes el copyright y te olvidas. Hay un caso muy famoso del guionista de la película 'Sin perdón', David Webb Peoples. Era uno de sus primeros guiones. A Clint Eastwood le gustó y quiso hacer la película, por lo que le ofreció 10.000 dólares. El guionista firmó el contrato y le preguntó que cuándo comenzaban a rodar. Eastwood le contestó que dentro de veinte años cuando tuviera la edad del personaje protagonista que quería interpretar. Al final la película se estrenó en 1992 y ganó cuatro Óscar, pero el guionista no volvió a ver ni un dólar más. Por el guion de 'Instinto básico' creo que pagaron unos tres millones de dólares, algo brutal. Pero luego la película generó muchísimos millones de dólares y el guionista no volvió a ver nada. Tú de alguna maneras pierdes totalmente el control de tu obra. Cedemos todos los derechos para que nuestro guion se convierta en una obra audiovisual, pero no se pierden los derechos morales ni los derechos económicos de la explotación de tu obra. En el ámbito del derecho de autor tenemos la máxima de que el autor siga siempre su obra. Y siempre recibimos una justa compensación económica proporcional.
—¿Cómo está afectando la Inteligencia Artificial al sector de los guionistas?
—Le voy a poner un ejemplo. El otro día me enteré de una aplicación en la que tú pones el texto y te lo convierte en imágenes. Con una foto puedes cambiar al personaje. Así podías tener la imagen de un rapero en un concierto y luego cambiarla por el Joker haciendo lo mismo. Yo pienso que la Inteligencia Artificial como herramienta es muy útil. Hoy en día no sabemos hasta qué punto estamos influidos por la IA. Todos los algoritmos de una plataforma, todo lo que vas a ver o no lo está decidiendo una Inteligencia Artificial. Incluso los proyectos que entran en producción se eligen por unos parámetros que marca una máquina. Lo que yo no tengo muy claro es que las máquinas tengan capacidad de innovar. Lo audiovisual es una industria, pero también quiero pensar que es arte, y el arte es innovación. Los guionistas y directores de cine siempre están buscando nuevas maneras de contar las cosas. Un ejemplo son las series que se ven ahora, donde el tiempo va para adelante y para atrás constantemente. Hasta hace diez años se usaban los flashbacks puntualmente. Esos saltos temporales de ahora tan continuos se produce porque la narrativa audiovisual ha avanzado y también la capacidad de recepción del espectador. Si no fueran acompasadas, no se podría avanzar. Yo creo que los espectadores son más inteligentes de lo que los productores admitían.
—Usted ha trabajado como dramaturgo, guionista de cine y televisión. ¿Qué es lo que más le he llenado desde el punto de vista creativo tras haber rozado prácticamente casi todos los palos?
—A mí lo que más me ha gustado precisamente es haber rozado casi todos los palos. Desde que empecé en este mundo siempre me ha impulsado la curiosidad y el dinero, en el sentido de ganarme la vida. Al principio puedes decidir si esto lo quieres como hobby mientras trabajas como en otra cosa. Pero yo desde el minuto uno supe que quería vivir de esto, por lo que tuve que ganarme la vida y entender mecanismos como que tú no trabajas para ti, sino para el público. Cuando me proponían algo que me sacaba de mi zona de confort, me tiraba de cabeza. Yo empecé como actor. Luego comencé a escribir teatro, después empecé a hacer televisión y cine. En televisión he hecho de todo: he hecho tv movies, miniseries, series diarias ('Calle Nueva', 'Plaza Alta', 'Amar en tiempos revueltos' o 'Amar es para siempre'). Soy de una generación de autores que veníamos del teatro y entramos en la televisión. Mucha gente del cine veía con prejuicios la televisión, como si fuera algo menor. Pero los que veníamos del teatro llegamos con mucha hambre. Dar el salto a la televisión significaba un trabajo estable para una empresa que te pagaba de forma puntual. Luego hicimos en televisión cosas que no se habían hecho nunca, como la serie 'Padre coraje', que trataba el tema de los yonquis y que estaba filmada en andaluz. A mí lo que me ha hecho crecer como autor ha sido entrar en espacios nuevos y no tenerle prejuicio a nada. Las series diarias estaban muy denostadas, pero los viejos actores que yo conocía y que habían trabajado en Sudamérica me decían: «Espérate a que los actores se den cuenta que se pueden jubilar haciendo una serie». Estos están todo el año trabajando y no se mueven de su casa, mientras que a lo mejor en el teatro tienes que hacer una gira y estás un año fuera de tu casa o en cine sólo tienes un rodaje puntual. Al final te adaptas a un horario y te conviertes es un profesional. Pero ser un profesional no está reñido con ser artista, sino que son dos cosas complementarias.
«Le vamos a entregar la llave de la SGAE a título póstumo a Pascual González en un acto que será en la Feria la semana que viene»
—La SGAE se está volcando con Sevilla a través de numerosas actividades. El jueves organizaron un concierto de música urbana en Cartuja Center, la Fundación SGAE está apoyando este Encuentro de Guionistas y también está el proyecto Barraca XXI.
—La verdad es que estamos celebrando el 125 aniversario a nivel de toda España. El proyecto Barraca XXI lo estamos organizando en las siete ciudades donde la SGAE tiene sedes: Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona, Valencia, Bilbao, Santiago de Compostela, Sevilla y Madrid. Hemos hecho dos conciertos en Barcelona, el de los socios fundadores y uno muy reciente de flamenco. El 20 de abril organizaremos un concierto de jazz en Valencia. Hemos celebrado un congreso sobre Inteligencia Artificial en Madrid. Vamos a hacer un montón de actividades en torno al audiovisual. Estamos organizando dos ciclos sobre grandes series españolas en nuestra sala Berlanga de Madrid. Uno, dedicado a series de antes de los ochenta, como 'Estudio 1', 'Plinio', 'Crónicas de un pueblo' o 'Curro Jiménez'. El otro ciclo es con series a partir de los ochenta. Es nuestro cumpleaños y no todo el mundo puede presumir de cumplir 125 años. Nosotros entregamos unas llaves a los socios que llevan cincuenta años en la SGAE. La semana que viene vamos a darle una medalla a título póstumo a Pascual González, que hubiera cumplido cuarenta y cinco años como socio de la SGAE. Ese acto será en la caseta del Ayuntamiento y servirá además para hacerle un homenaje a las sevillanas. También le entregaremos la llave a gente destacada como al dramaturgo y director de escena Pedro Álvarez-Ossorio.
—¿La SGAE siempre ha estado presente en estos Encuentros de Guionistas?
—Nosotros tenemos el espacio de desarrollo de asociaciones, y eso tiene dos vertientes. Por un lado concedemos unas subvenciones directas a asociaciones para que tengan un fondo para pagar un local, las facturas, etc. Por otra parte les hemos dado un alojamiento a todas las asociaciones que han querido. Eso no sólo es en Madrid, sino en otras ciudades. La Academia de las Artes Escénicas en Madrid, la Acàdemia del Cinema Català, la Academia de la Música Catalana, la Asociación de Guionistas de Valencia, la gallega... Todos esos están en nuestras sedes porque les facilitamos un local. Aparte tenemos ayudas directas para proyectos. Eso lo da la propia SGAE. Por su lado, la Fundación SGAE apoya proyectos específicos más gordos y ayuda a la Academia de Artes Escénicas, a la Academia de Cine a la de la Televisión, etc. El Encuentro de Guionistas lo organizan el sindicato ALMA de guionistas -de Madrid- y por otro lado esta FAGA, que es una federación de la mayoría de las periféricas. Por lo cual, todas las asociaciones están representadas.
—¿En el mundo del cine hay algún director que se le haya resistido, ya fuera porque haya fallecido o porque no se haya dado el caso de colaborar con este?
—A mí me gusta trabajar con todos. Cuando no he colaborado con ellos me gusta trabajar con todo el mundo. Cuando he trabajado con ellos, con algunos me gustaría seguir haciéndolo y con otros no. Cuando eres guionista, la relación con los directores no siempre es fácil. Primero tienes que encontrar a alguien con un carácter complementario a ti. Luego te encuentras a directores que no entienden el papel del guionista porque creen que nosotros somos una pieza más de su película, pero en muchas ocasiones somos el origen de esa película. Creo que un buen director que es inteligente escucha mucho más a su guionista. Un buen guionista sabe que el autor de la película es el director y que tú siempre estás haciendo los planos de la casa, que al final la construye otro. Por mi formación teatral, donde un mismo texto lo pueden montar cinco directores distintos, estoy más acostumbrado a que el director va a tener su propia visión y su propia lectura, y no necesariamente es la tuya. Para mí eso es natural.
—¿De un guion magistral puede salir una película muy mala?
—Muy mala no, pero lo que sí puede pasar es que el director no sea capaz de sacarle todo el jugo que tiene un guion, a veces por incapacidad, porque no haya sabido manejar el presupuesto o a veces, que es lo peor, cuando va a contrarreloj. En eso último caso es cuando quiere reescribir el guion al dirigir. Aquí hay un tercer factor que es el productor, que puede poner orden o la lía. Al final uno tiende a trabajar con quien se entiende. Con algunos directores he hecho una película y con otros he hecho cuatro.
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