cultura
La Academia de Buenas Letras culmina el Año Nebrija con un homenaje
Juan Gil, Rafael Cano y Eva Díaz Pérez intervienen en un acto en el que se ha depositado en esta institución la maqueta que José Lafita usó para el monumento dedicado al gramático en Lebrija
Ignacio Camacho, «un jornalero de la palabra», ingresa en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras
![Personas que han intervenido en el acto en homenaje a Nebrija](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2022/12/14/nebrija-buenas-letrasuno-RpRrYdkoUSHbzYUanUhghzO-1200x840@abc.jpg)
El Banco Santander y la Real Academia Sevillana de Buenas Letras han organizado este miércoles un acto de homenanaje a Elio Antonio de Nebrija, en la que han participado los expertos Juan Gil, Rafael Cano y Eva Díaz Pérez. Previa a la mesa redonda ha habido un momento emotivo, ya que Teresa Lafita, nieta de José Lafita Díaz, autor del monumento que existe en Lebrija sobre el gramático y que se inauguró en 1944, ha entregado en depósito a la academia la maqueta de la escultura que realizó el artista para preparar su obra.
El primero en intervenir ha sido Juan Gil, catedrático emérito de Filología Latina de la Universidad de Sevilla. Este ha destacado la importancia que para Nebrija tuvo su viaje a Italia, «ya que se quedó deslumbrado por el renacimiento italiano». En dicho país, de hecho, compró libros en latín y también poesía, pues también destacó como poeta. «Allí se dio cuenta de las carencias que había en España, porque el latín se enseñaba con textos antiquísimos, no había diccionarios ni textos que los estudiantes pudieran usar. Nebrija tuvo una misión educativa, por eso creó una gramática latina».
Esas carencias se veían en aspectos como que faltaran tanto una gramática como un diccionario. «Él se dedicó a crear un diccionario insertando ficha a ficha. El latín era la lengua culta, pero no bastaba con leerla, también había que escribir este idioma». La gran originalidad de Nebrija, según este académico de la RAE, es que haría «un diccionario en latín-español, pero también en español-latín, que era mucho más difícil».
Asimismo, ha comentado que el humanista sufrió los efectos de la inquisición, ya que se le embargó una de sus obras, pero también contó con le apoyo de personajes relevantes, como el cardenal Cisneros, al que le dedicó un texto en el que criticaba a quienes le habían embargado su texto. «Era un hombre con una megalomanía muy grande. Se dio cuenta de que la lengua era compañera del imperio y se dedicó a dar reglas a ese imperio. Fue un hombre curiosísimo que una vez llegó a comprar una 'Vida de los filósofos griegos', de Diógenes, y las puso en verso para que los estudiantes tuvieran un manual de filología».
![Teresa Lafita entrega a Pablo Gutiérrez-Alviz la maqueta del monumento dedicado a Nebrija, de José Lafita](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2022/12/14/nebrija-buenas-letrasdis-U00852376884KLS-624x350@abc.jpg)
Por su parte, Rafael Cano ha resaltado que Nebrija «fue una excepción entre los intelectuales de su tiempo». «En su prólogo de la 'Gramática' participa de ese entusiasmo por la España recién restaurada, que hereda su pasado romano y visigodo. Cuando escribe en latín, aparecen adjetivos como 'hispanus'. El viejo concepto de Hispania anticipa lo que poco después va a provocar la denominación del español como idioma».
También este profesor emérito de Lengua Española de la Hispalense ha comentado que Nebrija «creó esas formas castellanas como calcos léxicos de la gramática latina. Palabras como ortografía, prosodia o sintaxis probablemente entraron por primera vez en la 'Gramática' de Nebrija. Es curioso que los modos verbales se dicen como en latín, anticipando el adjetivo al sustantivo (subjuntivo modo)».
Sin embargo, frente a una postura más neutral que empleaba al principio (uso predominante de la primera persona del plural), «en el libro IV de la 'Gramática' Nebrija abandona la forma objetiva e incluye muchos sustantivos y verbos valorativos. El gramático se convierte en censor que se carga de prejuicios. Así, dice occidente y oriente, en vez de oriente y occidente. Esas diatribas parece que traslucen la ira de una persona que no puede imponer las reformas más elitistas que él quería. La 'Gramática' de Nebrija fue elitista, pero a la vez el primer paso de un proceso largo que culminará dos siglos después con la creación de la Real Academia». Ha finalizado este experto comentando la frustración que sintió el erudito lebrijano a partir de 1517, «cuando ve que el poder no se interesa por la lengua. El rey Fernando era un político puro y no se interesaba por la cultura como la reina Isabel».
La última en intervenir ha sido la escritora y periodista Eva Díaz Pérez, que ha publicado hace unos meses su novela 'El sueño del gramático', dedicada a Nebrija. Esta ha comenzado agradeciendo el mecenazgo del Banco Santander, ya que «el mecenazgo fue muy importante en la vida de Nebrija para que se dedicara con sosiego al estudio». Igualmente ha añadido que «lo mío es un atrevimiento y una osadía porque escribir una novela sobre Nebrija tiene mucho de aventura loca». Y a pesar de que este sabio se llevara toda su vida estudiando y leyendo en las bibliotecas, «para mí fue un personaje apasionante del que sabemos muy poco. Confío en la literatura como salvadora de injusticias históricas».
También esta autora ha deseado que su novela «sirva de puente entre los lectores y los investigadores. Siempre desde el punto de vista de la literatura rigurosa. Hay mucha gente que se apunta a la novela histórica, pero estos hacen poca investigación y tienen escasa rigurosidad. Para adentrarme en la vida de Nebrija y hablar de él con propiedad investigué mucho sobre el personaje».
Aparte de acercar una figura tan desconocida al gran público, Díaz Pérez ha dicho que «para mí fue fundamental la lectura de los prólogos de las obras de Nebrija. Allí aparecen muchos datos personales. A partir de ahí he hecho una ficción histórica, pero verosímil y sin inventar cosas absurdas. Por eso estos son unos prólogos muy cervantinos, porque aportan muchos datos personales. Hay también numerosas lagunas sobre su viaje a Italia, que fue clave en la vida de Nebrija. Ahí es donde la novelista paseó al personaje por la Italia del renacimiento».
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