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El 'viaje' de despedida de Alfonso Rodríguez, general de la Guardia Civil: de la Estella de los años 70 a la Sevilla del siglo XXI
El jefe de la IV Zona de la Guardia Civil pronuncia su último discurso antes de pasar a la reserva
El acuartelamiento de Eritaña ha sido escenario este martes por la mañana de la despedida a la bandera del general jefe de la IV Zona (Andalucía) de la Guardia Civil. Alfonso Rodríguez Castillo ha dicho adiós de manera oficial a su carrera en activo como ... miembro del Instituto Armado ya que en unos días pasará a la reserva tras haber cumplido cuatro años como jefe de la demarcación más importante de España en número de efectivos. Será el próximo 8 de octubre cuando abandone su despacho de manera definitiva.
El discurso del general ha estado cargado de emotividad. Los galones y la rigidez del uniforme no han podido frenar las lágrimas de un oficial al que se le ha quebrado la voz en más de una ocasión y al que le ha costado mucho terminar su discurso porque en ese preciso momento se detenía a agradecer el apoyo que siempre había recibido de su mujer Andrea.
«Gracias por colaborar desde siempre en todo lo que era guardia civil, aunque como dices no estuvieras en nómina. Gracias por seguirme en los destinos, perdiendo puestos de trabajo consolidados y teniendo que empezar cada ciclo de cero. Sin todo ese esfuerzo tuyo, no habríamos llegado hasta aquí. Fue una suerte conocerte y un privilegio compartir contigo toda nuestra vida». El nudo en la garganta se le hizo más grande al referirse a sus hijos Alfonso y Andrea y a su nieto Ángel: «por dedicarme cada vez que lo veo esa sonrisa de vida, alegría y esperanza que solo un niño puede dar a un abuelo».
En las palabras de Rodríguez Castillo, no han faltado menciones al poeta Antonio Machado y ha desvelado su afición por Joaquín Sabina: «cuando hace cuatro años el Director General y ministro del Interior, con el apoyo de mis mandos naturales, esperaron hasta el día de 19 de septiembre para ascenderme a general, conocían mi debilidad por Sabina para que tal día como hoy, pudiera deciros, que tras 19 días, 45 años y más de 500 noches, en concreto 16.445, ceso en el servicio activo en la Guardia Civil».
A través de sus últimos palabras como jefe de la Guardia Civil en Andalucía, ha hecho un viaje por lo que han sido más de 40 años de servicio. Una trayectoria que arrancaba en la academia de Úbeda y en un primer destino complejo en Estella (Navarra) en 1979, «en una época muy significativa de la historia de España y donde los azotes de la banda terrorista ETA eran continuos».
Primer cometido en 1979
Su primer cometido fue vigilar una mesa electoral en las primeras elecciones municipales de 1979. De ahí se sucedieron «distintos ascensos y destinos por diversas provincias españolas, principalmente andaluzas». Unos cambios ligados a su profesión que el general califica de «turismo verde».
En su despedida ha asegurado que se marcha «con la conciencia tranquila» y siendo «leal» a sus superiores jerárquicos y administrativos. Rodríguez Castillo ha asegurado que esa lealtad es la clave para que la Guardia Civil haya sobrevivido a cerca de 200 años de historia propia. Una institución de la que siente que no se desliga por completo: «este acto simboliza un cambio de situación, pero sólo eso, me despido de la Bandera pero no me desvinculo del juramento de defenderla que formulé hace 45 años. Todo lo contrario, al besarla hace unos momentos, junto al torbellino de recuerdos y vivencias que fugazmente sucedieron por mi mente y por mi corazón, pasó también el renovado sentimiento de amor a España, de respeto a mi Bandera y de servicio a los ciudadanos».
El acto ha estado presidido por el mando de operaciones, el teniente general Félix Blázquez González, quien le ha agradecido el servicio prestado al cuerpo y ha ensalzado su trayectoria dentro del Instituto Armado. «Para toda la cadena de mando ha sido todo un privilegio trabajar contigo durante un tiempo que ha sido intenso». Y es que los últimos cuatro años han estado marcados indiscutiblemente por la pandemia, que cogió al general prácticamente recién llegado al destino, y la lucha incansable contra el narcotráfico donde Andalucía es frente de batalla principal.
Entre los invitados ha habido presencia de autoridades civiles y militares de varias comandancias andaluzas. Además, se ha visto presencia de un nutrido grupo de gaditanos. No en vano el anterior destino del general, antes de recalar en Eritaña, fue la jefatura de la comandancia de Cádiz. Una provincia a la que acude asiduamente.
En los corrillos que se formaron después del acto castrense, como detalle curioso, el jefe de la Comandancia de Sevilla, el coronel Luis Ortega Carmona, recibió alguna que otra felicitación por lo que parece un nombramiento inminente. Su nombre suena con fuerza en las quinielas para sustituir al general Rodríguez Castillo.
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