MEDICINA DE PRECISIÓN
El triple bypass cerebral que devolvió la vida a Manuel tras 24 horas en el quirófano
Dos neurocirujanos realizan con éxito en el Virgen del Rocío de Sevilla una intervención de gran complejidad que muy pocos profesionales se atreven a realizar en España y en la que se operan arterias craneales de un milímetro de diámetro con suturas microscópicas
«En Neurocirugía casi todo es quitar y destruir y poder construir algo nuevo es emocionante»
La operación tuvo lugar el pasado verano pero ya se han hecho seis muy parecidas (la última, el pasado mes de diciembre) con idénticos resultados. El paciente del triple bypass cerebral, Manuel Romero, de 38 años, un mécanico de aviones sevillano, se encuentra ... en perfecto estado haciendo vida normal. La revascularización cerebral microquirúrgica que se aplica en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla consiste en la realización de bypass entre arterias extracraneales y las arterias del cerebro o entre las propias arterias del cerebro entre sí. Mediante esta novedosa técnica microquirúrgica se asegura la llegada de sangre a todas las zonas del cerebro en los casos en que se hace necesario el cierre de arterias para excluir de la circulación un aneurisma cerebral y evitar la rotura espontánea y un grave ictus hemorrágico. Para lograrlo los neurocirujanos Antonio López y Aex Yahver Meza, de los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena, tuvieron que realizar suturas en espacios profundos y reducidos del cerebro y unir arterias muy separadas entre sí con una nueva arteria radial, que se obtiene del antrebrazo. Todo a contrarreloj porque en el cerebro «el tiempo es vida».
Los doctores López y Meza forman un tándem médico que ha metido seis goles maradonianos (en carrera, largos y con muchos regates) en los quirófanos del Virgen del Rocío. Se trataba de seis pacientes con grave aneurisma cerebral a los que no se podía tratar con ninguna otra técnica y a los que se les ha regalado una prórroga y un descuento que pueden durarles muchos años. Les han regalado vida, a fin de cuentas. Los seis penaltis que tiraron estos dos neurocirujanos, con la ayuda de otros profesionales, entraron por la escuadra de la portería y no fue cuestión de suerte en ninguno de los casos, sino de preparación, estudio y entrenamiento, aunque en una mesa de operaciones pueden ocurrir cosas imprevistas durante las 24 horas que llega a durar esta intervención que realizan contadísimos hospitales españoles. El Virgen del Rocío fue de los primeros.
Manuel Romero, 38 años, mecánico de aviones, es uno de estos seis pacientes. Vive en la localidad sevillana de Santiponce y su grave lesión cerebral dio la cara de forma repentina una mañana de un sábado, mientras trabajaba en las instalaciones que tiene Airbus en Tablada. «Siempre he hecho mucho deporte y la tarde anterior había jugado un partido de fútbol-sala con unos amigos más jóvenes que yo. Todo había ido muy bien y al día siguiente me levanté temprano y me fui a trabajar. Cuando llevaba un rato con una pieza de un avión, se me quedó pillado el brazo de buenas a primeras. Y a partir de ese momento ya no podía hablar. No me salían las palabras«.
A Manuel lo vio primero una enfermera de guardia en Tablada y, poco después, un médico del Hospital Vithas de Castilleja de la Cuesta. Cuando el facultativo vio el resultado de la resonancia cerebral, llamó al Samur sin demora y lo envió al Virgen del Rocío, el único donde podrían evitar que le reventara una arteria del cerebro. «El domingo me tuvieron en Observación y el lunes me levanté sorprendentemente bien. Se me pasó el problema del brazo y ya casi podía hablar pero todas las pruebas decían que mi vida pendía de un hilo. Yo pensaba que se estaban equivocando, que la resonancia debía de ser de otro paciente, pero cuando me hicieron un cateterismo y me enseñaron en 3D la imagen de la bola que tenía en el cerebro, no tuve más remedio que aceptarlo. Un médico del hospital dijo que creía que no se podía hacer nada a causa del tamaño que tenía la bola y de las implicaciones de la lesión. Ese día salí llorando del hospital porque pensaba que me iba a morir, que no salía de allí, y no me podía quitar de la cabeza a mis dos niños, de 7 y 2 años«, cuenta.
Los doctores López y Meza sí creyeron que se podía hacer algo para salvarle la vida y programaron una compleja operación. «No era la primera vez que hacíamos una revascularización cerebral ni un doble bypass, aunque en este caso tuvimos que hacer uno triple. «Fuimos a la arteria y extirpamos el aneurisma de manera que se evitara también el riesgo de un posible ictus con secuelas invalidantes», cuenta el doctor López. Y añade: «Las de neurocirugía son de las operaciones más largas que se hacen en el hospitalpero los neurocirujanos sabemos soportar la presión porque es una cirugía que te mantiene en tensión todo el tiempo».
Estos dos neurólogos aprendieron esta técnica en centros de Helsinki (Finlandia), Saporo (Japón), Fénix (Estados Unidos) y Sao Paulo (Brasil), los únicos países del mundo donde se practica este tipo de operación. «Llevamos muchos años de preparación y práctica en el laboratorio y disponemos de nuestro propio material, que compramos en Japón y con el que practicamos a diario. Es una cirugía de alta precisión y si dejas de practicar una semana se nota», añade el doctor Meza.
La precisión es tan alta que aplican puntos para unir las arterias que son más finos que un cabello. «Las arterias tiene un diámetro de poco más de un milímetro y les aplicamos unos veinte puntos», cuenta el doctor Meza. La tecnología y la ayuda microscópica es fundamental en esta técnica pero las manos del cirujano son las que deciden todos los movimeitnos a sabiendas de que cualquier error puede tener consecuencias fatales. «El problema de cualquier paciente con un aneurisma es que la angustia de pensar que la arteria se puede romper en cualquier momento no le deja vivir. En casos como el de Manuel era imposible cerrar el aneurisma ni tratarlo con cateterismo«, dice el neurocirujano, que expone que » disección de las arterias que se van a unir lleva mucho tiempo« y que »extirpar el aneurisma puede llevar también varias horas, aunque normalmente se criba en su cuello. Estamos hablando de aneurismas muy grandes, casi gigantes«.
«El problema de cualquier paciente con un aneurisma es que la angustia de pensar que la arteria se puede romper en cualquier momento no le deja vivir. En casos como el de Manuel era imposible cerrar el aneurisma ni tratarlo con
cateterismo«
Antonio López
Neurocirujano
Manuel Romero cuenta que le prescribieron una aspirina infantil dos días antes de la fecha elegida para su operación y que casi entrando en el quirófano «llegó una anestesista muy joven que me dijo que que esto no saldría bien y que me iba a morir. Lo dijo delante de mi madre y de mi mujer, poco antes de dormirme«, cuenta Manuel asombrado.
Él no murió, aunque la operación duró 24 horas y tardó nueve días en despertarse después del triple bypass. Lo hizo en la UCI con algunas dificultades en el habla pero sin problemas en el brazo y recordando las notas musicales (toca la guitarra). Poco después,pasó a planta y a los veinte días ya estaba en casa. «Les pedí que me dieran el alta porque me encontraba muy bien y el doctor López me la dio a condición de que fuera todos los días al hospital a revisiones«, cuenta. Así lo hizo durante dos meses hasta que le dieron el alta definitiva. «Me salvaron la vida y no tengo palabras suficientes de agradecimiento para estos dos doctores. Tuve mucha suerte con ellos. Ahora corro todos los días, no tengo prácticamente ninguna limitación, salvo el tabaco y el alcohol porque estoy tomando aspirina infantil y una pastilla antiepiléptica todos los días». Manuel ha dejado de fumar y de tomar cerveza después de los partidos de fútbol con sus amigos y ahora está esperando a que le hagan otro cateterismo «y que salga sin ninguna bola», dice.
Entonces quizá volverá a llorar, esta vez de alegría, junto a su madre, su mujer y sus dos hijos pequeños.
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