Ejército
Tablada, un siglo en el corazón de Sevilla
El acuartelamiento del Ejército del Aire festeja este 2020 su centenario con la vista puesta en estrechar los vínculos con la ciudad
El proyecto de la Casa del Infante para convertirla en un centro de interpretación colocaría a Sevilla en el puesto que le corresponde en la historia de la aviación española

Los aviones dejaron de despegar en Tablada en marzo de 1990 , pero los sueños no han dejado de volar desde entonces. El histórico acuartelamiento del Ejército del Aire en la antigua dehesa donde pastaban los toros bravos a los que Belmonte ... le robaba pases a la luz de la luna, sede de la segunda sociedad de Tiro de Pichón de España tras la de Jerez, y emplazamiento del primer hipódromo de la ciudad es hoy un recinto que el coronel de la base, Alberto Quirós , define como «un pequeño pueblo» en el que trabajan a diario unas 1.300 personas de 13 unidades militares diferentes.
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Rezuma historia de la aeronáutica española resumida en un puñado de nombres propios que lograron inmortales gestas de la aviación desde Sevilla, siempre recitados por parejas, como se sentaban en las carlingas: Herrera y Ortiz Echagüe, Jiménez e Iglesias, Rodríguez y Haya, Barberán y Collar . A los que hay que sumar otra porción de apellidos ilustres que engrandecieron Tablada a lo largo de su centenaria historia: González Gallarza, Delgado Brackenbury, Orleáns, Vara de Rey, Salas Larrazábal, Serrano de Pablo o De Juan Valiente hasta llegar a Muñoz Cariñanos , director de la Policlínica de la base, cuya sangre derramada por terroristas de ETA supuso el más alto tributo a la convivencia patria.

Pero, sobre todo, Tablada puede presumir de presente histórico y de futuro inmediato. No son formas gramaticales huecas, sino la constatación del trajín en el medio millón de metros cuadrados de la base al otro lado del campo de la Feria, ese trasunto del río Liang Shan Po del que habla el general de división Enrique Biosca , director de Enseñanza del Mando de Personal del Ejército del Aire, rememorando la serie televisiva «La frontera azul» de la década de los 70.
La referencia a la serie es oportuna por la cita que encabezaba cada uno de los episodios –« No desprecies a la serpiente por no tener cuernos, algún día se reencarnará en dragón »– porque puede aplicarse con propiedad a Tablada. Ya no se ve el trasiego de aeronaves que recuerda Segundo Vaya , veterano de los residentes en el acuartelamiento con 78 años vividos entre sus muros, pero por el despacho del general Biosca pasa la responsabilidad de doce centros de enseñanza , cuatro unidades de prácticas de vuelo con 160 aparatos, 500 docentes de los que 150 son profesores de vuelo , 3.000 militares en prácticas de perfeccionamiento, casi 1.800 en formación y un tercio de todas las horas de vuelo que lleva a cabo el Ejército del Aire.
Y en el ACAR Tablada, el acrónimo con que lo conocen los militares, tiene su base el Grumoca , una unidad de reacción rápida capaz de desplegar un centro de control aerotáctico , y la Maestranza Aérea , heredera del primitivo Parque Regional Sur para fabricación, instalación y montaje de piezas de los aparatos.
La prioridad ahora es reanudar los lazos con la ciudad que se aflojaron cuando se eliminó la conscripción
En el acuartelamiento, la prioridad ahora es reanudar los lazos con la ciudad de Sevilla que se aflojaron cuando se eliminó la conscripción. «Yo hice la mili en Tablada» es más que el nombre de un exitoso grupo en las redes sociales con que alimentar la nostalgia de los quintos para convertirse en el recuerdo de los buenos tiempos, cuando el rancho del cuartel era alabado unánimemente y casi 2.500 reclutas cumplían con el trámite de la mili , la mayoría como voluntarios, cada año.

«El centenario de la base , constituida en 1920 por orden del Rey Alfonso XIII, ha sido la excusa », confiesa el general Biosca, convencido de que las visitas culturales previstas –incluso teatralizadas los fines de semana a partir del sábado 12– «son un mecanismo para salvar la barrera mental que algunos sienten como si Sevilla se acabara en el real de la Feria».
El objetivo compartido es «tener presencia en la sociedad aportando nuestros valores para hacer ver no sólo los lazos históricos de Tablada con la ciudad sino la vinculación industrial y social». En el horizonte, la adaptación de la llamada Casa del Infante (por don Carlos de Orleáns y Borbón) como centro de interpretación de la aeronáutica en Sevilla con los fondos actuales y otros que pudieran exhibirse además de aparatos en los hangares históricos de los años 20 del pasado siglo.

En ello está también el ex coronel José Clemente Esquerdo , comisario de la exposición que hace repaso de la historia de la base en el edificio de la sociedad del tiro de pichón que proyectó el arquitecto Talavera de la Vega a finales del siglo XIX. Piloto de cazas cuando estaba en activo, acuarelista, le picó el gusanillo de la historia y es autor con Juan Antonio Guerrero del libro «Tablada: la aviación y Sevilla» que ya ha conocido cuatro ediciones. «Tablada es la base del Ejército del Aire más documentada desde el punto de vista histórico», arguye con un punto de orgullo indisimulado.
En esa tarea destacó el teniente general Luis Serrano de Pablo , autor de la primera historia de la base de la que partieron tres de los grandes vuelos de la aviación nacional: el «Jesús del Gran Poder» hasta Bahía , en el nordeste de Brasil; el del B ruguet XIX TR 71 con Rodríguez y Carlos de Haya hasta Bata , en la Guinea española continental; y el «Cuatro Vientos» de Barberán y Collar hasta Camagüey con su fatal ampliación hasta México.
Clemente diseñó la propuesta museística en torno a paneles informativos resumiendo la historia; diversos material de memorabilia como el uniforme del comandante Rojas , uno de los pioneros de la escuela de vuelo de Tablada desde 1917 cuando todavía eran militares del arma de Caballería los que volaban; y una prodigiosa colección de sesenta maquetas de los modelos que pasaron por la base originales de Juan Manuel Prieto .
Piloto de combate en el ala de Jerez entre 1970 y 1985, estuvo destinado en Tablada hasta 1992, volvió a Jerez para mandar la escuadrilla de reconocimiento marítimo con los P-3 Orion que pronto se retirarán del servicio y volvió a Tablada para enamorarse definitivamente de la base y su historia. «Para mí, este acuartelamiento es mi casa. Lo único que me ha faltado es nacer aquí », dice con convencimiento de causa.
Precisamente es de lo que puede presumir Segundo Vaya . Hijo del cocinero de la base tras la Guerra, ha vivido 78 años en Tablada , en cuya Maestranza Aérea cotizó durante medio siglo, desde los 14 en que entró a trabajar en CASA hasta su jubilación.

Todavía hoy sigue viviendo en el acuartelamiento, en una de las casitas del llamado Barrio Viejo pertenecientes al instituto oficial de vivienda del Ministerio de Defensa. Vaya guarda memoria hasta de los árboles : «A aquellos plátanos de Indias me he subido yo de chico y estas palmeras son centenarias porque cuando yo era un crío correteando por aquí ya cogía dátiles para comerlos».
Pero, sobre todo, guarda recuerdo del trasiego en la base en sus años más boyantes: «Los Fiat, conocidos como Chirris, no llegué a conocerlos, pero sí los Savoia y los Messerschmitt». La ermita que luego se convirtió en iglesia, los aparatos que trajo la Ayuda Militar norteamericana, los 'Azor' –«eran muy endebles»–, el pabellón de oficiales que luego ocuparon los generales de la Región Aérea del Estrecho, la choza donde vivía con su familia Manolito, el cocinero del grupo... El puente aéreo con el frente del desierto en la campaña del Sidi Ifni acude a su memoria como si estuviera reviviendo el trajín cotidiano en la base en aquellos años con la impresión que los sucesos de juventud se guardan en la retina.
Este año no se festejará la patronal, la Virgen de Loreto, el 10 de diciembre. Los veteranos recuerdan las fiestas en su honor en otros tiempos
Y la patrona, claro. La Virgen de Loreto , cuya festividad el 10 de diciembre estaba marcada en rojo en el calendario familiar por encima de la Feria o la Semana Santa. «Había baile la víspera hasta las seis de la mañana y luego, desfile y vino español» , rememora con la nostalgia de quien este año no podrá acudir a la celebración: se ha suspendido y no habrá misa ni parada militar cumpliendo los estrictos protocolos antiCovid-19.

Segundo Vaya habla con familiaridad del general Salas Larrazábal y de su hermano que fue jefe de la Maestranza. Otro hermano escribió la monumental historia de la Guerra Civil, pero nunca apea el tratamiento a los uniformados , reflejo en quien lleva toda la vida entre entorchados aunque no sea uno de ellos.
Segundo Vaya forma parte de la asociación de Amigos de Tablada, una organización que Antonio Rodríguez de la Borbolla puso en marcha con una quincena de fundadores en 2002 por iniciativa del general Eduardo González-Gallarza y que él mismo preside desde 2014 en sustitución de su primer presidente, Rafael Álvarez Colunga .
Son más de doscientos veteranos para los que se organizan visitas, han recorrido todas las instalaciones del Ejército del Aire «desde Getafe hacia abajo» y mantienen una «relación muy especial con Tablada y Capitanía», como símbolos de la presencia militar en Sevilla. Este año, a causa de la pandemia, las actividades se han ralentizado y tampoco podrán desfilar el día de la Virgen de Loreto, este jueves 10.

El coronel jefe del acuartelamiento –«algo así como el alcalde de un pequeño pueblo», dice de sí mismo Alberto Quirós – también lamenta la ausencia de actos protocolarios esta semana como una oportunidad perdida en el empeño colectivo de «abrir las puertas para que se sepa que en Tablada hay algo más que el avión de la puerta y que las gestas de hace un siglo son el origen de la aeronáutica sevillana. Esa semilla que se plantó desde hace un siglo hace que la industria esté aquí». Como sostiene el general Biosca, todo orientado a «conseguir que los sevillanos vean Tablada como una extensión de la ciudad ».
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