Sevilla
La nada pacífica historia de la plaza de la Magdalena
Es el espacio urbano de Sevilla que ha sufrido más transformaciones y suscitado más controversia en menos de dos siglos de existencia
![La plaza de la Magdalena, entonces llamada del General Franco, en los años sesenta del siglo XX](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2020/07/30/s/plaza-magdalena-historia-U18063360801tss-1248x698@abc.jpeg)
Se llamó durante medio siglo plaza del Pacífico pero su historia no ha sido para nada pacífica. El nuevo proyecto de urbanización que cerrará al tránsito rodado la actual plaza de la Magdalena no es sino un jalón más en esta sucesión ... de controversias en que se ha visto envuelta desde su inauguración en 1844 , durante el reinado de Isabel II . En menos de dos siglos de existencia, es el espacio público de la ciudad que ha sufrido más transformaciones. Y que ha suscitado más diferencias. Y todavía no han terminado.
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Donde hoy está la plaza de la Magdalena, estuvo la parroquia hasta que la invasión napoleónica la derribó en 1810. Allí estuvieron enterrados los restos de Martínez Montañés , avecindado en la calle de la Muela, hoy rotulada como O'Donnell , que con Tetuán, Méndez Núñez , y la propia plaza del Pacífico componía unidad temática en el nomenclátor para subrayar la campaña naval en aquel océano en el segundo tercio del siglo XIX. La vuelta al rótulo original de la plaza de la Magdalena acabó con esa unidad.
![La plaza del Pacífico con los coches de punto aparcados alrededor de la zona central](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2020/07/30/s/plaza-pacifico-historia-U58673587107wSX-510x349@abc.jpeg)
El año 1866 marca un punto de inflexión en el entramado urbano, una vez descartada por entero la reconstrucción de la parroquia, movida al antiguo convento de San Pablo de la orden de Predicadores, donde nació fray Bartolomé de las Casas, por ejemplo, procurador de los indios. Lo que hoy conocemos es sólo el templo del convento de San Pablo, cuyas dimensiones eran mucho mayores.
Siguiendo la tendencia urbanística de finales del siglo XIX, se diseñó una plaza salón con doble hilera de árboles, de forma elíptica . En medio, una fuente con material de acarreo de la Alameda y del palacio episcopal de Umbrete que se había instalado en 1844. Representa a una matrona vestida con peplo pero ningún estudioso de iconografía grecolatina ha acertado a distinguir a quién honra la imagen.
Llegó a tener cuatro puestecillos de agua , uno en cada esquina de la plaza, que le dieron fama en la ciudad y farolas de gas instaladas en 1862 acentuando ese aire romántico de sencillo recreo en el paseo cotidiano a la atardecida. Pero en 1882 –apenas seis años después de adoquinarla– sufre la primera transformación de importancia: aceras más anchas para convertirse en parada de coches de punto que dieran servicio a los dos establecimientos de hospedaje que marcaron su historia: el hotel de París y el hotel Madrid .
Es entonces cuando se sustituyen los árboles de porte por palmeras , eliminadas a partir de noviembre de 1989 cuando una de ellas cayó mortalmente sobre un transeúnte de cuarenta años que cruzaba la plaza junto a otra persona que resultó herida.
Las modificaciones –y las diatribas asociadas– arraigan con fuerza en los años de posguerra en Sevilla , cuando se levanta el que hoy resulta ser el más valioso edificio de la plaza del General Franco, como se había rotulado entonces: el conocido como Cabo Persianas , el paródico nombre con el que el vulgo bautizó el proyecto de Rafael Arévalo y Gabriel Lupiáñez Gely que es la mejor muestra de arquitectura racionalista de la época. La naviera Ybarra , que cubría la línea Sevilla-Buenos Aires, bautizaba toda su flota con nombres asociados a ese accidente geográfico: «Cabo de Buena Esperanza», «Cabo San Vicente» o dos de infausta memoria: «Cabo Machichaco» y «Cabo Carvoeiro» . La apariencia de puente de mando del edificio llevó a la gente a conocerlo como un barco de Ybarra más: «Cabo Persianas», ya que estas cortinillas de madera suponían el elemento más identificador del edificio.
![El edificio conocido como Cabo Persianas se aprecia desde el derribo del hotel Madrid](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2020/07/30/s/derribo-hotel-madrid.jpeg-U12162475130Bew-510x349@abc.jpg)
Pero su construcción no dejó indiferente a los sevillanos. Hubo un movimiento muy fuerte para su derribo por contravenir un supuesto estilo hispalense de arquitectura. El Ayuntamiento de Sevilla llegó a pedir su demolición, de la que lo salvó el informe del arquitecto municipal Juan Talavera : «Los alzados de los edificios que la rodean son vulgares y anodinos , a no ser que quiera considerarse como monumental la fachada de una casa existente decorada con yesos abundantes de un pseudo renacimiento francés».
Talavera defendió con valentía la nueva arquitectura: «El Ayuntamiento de Sevilla ha demostrado constantemente su preocupación y deseo de no alterar el carácter de la ciudad , y ha conseguido librarlo de la tendencia tan generalizada en todas las poblaciones al hacer sus reformas, de querer cambiar su aspecto inspirándose en el de otras poblaciones extranjeras. Sin duda, a ello han cooperado los arquitectos sevillanos y el gusto y opinión general del público. Pero hace unos años, las nuevas tendencias estéticas en arquitectura han llegado a Sevilla , como a otras ciudades de carácter artístico e histórico, Salamanca por ejemplo«.
Lo peor estaba por venir, sin embargo. Al fin y al cabo, en el Cabo Persianas eran evidentes trazas de indudable calidad. Lo que vino después, sin embargo, no las tuvo y la plaza se vulgarizó hasta límites insospechados . Incluso las fachadas con decoración de yesos eran más presentables que las oficinas y los establecimientos que los reemplazaron.
![El hotel Madrid, cerrado a la espera de la piqueta en una foto de 1971](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2020/07/30/s/sevilla-hotel-madrid-U67511034667xrS-510x349@abc.jpeg)
Todo aquel caserío, de escaso valor arquitectónico pero que conformaba un paisaje reconocible, empezó a caer víctima de la piqueta desde mediados de los años 50. Primero, el Gran Hotel de París , en mitad de la plaza, dejó sitio para Galerías Preciados; luego, la casa del Marqués de Aracena -originariamente casa Conde Luque- frente al Cabo Persianas en 1966 siguió la misma adversa suerte de la casa de los Sánchez-Dalp , que ostentaba a su muerte el marquesado; después, el hotel Madrid , con pretenciosos patios y salones en estilo arabesco decorados con yeserías y mocárabes en la calle San Pablo, para levantar en su lugar el edificio de Galerías Preciados; y, por último, en 1978, el frente de casas del Callejón de los Pobres , rotulado en 1939 en honor de la maestra Josefa Reina Puerto.
La plaza ha visto desfilar en uno y otro sentido tranvías, turismos, autobuses y polémicas en parecido número. De hecho, seguirán desfilando.
La última discusión tiene que ver con la superficie arbolada y el mantenimiento de la configuración actual de la plaza, con su vegetación y la fuente central procedente del patio de la Casa Grande de la Misericordia. La Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) insiste en que al triplicar la extensión de la plaza peatonal sin triplicar, «como mínimo» el arbolado y la vegetación existente con ejemplares de similar porte a los actuales, disminuirá la proporción de la zona verde y sombreada en la nueva plaza, de la que desaparecerá el pavimento de chinos lavados y la losa de Tarifa para dejar paso al impersonal y recaldeado granito.
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