El rugby sevillano dice adiós a uno de sus grandes pilares

Ayer fue enterrado Antonio Mejías, jugador, técnico y fundador de varios equipos

Antonio Mejías posa con varios jugadores del Uni y el Ciencias ABC

JUAN ARBIDE

El deporte en Sevilla está de luto. El sábado se marchó para siempre, a los 74 años y después de luchar hasta el final contra una larga enfermedad, Antonio Mejías Solís. Su nombre está ligado al rugby , aunque la agenda polideportiva le debe mucho por la infatigable labor realizada en la década de los setenta y los ochenta.

Antonio Mejías nació en Sevilla en abril de 1941. Llegó a jugar en la cantera del Betis y mostró afición por el ciclismo y el balonmano, pero muy pronto dejó claro que su pasión era la del balón ovalado. A comienzos de los sesenta, el rugby era cosa de Madrid y Cataluña. Un asunto casi desconocido en Sevilla. Pero Mejías, acompañado por Manuel Rodríguez Piñero, se encargó de difundir las virtudes del «deporte de villanos jugado por caballeros» .

El que fuera uno de los pioneros del rugby en Sevilla hizo casi de todo. Fue jugador, entrenador e, incluso, fundador de varios equipos. Empezó en la Escuela de Náutica, militó en el conjunto de la Facultad de Arquitectura y en las filas del RACA. Pero su nombre está ligado, sobre todo, al de un histórico en Sevilla, el Ciencias . «Al jugador de rugby se le conoce por su modo de comportarse dentro y fuera del campo, no por las victorias conseguidas». Así de contundente era uno de los mensajes que lanzaba. No eran palabras de un cualquiera. Mejías fue el primer andaluz que militó en las filas del equipo universitario nacional de rugby y tuvo la posibilidad de participar en un histórico partido que España jugó en Italia.

Su nombre estuvo ligado a un equipo histórico en Sevilla, el Ciencias

«El jugador de rugby necesita equilibrio mental, estabilidad nerviosa, audacia, valor moral y físico, fuerza, resistencia, y todo dentro de una palabra:humildad». Eran muchas las experiencias acumuladas. Tomó el camino del magisterio. Impartió clases de Educación Física en los colegios Alemán y San Francisco de Paula de Sevilla. Mención especial merece el Colegio Aljarafe. Dos décadas pasó en Mairena. Creó el Club de Rugby Aljarafe, cantera en la que aprendieron algunos jugadores que militaron en División de Honor en las filas del Ciencias y del Universidad de Sevilla.

Su experiencia le permitió también estar al mando de varios centros deportivos. Mar del Plata, Tiro de Línea, La Cartuja y las míticas instalaciones de Chapina. Allí, en los terrenos que después acogieron la Puerta de Triana de la Expo 92, Mejías puso de su parte, junto a Paco Alonso y su grupo de trabajo, para que la selección maorí, base de los históricos All Blacks, jugara en Sevilla contra España en 1988 . Un año antes, dos referencias del mundo del atletismo, Carl Lewis y Ben Johnson, corrieron entre el clamor de los aficionados que abarrotaron las gradas de Chapina.

«Fue nuestro referente». Los que tanto aprendieron de Mejías le organizaron un homenaje en 1996 con la presencia en las instalaciones de San Pablo del combinado B de Escocia. El Ayuntamiento de Sevilla reconoció su trabajo cuando la enfermedad amenazaba con ganarle la batalla. Pero Mejías, con el apoyo de su familia y de una interminable lista de amigos, luchaba con todas sus fuerzas. Quería seguir en el partido. Al final, cosas de la vida, se marchó justo el día en el que los All Blacks ganaron la final del Mundial.

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