Mercado de oficinas
La pandemia del coronavirus acaba con el boom de las oficinas compartidas en Sevilla
El teletrabajo y la crisis hunden la ocupación de estos espacios flexibles que se han multiplicado en la ciudad en los últimos años

Hace varios años que no hay proyecto en Sevilla que no incluya la creación de un coworking, un espacio flexible de trabajo que se alquila por horas, días o meses. El modelo ha servido para reciclar antiguas oficinas, justificar rehabilitaciones de edificios públicos con escasa ... salida como las naves de Renfe e incluso añadir valor a grandes desarrollos como los de la Gavidia o Altadis , abocados ambos a transformarse de hoteles para ser económicamente viables. Pero la pandemia ha vaciado estos negocios que contaban con una enorme aceptación de pequeños empresarios, autónomos y profesionales que carecen de despacho propio. Esa caída de la ocupación la recoge el informe anual del portal misoficinas.es, con un acusado descenso de búsquedas y una reducción de rentas. En el mejor de los casos se ha perdido el 50% de los inquilinos y en el peor se ha llega hasta el 80% por el miedo al contagio, la extensión del teletrabajo y las limitaciones de aforo.
El censo de oficinas flexibles en Sevilla, que son tanto centros de negocios como despachos de alquiler por días u horas y coworkings, alcanza los 42, con una superficie media de unos 500 metros cuadrados cada uno , según los datos del estudio de Coworking Spain 2019/2020 . Eso coloca a la capital andaluza en el cuarto puesto del escalafón nacional en número de equipamientos en funcionamiento y entre las cinco con mayor perspectivas de crecimiento. Sin embargo, muchas de esas operaciones que podrían haberse cerrado a lo largo del año pasado siguen paralizadas, como señala a ABC Pedro Zubiría , director de Industrial e Inversión de Inerzia Asesores Inmobiliarios . Él mismo ha gestionado alguna de ellas en el pasado y comenta que « antes de la pandemia había cierto movimiento con este tipo de negocios, llegando de forma periódica encargos para buscar locales u oficinas que puedan albergar estos espacios flexibles». Pero desde el pasado marzo todo quedó parado.
«Lo que ocurra este año será decisivo para el futuro de estas inversiones», dice. Por el momento los propietarios de coworkings y centros de negocios « han llegado a acuerdos con sus caseros para reducir la superficie o la renta sin que haya traspasos ni cierres definitivos en este mercado».
Esta misma impresión la comparte Álvaro Rojas , gerente de la consultora Realtis , que ha mediado en la contratación de espacios para crear coworkings y centros de negocios antes de la crisis sanitaria. « Eran operaciones rápidas y muy habituales, un local de cincuenta o sesenta metros puede ser un coworking , pero ahora nadie busca eso para invertir», señala. Este profesional aplica la lógica: «con la extensión del teletrabajo y el miedo al contagio es lógico que haya caído la ocupación y aunque no son sitios caros, es un gasto que las pequeñas empresas y los autónomos prefieren ahorrarse». Sin embargo, no duda de que cuando la emergencia sanitaria esté superada irán recuperando inquilinos .

En eso confía Alberto Pérez Sola , fundador de WorkIncompany , el primer coworking que abrió en Sevilla y que actualmente dispone de un espacio de 300 metros cuadrados en un edificio de la calle Rioja. Allí aloja de forma permanente a 35 profesionales, además de disponer de varias salas de reuniones y despachos . «Cuando se ordenó el confinamiento decidimos cerrar y no volvimos a abrir con todos los servicios disponibles hasta julio. Para entonces el número de clientes había caído a la mitad y en este tiempo hemos tenido entradas y salidas», asegura.
Por su negocio han pasado ya 800 emprendedores en estos diez años, pero la pandemia será un punto de inflexión , comenta. «El modelo nunca ha sido estático y tiene que evolucionar, de hecho creo que los espacios que no cambien no van a sobrevivir a esta crisis», dice convencido. Tras el momento crítico durante el primer estado de alarma, la situación se ha ido normalizando. «Hemos terminado el año con un 50% de la ocupación y de la facturación, que tampoco está mal para lo que esperábamos», admite Pérez Sola. Sin embargo, la cartera de servicios ha crecido con productos de oficina virtual, esto es el uso del equipamiento como domicilio fiscal con derecho a recibir cartas y paquetes en el mismo y a utilizar los espacios sin necesidad de tener allí un puesto fijo. «Es una opción más económica que tiene ahora mucho interés, especialmente de empresas de fuera de la ciudad que quieren entrar en el mercado sevillano, pero no montar una estructura», comenta. Para ello disponen de una plataforma digital mediante la que se pueden realizar todos los trámites.
Sobre la oferta de espacios flexibles de administraciones públicas que sólo ofrecen despacho, teléfono y conexión a internet destaca que «han de ir adaptándose a las necesidades, pues de lo contrario están abocados al fracaso».
Otro de los coworking que también ha sufrido el desgaste de la crisis sanitaria es Espacio Res , que pertenece a Insur. Su gestor es Carlos Lora , que ha mantenido desde el inicio un modelo híbrido. Comenta que hay una parte de incubadora de empresas tecnológicas, que se ha resentido menos, y la de alojamiento de profesionales, que dispone de ocho puestos que ahora están vacíos. Su experiencia le dice que «lo que va a determinar la supervivencia de los centros a lo largo de este año será la especialización y la capacidad para crear un ecosistema o una comunidad». De la misma forma, se muestra convencido de que «los que logren resistir van a recuperar inquilinos, porque este modelo flexible ofrece una solución a muchos profesionales».
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