Reloj de arena
Lola Montero: una bruja en el planeta rojo
Pese a su imagen aleonada y gruñona, los que la trataron con cercanía hablan de una mujer afable, cariñosa y con cierta fantasía
![La bruja Lola alcanzó su máxima popularidad cuando la reclutó Javier Sardá para Telecinco](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2021/10/23/s/imagen-bruja-lola-kMxC--1248x698@abc.jpg)
Sin escobas ni a lomos de un macho cabrío, esta mujer, que dejó dicho en Tomares que alguna vez en su agraciada juventud fue miss, llegó a Marte como la bruja Lola para convertirse en una de las reinas mediáticas de aquella corte marciana ... que Javier Sardá ponía en función todas las noches en la tele. Antes le reconoció a su verdadero descubridor, Emilio Nieto , propietario de Canal 47 de ámbito local, que de pequeña, Lola, nuestra bruja marciana, en ocasiones veía cosas. Cosas que nada más que ella podía ver o aseguraba que veía. Cosas fuera de las dimensiones habituales de nuestra normalidad. Cosas que iban a pasar o que ya estaban pasando y nadie se daba cuenta. Una vez, en un estudio de Antena 3 donde se emitía ‘El castillo de las mentes prodigiosas’ , se cayó el techo y ella, la bruja Lola, mantuvo que lo había predicho. Es posible. O no. El caso es que Emilio Nieto, le vio el filón mediático que tenía aquella mujer echando cartas a las almas desconcertadas que llamaban a la tele. En el control de Canal 47 entraban llamadas de gente preocupadas por la salud, por el dinero, por el amor, por el trabajo. Lola echaba las cartas y comentaba: lo que le pasa a tu padre es que está chungo de la prótata. O esto otro: «Tu marío está al compló der médico». O esta que fue memorable: «Llamo para saber cómo está mi padre de salud», le preguntó una chica. Lola le contestó: «Tu padre está pachucho». A lo que la comunicante le respondió como un respingo: «¡¡Lleva cuatro años muerto, so bruja!!». Y le colgó. Lola, que no destacaba por una sólida formación pero que de reflejos andaba tan bien como el arquero del pebetero de Barcelona 92, le dijo muy seria a la cámara: «Sabía que me estabas mintiendo y te voy a poner dos velas negras que te vas a acordar de Lola Montero toda tu vida». Un expresidente de un club de fútbol sevillano, colapsado por sus tribulaciones, fue a consultarla. Lola tenía un cuadro de gran formato con una imagen del Gran Poder. Al verlo, impactado, aseguran que dijo: «Tú eres el que me has traído hasta aquí». Y se persignó.
También debió santiguarse Eva González , modelo, actriz y presentadora de televisión, a la que le regaló una vela negra en directo que en realidad era un consolador. Quien la buscaba la encontraba. Y ella no se reprimía sus instintos más primarios. Un guasa, también en llamada a Canal 47, le hizo repetir una terminación en cinco, que inmediatamente tuvo rima de por allí te la jinco que hizo exclamar a Lola: «¡¡Basura, basura. Eso es lo que eres, basura!!». En Sevilla, y hasta donde llegaba el ámbito de influencia de la tele de Emilio Nieto, que distribuía la magia de la bruja y la carne del deseo voraz, la fama de Lola Montero fue creciendo de tal forma que su eco llegó a la corte marciana de Javier Sardá. En aquel planeta televisivo, tan potente o más que el Vulcano del señor Spock, la autoridad máxima en la producción era Eva Tovar . Previamente fue una de las senderistas de la producción que subió muchas veces a la enloquecida colina de Quintero y a otros de sus programas. En Barcelona mandaba tela en el revolucionario planeta de Sardá. Su hermana le envió, con ruego de echarle un vistazo, una cinta en VHS de un programa de la bruja Lola. Sardá no se lo creía. Era como tener en sus manos el Cullinan, el mayor diamante del mundo, una joya sudafricana de 3.100 kilates. Solo había que pulirlo… si se dejaba. Carlos Latre , el hombre de las mil voces y rostros, se encargó de imitarla, de replicarla con sus dotes mímicas. Llegaron muchos vídeos y el personaje de Latre se ajustaba cada vez más a la cara más divertida e irónica de la parodia. Hasta que Lola Montero, desde la mesa camilla de su tele local y provinciana, les mandó un recado a los marcianos que les obligó a pedirles disculpas.
En aquel planeta de marianos, galindos, apeles, dinios, fuentes y boris desosos de enseñar el culo todas las noches, teníamos a otro andaluz repartiendo juego: Fernando Ramos , que había sido, previamente, guionista de Carlos Herrera en Canal Sur televisión. Fernando era, por entonces, muy joven, muy empático y con labia para ganar el mundial de vendedores de biblias. A él le toco bajar del planeta Marte hasta los sótanos del Salvador para entregarle un barroquísimo ramo de flores a la bruja del momento y expresarles disculpas en nombre del señorito. La esperaron en la puerta de la tele y allí mismo hicieron un reportaje del perdón. Entre el perdón y la llegada al mundo de los marcianos apenas hubo tiempo. En Barcelona le esperaba una fama de difícil digestión, unas dimensiones más paranormales de las que ella solía manejar y una presa más a devorar por la insaciable boca del éxito y el rayo vivificador de la televisión. Escribió un libro, pese a su escasa habilidad para la escritura, hasta el punto de que se hizo un tampón con su nombre para firmarlo y firmar los miles y miles de autógrafos que le pedían. Participó también en una película, ‘FBI’, y cuando los marcianos se marcharon a otro planeta, nuestra bruja puso los pies en la tierra y el silencio y el olvido la acogieron en su palacio de oscuridades y telarañas. La muerte de su esposo la sumergió en una profunda depresión de años . Y hace dos, aproximadamente, fichó por la eternidad, esa dimensión que lo mismo se parece a lo que ella decía que veía de pequeña. Nos quedamos sin la bruja más universal de España, aquella que salía de la caseta de feria de su descubridor, Emilio Nieto, y la gente no le dejaba dar un paso sin pedirle una vela negra, un autógrafo o un reclamo para Lipasam al grito inconfundible de: «¡¡Basura!!»...
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