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San José admite a ocho niños que habían quedado fuera

El colegio San José (Padres Blancos) ha admitido a ocho de los trece niños que se quedaron sin plaza en primero de Primaria el pasado jueves, tras la resolución de la Delegación de Educación a las alegaciones sobre el proceso de escolarización. Los padres de estos niños se dirigieron ayer al colegio con ellos y sus abogados «como el primer día de clase que era, ya que los pequeños están matriculados aquí».

La resolución de la Delegación indicó el pasado jueves que trece de los niños admitidos habían falseado datos de domicilio en sus solicitudes de escolarización, por lo que éstos no fueron tenidos en cuenta en la rebaremación y no obtuvieron los seis puntos de domicilio. Sin embargo, algunos de los padres aseguran que «se nos han quitado los puntos injustamente y el proceso llevado a cabo por la Delegación han sido una chapuza». Según los afectados, la resolución es muy ambigua y no se ha notificado formalmente a los interesados «que somos nosotros». Así, se enteraron de que sus hijos se habían quedado fuera del centro por otros padres en la tarde del viernes, por lo que «teníamos los libros comprados, no podíamos hacer nada y no sabíamos a quién acudir».

RESOLUCIÓN «DESASTRE»

Para los padres, la resolución de la Delegación es «un desastre legalmente hablando». Aseguran que tiene bastantes lagunas y han decidido presentar un recurso contencioso-administrativo contra esta resolución. Para ello, «nos hemos puesto en contacto con abogados y estamos decididos a ir hasta el final para defender los derechos de nuestros hijos». Su objetivo es conseguir la suspensión cautelar de la decisión de la Delegación de Educación mientras dure el proceso legal. De este modo, los niños estarían escolarizados en el colegio hasta que haya una sentencia firme.

Como primer paso, decidieron llevar ayer a sus hijos al colegio San José igual que si nada hubiera pasado, pero acompañados por los abogados. Ante las explicaciones de los padres, el colegio ha decidido que «no van a echar» a los niños, sino que comiencen a dar clase normalmente, con la condición de que la decisión judicial de suspensión cautelar le sea entregada antes del viernes, algo en que los padres se muestran «esperanzados». De esta manera, se evita que los niños tengan que ir a un colegio la primera semana para después dar clase en otro distinto.

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