La Guardia Civil prepara la última subasta de armas de la historia

La última oportunidad de pujar por un armaSilvia TubioLa Intervención de Armas como unidad de la Guardia Civil cumple 35 años. En 1986 se constituyó como especialidad dentro de un Cuerpo Benemérito que tiene la competencia en exclusiva de esta materia en todo el país. A nivel nacional lleva el control de un millón y medio de licencias de armas; entorno a 60.000 en Sevilla. La efemeride va a coincidir en la capital hispalense con un episodio que pasará a la historia como es la celebración de la última subasta de armas. La primera se organizó en 1996, así consta en los archivos de la unidad con sede en el acuartelamiento de Montequinto.Se prevé que esta cita, que congrega sobre todo a cazadores y coleccionistas, se celebre a finales de año o principios del que viene. El fin de las subastas de armas obedece al nuevo reglamento que regula la tenencia, adquisición, control y compra-venta de armamento en nuestro país. La nueva norma entró en vigor en noviembre del año pasado, pero no afecta a aquellas piezas que ya estaban en custodia en los depósitos de la Guardia Civil antes de que se aprobara y que tendrán una última oportunidad de acabar en manos de un particular a finales de año, en una subasta que se espera que genere más expectación que las anteriores. GALERÍAVea la galería completa (27 imágenes)El jefe de la Intervención de Armas de la Comandancia de Sevilla, el teniente Francisco Javier Reyes, reconoce que en las últimas citas se había perdido cierto atractivo, principalmente por el precio tan elevado que ponían los últimos dueños. «Antes, ese valor lo fijaba un tasador en función de las características del arma y su conservación, pero después esa decisión la ha tomado el dueño. ¿Qué ha venido ocurriendo? Que había personas que creían que si el arma no la compraba nadie, acabaría de nuevo en sus manos. Ponían un precio excesivo para que nadie pujara. Después se llevaban la sorpresa. Si esa pieza no recibía ofertas, pasaba a destrucción y al final se quedaba sin arma ni dinero», señala el teniente Francisco Javier Reyes. Sólo aquellos lotes que habían recibido una oferta en la subasta pero no se había completado la venta, podían salir de nuevo a subasta.J. M. Serrano«Se estaba perdiendo el interés en las últimas subastas principalmente por el elevado precio que ponían algunos particulares a sus armas»Francisco Javier Reyes, Jefe de la Intervención de Armas de SevillaEl nuevo reglamento establece ahora que todas las armas que se entreguen en depósito, por ejemplo porque la persona ha perdido la licencia, se guardan durante un año y transcurrido ese plazo, se procede a la destrucción. No caben segundas oportunidades en las subastas. La Asociación Nacional de Armas, en un artículo publicado en la revista Club de Caza semostraba muy crítica con la supresión de estas subastas y con la reforma en general de la ley: «Lo más grave es la repercusión que eso (el fin de la subasta) tendrá sobre numerosas piezas históricas, que forman parte de nuestra herencia cultural como nación. Muchas armas valiosas de coleccionistas salían a la luz gracias a la subasta, ahora estas desaparecerán en silencio en un auténtico genocidio cultural. Es fácil de entender que muchas viudas o familiares de coleccionistas, desconocerán la importancia y valor de esas armas, entregándolas para destrucción y renunciando a obtener un rédito económico legítimo. Estarán un año depositadas en la intervención y se destruirán».En la última subasta celebrada en Sevilla el año pasado, salieron a la venta 1.399 lotes de los que se adjudicaron sólo 185. El jefe de la Intervención reconoce que la situación sanitaria fue determinante para que muchas personas se echaran para atrás. A pesar de que se adaptaron medidas de seguridad como la asistencia vía cita previa y el aforo limitado en el salón donde se exponían las piezas, decayó considerablemente las visitas ante el temor a un contagio. En Madrid, por ejemplo, tuvieron que suspender la subasta que estaba prevista en septiembre por el coronavirus.J. M. SerranoPor eso se espera que en esta última cita se presenten más ofertas y haya un mayor interés. Se prevé que salgan a la venta unas 2.000 piezas, la mayoría de ellas armas largas de caza. El sistema de pujas no tiene nada que ver con la mecánica de la subasta a mano alzada, muy frecuente en el mercado artístico. Para hacerse con un lote hay que formalizar el pago de un depósito que corresponde al 25% del precio mínimo que le ha puesto el propietario y tras hacer la reserva, el comprador presenta su puja en sobre cerrado. La Guardia Civil custodia tanto las armas que forman parte de expedientes administrativos, por ejemplo por la cancelación de una licencia o el fallecimiento de su titular; como las que proceden de intervenciones judiciales. Estas últimas sólo pueden destruirse cuando un juez lo ordena. El año pasado se puso fin a un problema que arrastraba hacía décadas la unidad, como era la acumulación de piezas de las que no acababan de desprenderse. «Muchas procedían de expedientes judiciales que se traspapelan y se perdía la referencia». Un acuerdo entre el jefe de la Comandancia y el presidente de la Audiencia desbloqueó la situación. En 2020 se procedió a eliminar todas las armas que llevaban desde 2010 ocupando espacio y suponiendo una carga extra para la Guardia Civil. Dicho protocolo establece que se proceda a eliminar todas las armas que están a disposición judicial cuando cumplan dos años en el depósito. Esto ha permitido reducir considerablemente el armamento almacenado. En los últimos ocho años, las distintas intervenciones del país han tramitado la destrucción de medio millón de armas.

La Guardia Civil prepara la última subasta de armas de la historia

El nuevo reglamento elimina esta fórmula de adquisición de piezas que lleva haciéndose en Sevilla desde 1996

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