Reloj de arena
Carmen de Giles: Puerta abierta
Fue jipi, punk y new wave. Pero, sobre todo, esta chica que siempre tuvo voz de Barry White recién levantado, fue ella misma. Cosa que no es nada fácil
![SUS PODERES. Más de veinte premios conseguidos por sus diseños y una exposición monumental en 2014 en el Casino de la Exposición para celebrar sus treinta años de carrera, hablan por sí mismo de lo conseguido por Carmen de Giles. La exposición la visitaron cuarenta y seis mil personas y del catálogo de la misma se hicieron varias reediciones.](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2021/09/18/s/carmen-de-giles-k0LH--1248x698@abc.jpg)
Ser Carmen de Giles en una ciudad como la Sevilla de los ochenta levantaba sospechas. De fuera llegaban tendencias nuevas, estilos sorprendentes y dialectos exclusivos. Los modernos en los ochenta se agrupaban en tribus según las estéticas de su ideario. Podías llevar la cresta ... de Peter Punk si le hacías caso a Sid Vicius ; o vestirte como Tino Casal si eras un discípulo del glamour; o creerte un modelo de Javier de Juan en lo alto de la vespa si eras un chaval de gimnasio y aspiraciones profesionales en la alta administración juntera. La Carmen de Giles que yo recuerdo estaba, en su estética, más cerca de Alaska que de Nina Hagen y frecuentaba el callejero de la movida. Verlos reunidos tan faltos de años y tan sobrados de ganas, con aquellas vestimentas que parecían inspiradas en un cómic de Max , era toda una declaración de principios con los finales tan largos que, a veces, la aventura era tan extrema que, al día siguiente, no te podías levantar, como cantaban los chicos de Mecano . Era fija del Sonnos , donde pinchaba discos uno de los mejores de la época, Pepe Rivas , sin que faltara casi nunca al Placentines , ni al Bestiario ni al Área 2 ...
Pero Carmen vino al mundo no para ser farmacéutica ni sicóloga, que eran las disciplinas que escogió para estudiar. Lo suyo era convertirse en una de las figurinistas y diseñadoras de ropa y complementos más galardonadas de Andalucía. En 1982 fundó, empujado por Pepe Giles , con los hermanos Martín el Creativo Fridor , deconstrucción castiza de puerta abierta en inglés, abriendo tienda de discos, ropas y objetos de regalo en el pasaje de los Azahares. De allí se fueron a la efervescencia del Patio de San Laureano, donde pusieron el taller frente por frente a la nave que tenía Ricardo Pachón , por lo que hubo momentos que los artistas que se acogían al derecho de asilo de los Fridor en San Laureano, coincidían con los Pata Negra, Smash, los Veneno y músicos sin domesticar del extrarradio. Algunos le vieron a la nave Fridor en San Laureano un brochazo castizo de la Factoría de Andy Warhol . Allí, como una hospedería de artistas en vías de desarrollo, se juntaban Rafael Agredano, Evaristo Romero, Curro Cassillas, Fau Nadal y, que suenen los clarines y redoblen los tambores, Pepa Rubio , la musa, la guapa, la estarles del grupo. Pepa era escultora y ceramista y tenía unas medidas para mandar por tabaco al sistema métrico decimal.
Carmen de Giles y Fridor dieron lo mejor de sí en trabajos para el teatro, para el flamenco, para el espectáculo y hasta para el carnaval de Cádiz. Lograron encaramarse en la cúspide de la pirámide del estilismo local hasta el punto de que, antes de 1992, una revista alemana de turismo, Holyday, reporteó lo que consideraban señas de identidad de la ciudad. Y las encontraron en María Eugenia de Alba , un tazón de gazpacho, un nazareno y los Fridor. La puerta estaba tan abierta que Alfonso Zurro, Salvador Távora y Ricardo Iniesta se entregaron a su estilo libertario, sin ataduras ni genuflexiones. Carmen recuerda al gran dramaturgo del Cerro del Águila con verdadera devoción. Alguna vez dijo que era el García Márquez del teatro y en treinta años que trabajó con él vistió, entre otros, montajes como el de Don Juan en los ruedos, Carmen, Picasso andaluz, Piel de toro, Crónica de una muerte anunciada… Carmen siempre se preguntó la razón por las que Távora utilizaba metáforas visuales vinculadas al maquinismo industrial como elementos de su escenografía. Y Salvador se lo explicó: si te das cuentas, verás, la cantidad de viejos que hay siempre mirando las hormigoneras de una obra… Fue el cliente más osado y arriesgado que jamás tuvo Fridor. Desde la voz canónica de Carmen de Giles da gusto escuchar que España, lejos de aquí, son tres nombres: Dalí, Picasso y Távora …
Joan Font , director de Los Comediantes, montó para la Expo una maravillosa cabalgata vespertina que representaba los doce meses del año. Cuando comenzó a buscar profesionales que supieran sacarla de los planos para hacerlas realidad, le hablaron de los Fridor. Estos se encargaron de todo el vestuario, así como de la realización, mantenimiento, peluquería y maquillaje de aquel desfile de la victoria escenográfica que separaba la mañana de la noche universal de la Cartuja. Font no los conocía. Quería a los mejores. Y le dieron tres nombres y estas señas: le hacen las peinetas a la Martirio y suya fue la presentación de los hombres palmeras amigos de Curro. Con Martirio tiene una anécdota memorable. Un sobrino le dijo que había visto en la tele a una señora que decía las cosas de su madre y que se vestía como ella. Coincidieron en un reportaje de una revista madrileña de la movida. Martirio ya lucía su famosa imagen de gafas de Palm beach, arregladita pero informal. Pero no tenía ropa apropiada para la sesión de fotografía. Los Fridor le llenaron la casa de vestidos y ahí empezó una larga y exitosa colaboración. Maribel Quiñones se lo agradeció con un cocido onubense, con la pringá adosada. La que fue jipi, punk y new wave llegó a lo más alto de su carrera siendo ella misma. Hoy sigue trabajando con su hija, Marta Flores de Giles , en no se qué encargo desde Miami, donde los Sid Vicius se hubieran pasado a la guaracha de Celia Cruz por la puerta abierta de los Fridor …
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